Pocky Day || One-shot || Mystic Messenger || Saeran Choi x reader

Capítulo único

AVISO: La historia se centra en la ruta de Ray/Saeran así que es posible que haya spoilers que no deseen ver. Por otra parte, no es un smut pero si es cierto que la situación se inclina hacia uno (sin llegar a haber nada explícito) así que si no te gusta, te invito a que abandones el lugar ❤

Se escuchaban pasos de acá para allá, sin cesar, siempre pasando cerca de la puerta de tu habitación, recordándote inconscientemente que todos podían recorrer esos pasillos excepto tú. Era una tortura, por supuesto, habías pasado una semana prácticamente encerrada en esa habitación de tonos rosas y blancos, pero afortunamente en el quinto día de esta habías conseguido que la "supuesta salvadora" te otorgase la posibilidad de recorrer Magenta entera si eso era lo que deseabas. Lo que no imaginabas era que ese privilegio desapareciese por petición de aquel que había robado tu corazón. Ray... o mejor dicho, Saeran Choi.

Desconocías aquella nueva faceta de él, tanto que apenas podías estar segura de que era el mismo chico inocente, dulce y aterrado que habías conocido desde que recibiste un extraño mensaje al descargar aquella app. Lo único que hacía que no pensases que otra persona estaba suplantando su identidad eran sus cabellos albinos de puntas rosadas y sus preciosos ojos de un suave color verde mentolado. Era el mismo muchacho con personalidad diferente, una radicalmente distinta a la que conocías, e imaginabas el porqué. Aquella supuesta purificación que uno de los seguidores te había mencionado probablemente era el causante de su cambio. Conocías lo que le producía a Ray el elixir que su salvadora le administraba diariamente así que ser purificado debía ser incluso peor. Querías salvarlo, alejarlo de aquel lugar religioso que solo lo estaba destruyendo, pero ahora parecía demasiado tarde...

Aun así mantenías algo de esperanza en tu interior. Debía haber alguna forma, alguna forma de conseguir que Ray, o mejor dicho Saeran, volviese a sus cabales, de que fuese consciente de que te preocupabas por él realmente y no como lo hacía la rubia, de que eras la que sabía como hacer que su vida fuese a mejor y que fuese feliz de verdad.

Unos pasos más decididos te hicieron alejarte de tus pensamientos, pasos que habías comenzado a reconocer en cuestión de días. Saeran, era él, lo sabías, y probablemente vendría solo para recordarte lo inútil que eras y a burlarse de que no eras para nada divertida como él deseaba.

Guardaste tu móvil, aún sabiendo de sobra que espiaba todas y cada una de tus conversaciones con V y los demás, y rezaste para que simplemente se alejase. Pero no, ese no fue el caso.

—Hey, ¿cómo estás hoy, juguete? —su voz juguetona logró ponerte los vellos de punta, para nada similar a cuando su lado dulce te hablaba y mimaba con sus palabras.

Optaste por no responder, sabiendo que: uno, se enfadaría contigo y sus humillaciones serían peores, o dos, pensaría que estabas intentando encararle y que eso te hacía parecer un poco "divertida", suavizando así sus burlas. Al parecer se inclinó por lo segundo pues una risa escapó de sus labios al mismo tiempo que cerraba la puerta tras de sí y se acercaba a ti, causando que por instinto te movieses hacia el cabecero de tu cama, como si aquello consiguiese frenarlo.

—¿Todavía estás asustada? Creía que por fin ibas a hacer algo de provecho y comenzarías a divertirme... —su falso tono de pena solo consiguió avergonzarte y ponerte más nerviosa, pero aún así intentastes no seguirle el juego.

—No lo estoy —contestaste, haciendo que el muchacho de ojos verdosos levantase una ceja e inmediatamente sonriese.

—¿Acaso aún sigues esperando a ese idiota? —su tono de voz se volvió el de alguien molesto e irritado durante unos segundos, como si en el fondo detestase que pensases en Ray y no en "él", pero eso cambio rápidamente, volviendo a burlarse de ti como si no hubiese pasado nada— ¿Es que la princesa va a seguir esperando a que vuelva su supuesto príncipe? Me temo que está tan equivocada si sigue pensando así... es más, esa princesa ni si quiera se merece pensar.