Capítulo 1. Te encontré de casualidad

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-¡Hijo! ¿Dónde vas?

Pero él ya se había ido. Debía reconocer que cuando estaba estudiando fuera, echaba de menos a sus padres y a su hermano, pero también se había acostumbrado a la libertad, a no dar explicaciones, a no tener tantas restricciones... Porque viviendo en una residencia de estudiantes, restricciones había, y no eran pocas.

Estaba molesto, se veían solo unos días cada ciertos meses y cuando estaba con ellos solamente le caían broncas y frases como... "¿Has hecho la cama", "No estarás pensando en volver a las seis de la mañana, ¿no?" o "¿Quieres levantarte ya que son las 11 de la mañana?".

Entendía que los padres eran padres, y que su hermano mayor a veces le comprendiera a él y otras veces se pusiera del lado de los más adultos, pero al final las regañinas caían sobre él. ¿A quién le importaba si no madrugaba en vacaciones? Para eso estaban, para descansar, y lo peor de estar en un hotel eran los horarios. Había salido de una cárcel para entrar en otra, y aún no comprendía por qué sus padres habían escogido ir de viaje a escasos 40 km de su casa, a un pueblo alejado del mundo. Había playa, sí, pero en su casa también tenía vistas al mar si se asomaba mucho por la ventana con el zoom del móvil al máximo.

Estaba caminando por aquellas callejuelas de piedra, eran antiguas, ni si quiera estaban asfaltadas, algunas incluso eran de arena. ¿Quién querría vivir ahí? Se preguntaba golpeando una piedra una y otra vez mientras avanzaba.

Llevaba unos minutos andando cuando se fijó en un escaparate. Tras observarlo por unos segundos acabó entrando en la tienda. No era como las demás, no vendían vasijas y jarrones como todas las demás. Esa tienda, aunque sí, vendía esa clase de artículos, también tenía miles de objetos antiguos como instrumentos musicales, navajas, cofres, lámparas, joyas...

-¿Le puedo ayudar en algo, jovencito? –preguntó un anciano, debía ser el dueño de la tienda.

-No, gracias, solo estoy mirando.

-Si necesita algo acuda a mí –saltó una mujer más joven, de unos 40 años, que había salido de la trastienda al escuchar al hombre viejo.

Él pelinegro asintió con una suave sonrisa amable, la sonrisa de niño bueno con la que siempre quedaba bien. Tras fijarse curiosamente en varios artículos de la tienda, vio una espada de madera, un mokkom, bastante usado y con inscripciones en letras chinas, el idioma que se usaba antiguamente en Corea.

-¿Te gusta? Es una espada original del reino de Shilla, fue encontrada en Corea del Norte antes de la guerra de las dos Coreas y mi padre, soldado en aquel entonces, la encontró junto a otros tesoros y la trajo hasta casa... A pesar de que lleva en venta unos años, nadie la ha comprado –comentó el anciano al ver la curiosidad con la que el joven miraba la espada.

-¿En serio? ¿Tan antigua?

-Por supuesto... ¿Escuchaste algo sobre los Hwarang? Los soldados del pueblo...

-Claro, vi el dorama en la tele y estudie sobre ellos en la escuela.

-¿El dorama? –preguntó el señor algo desconcertado.

-Sí... "Hwarang, the beginning". Salen un montón de celebridades, Hyungsik, SeoJoon, Minho de Shinee... ¿No...?

-¡Olvida los doramas! La espada fue de un verdadero Hwarang, una espada de sus entrenamientos puesto que ellos no luchaban entre ellos con espadas de verdad... ¡Un Hwarang se entrenaba con esta misma espada que tienes delante! –dijo el anciano con toda la emoción y devoción bajo la atenta mirada de la mujer y del joven. Pero ellos no eran los únicos allí, había entrado otro chico, muy guapo, con el pelo castaño, y no parecía interesarle en absoluto la historia.

All of me [YoonKook /Markson/ Bbam/ Hopemin]Where stories live. Discover now