Cuándo pensaba que Sana y yo estábamos avanzando, pasa ésto. Ahora ambas nos evitamos.
En el fondo presentía que ésto sería así: incómodo y confuso. Lo que no esperaba era que Sana me evitase también. Digo, ¿por qué lo haría? Ella juega con todos, desgraciadamente no soy la excepción. Pero han pasado cinco días desde el... beso, y cada vez que cruzamos miradas Sana no es capaz de mantener el contacto visual por más de un segundo cuándo se voltea o se va rápidamente del lugar. Desde una perspectiva positiva, ya la semana casi termina y eso significa que el estúpido asunto sobre ser su asistente acabará y finalmente seré libre...
Tampoco entiendo cómo éste hecho me entristece.
Hoy era jueves, y entre los exámenes y Satanás ya mi mente se sentía a punto de explotar. Decidí retirarme de la cafetería durante la hora del almuerzo, podía ver en el rostro de los chicos que estaban preocupados por mi silencio y por más de que me preguntasen que me pasaba no quería contarles, ellos tenían sus propios problemas. Mi dolor de cabeza sólo parecía incrementar y mis ganas de hablar simplemente eran inexistentes. Fuí hacia el baño y quitandome los lentes de sol, rapidamente me lavé el rostro, tal vez así me refrescaría un poco. Fijé mi atención por un momento en el espejo frente a mi, sinceramente me veía horrible. Mis ojeras eran bastante obvias y el hecho de que no me he puesto ni una pizca de maquillaje me hacía ver un poco enferma. Suspiré fastidiada y me coloqué los lentes de sol, dispuesta a salir hacia las gradas y fumar un poco, de no ser por haber escuchado cierta risa conocida afuera del baño. Me paralicé por un segundo antes de entrar rápidamente en el cubículo a mi izquierda justo cuándo la puerta del tocador se abrió, entrando dos chicas riéndose. Por la rejilla del cubículo pude confirmar de quiénes se trataba.
Sana y Eunha.
Ver a la japonesa aferrarse a la más pequeña mientras ambas se besaban era algo que jamás pensé me heriría tanto, pero aquí estoy, presenciando todo con el corazón pesado y un nudo en la garganta. Quería salir de allí lo más rápido posible pero se verá sumamente horrible que salga y parezca que las estaba espiando.
Vi cómo Eunha empezó a balbucear algo, pero los labios de la japonesa no la permitían modular correctamente.
- Hmm, ¿Qué dices, amor? - dijo Sana, dirigiéndo su atención al cuello de las más baja. La última palabra hizo que una opresión aún mayor se instalase en mi pecho, si es que era posible.
- Digo que... - la coreana comenzó para luego interrumpirse a ella misma con un gemido. Dios, mátame. - Me sorprende que me estés prestando atención. Todos en el Instituto las han visto acarameladas, ya pensé que te habían atado.
- ¿De qué mierda hablas, Eunha? - replicó la mayor con un tono fastidiado, separándose de la chica.
- De tí y Chou Tzuyu, - respondió la coreana con también molestia en su tono, alejándose un poco y cruzando sus brazos sobre su pecho - Ya ni siquiera me escribes, las chicas me dijeron que a ellas tampoco les hablas más. La última vez que casi estuvimos juntas estabas toda distraída y me dejaste a la mitad de todo el asunto porque "no se sentía bien". - escuché a la chica fúrica, diciendo las últimas palabras con todo burlón - ¿Es eso lo que te pasa, Minatozaki? ¿Te enamoraste de ella?
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satan is a woman ↟ satzu
FanfictionHabían 3 cosas que tzuyu detestaba en específico: * Adolescentes bipolares * Drama innecesario * Personas manipuladoras (vamos, ¡déjenle ese trabajo a ella!) Nunca pensó que este conjunto vendría en forma de chica; una hermosa y malvada chica, cabe...