Capítulo 36

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Volvemos a la cabaña pero ella debe irse por un momento. En ese rato que ella está ausente corto leña y prendo la chimenea, alimento a bobit, ordenó la cama y barro los pisos.

Ella llega luego de una hora y media con unas cosas del super, veo harina, tomate, queso, pimiento, cebollas, una lata de anchoas y cervezas.

Veo el reloj y son casi las 8 de la noche. Entonces Jazmin se pone a amasar la harina hasta que se forma una masa suave y sin grumos, En cambio yo me pongo a cortar tomates, cebollas y a preparar una salsa deliciosa.

Ella aplana la maza y la hace enormes cuadrados planos y los mete al horno. Cuando veo que la salsa esta lista las vierto sobre las masas a medio cocinar y las rebanadas de queso cremoso se derrite sobre los trozos de jamón cocido.

Son las 10 de la noche cuando el aroma a pizza inunda nuestras fosas nasales y endulsa el ambiente del cuarto con la dulce salsa y el queso derretido, abrimos botellas de cervezas y brindamos por el alegre dia que tuvimos.

Comemos y bobit se hecha a dormir en el mismo lugar de siempre, pasamos la velada bajo la luz de los focos y la tenues luz de la luna.

Luego de limpia todo lavo los platos y la veo entrar con una bolsa al cuarto, de seguro es la camisa que me robó la noche que quedó a dormir, río mientras siento la espuma del detergente y el agua helada caer sobre mis manos, frego los platos y los enjuago.

Me seco con una pequeña toaya de color azul que siempre suelo colgarme sobre los hombros cuando lavo los platos, apoyo mi brazo sobre la mesada dejando caer mi peso sobre el y me terminó una cerveza, dejó la botella de cristal sobre la mesada y me encaminó al cuato.

Y ahí la veo a ella a poca luz, con mi camisa blanca, la ropa interior de abajo y nada más que eso, humectandose algo de crema en sus blancas y delicadas piernas

-¿Estas cómoda?- Pregunto mientras me saco la ropa que tengo puesta, ella asiente con una leve sonrisa.

Me siento a su lado y me descalzo, ella deja la botella de plástico al costado de la cama y se sienta de rodillas detrás mío y me abraza, acaricia mi pecho y deja pequeños y románticos besos sobre mi cuello.

Nos acostamos luego de apagar toda las luces, las sábanas nos cubren y su piel huele a coco por la crema que uso para umectarse la piel, es suave y tierna, la beso y no paro de hacerlo, luego le hago el amor y nos dormimos profundamente.

(...)

Abro los ojos al escuchar unas gotas chocar contra el suelo o una superficie de metal o algo parecido, gotas que caen como cuando el grifo no se cierra del todo, vuelvo a cerrar lo ojos, ya que mi vista es inútil en esta oscuridad tan fuerte, sólo veo la luna atravez de la ventana pero a mi alrededor no distingo nada.

Cierro los ojos y me dejó llevar por la inconsciencia.

-Maldita sea- Murmuró al escuchar esas horas caer una y otra vez.

Pienso en si cerré de manera correcta el grifo, pero las horas caen, y caen, cierro los ojos de nuevo tratando de volver a dormirme pero ya no puedo pensar en nada mas, solo en esas gotas cayendo una y otra vez, una y otra vez.

Suspiro con gran enfado.

Corro las sábanas destapando mi cuerpo y me levanto lentamente para no despertar a Jazmín.

Siento el frio de la madera bajo mis pies, salgo del cuarto y veo unos ojos brillosos verme en la oscuridad.

-Bobit, duerme!- Le ordenó y el vuelve a recostar su cabeza.

Oigo las gotas caer una y otra vez y cada vez con más velocidad, camino en la oscuridad de manera lenta para no tropezar con nada.

-Maldita sea- Gruño  por el enfado que esto me provoca. Siempre he tenido el sueño ligero y el mas minusculo sonido me despuerta, y si no fuera tan neurotico dormiria tranquilo. Bufo.

La venganza de Alex [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora