Abrí mis ojos lentamente. La luz de la luna me cegaba, por lo que debía abrirlos con cuidado. Cuando ya tenía la visión como antes, me levanté del suelo y miré a mi alrededor.
Era de noche. Estaba en un bosque, que ya de por sí era muy tenebroso. No lo pude reconocer, a pesar de mi gran hablididad para ubicarme en el espacio. Aparentemente había un agujero sobre mi, que me dejaba ver la luna y el cielo oscuro donde se encontraba. Mi aspecto no era el mejor, claro. Al mirarme otra vez, comprobé que tenía los pantalones rasgados y miz zapatillas sucias con barro. Perfecto, no sabía cómo había pasado.
Mientras me iba acostumbrando al ambiente en el que estaba, observé ramas rotas en el suelo. El dolor de espalda me mataba; tuve que estirar un poco para calmarlo. Quizá el claro no era natural; lo había formado yo al caerme sobre los árboles. Era mi única fuente de luz.
No había nadie cerca mío. Estaba casi sola. Solamente me acompañaba el viento que suavemente tocaba mis mejillas y el cielo estrellado de la noche. Nada más. O eso pensaba.La tierra no se iba a mover, por lo que debía moverme yo.
Observé hacia mi costado. A lo lejos, vi a una chica que también se levantaba, iluminada por la luna. Lucía totalmente confundida; me imaginé si yo también lucía así. Miré hacia el otro; había otra figura ya levantada, un chico, que nos miraba desconcertados. Cuando los tres pudimos observarnos detenidamente a pesar de la distancia, señalé hacia adelante, para que entiendan que nos teníamos que reunir en el otro claro que había en frente nuestro.
Corrimos hasta allí. Cuando llegamos, todos al mismo tiempo, no sabíamos qué decir. La chica, no más de mi edad, pelo morocho ondulado perfectamente, se puso a abrazarnos, por alguna extraña razón. Supuse que estaba aterrada. No la podía culpar.La otra persona, la segunda que había visto, era el chico. Era muy atractivo. Su pelo era rojizo, de un tono muy peculiar. Me miró con sus ojos castaños, tratando de decifrar mi expresión, cuando observamos algo viniendo a nosotros.
El manto negro que me había atrapado cuando salté del edificio nos estaba por atrapar.- ¡Hacia allí! - Señalé, y comenzamos a correr. Pero el manto fue más rápido. Nos atrapó.
"Las decisiones las tomamos nosotros."
Fue lo único que escuché antes de ver todo negro y perder el conocimiento.
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Miré la habitación que me rodeaba. Cuatro paredes. Vacía. Todo del mismo color. Cuando miré hacia arriba, observé que había muebles dados vuelta, como si... Como si estuviese parada en el techo. Me mareé, por supuesto. Quizá sólo los muebles estaban pegados. Pero al levantar mi mano y correr la silla, comprobé que no era así.
Lo único que pude hacer fue sentarme ahí, en el suelo, abrazando mis piernas, esperando un milagro que jamás ocurriría.
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Sobreviviendo.
ParanormalUn descubrimiento. Una carta. Un reality que se vuelve una pesadilla. 3 lugares. 3 personas. Un fraude. Una investigación. Marianela se encuentra en graves problemas al encontrarse con un grupo de gente que tratará de hacer su vida imposible. Deberá...