¿Nuevo Hogar?

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Narra (Tn)



Siempre supe que algo estaba mal conmigo, algo me hacía diferente a los demás, pero no sé que es. Tal vez sea mi peculiar cabello gris o el hecho de que puedo ver y hacer cosas que los demás no.

Por eso mismo no tengo amigos, mis padres murieron cuando era una bebé y mi tía Wendy se encarga de mi, aunque ella me odia. La única familia que tengo es Lila, una perra de raza pastor alemán que rescaté hace dos años.

En este momento voy llegando a donde será mi nuevo hogar, nos mudamos a Westchester un barrio tranquilo en Los Ángeles, California.

- En cuánto lleguemos, debes bajar todas las cosas de la cajuela, el camión de la mudanza llegará al medio día.- Habló mi tía mientras conducía.

- Si, ¿A dónde irás tía?- Le pregunté desde el asiento de atrás.

- Debo ir con un amigo para que me ayude a conseguir trabajo.- Terminó nuestra breve conversación.

Después de media hora llegamos a la nueva casa, todo se veía muy tranquilo en las calles, casi no había personas en la calle y las demás casas se mantenían en silencio. Bajamos del auto y Lila salió corriendo por los alrededores del patio de la casa.


- Empieza de una vez (Tn).- Mi tía abrió la cajuela y la puerta de la casa.


Tomé algunas cajas pequeñas y las dejé en la sala, cuando me asome por la puerta mi tía ya se había ido. Decidí ver la casa rápidamente antes de seguir con mi tarea.

La casa es sencilla, de un piso pero bastante grande, la cocina tiene una puerta que lleva al patio trasero, un cuarto de lavado, un baño con tina, dos habitaciones y lo que parece ser un pequeño estudio. Muy linda casa.

Unos ladridos me sorprendieron, corrí a la puerta y me topé con una señora parada en la entrada, lila le estaba ladrando a la mujer.


- ¡Lila! - Los ladridos pararon, fui a donde se encontraba la señora y sujete el collar de Lila. - Lamento sí mi perra la asustó señora.-

- No te preocupes querida, aunque sería bueno que amarraras a tu mascota.- Dijo la rubia y sonrió.- Veo que acaban de mudarse.-

- Si, mi tía y yo acabamos de llegar. Soy (Tn) Briand, mucho gusto.- Le tendí mi mano para saludarla.

- El gusto es mío, soy Constance Langdon, tú vecina.- Señaló la casa del lado derecho. - Cualquier cosa que necesiten tú y tu tía, no duden en pedirlo.-

- Gracias, señora Langdon.-

- Te dejo, para que termines de desempacar. Hasta luego, querida. ¡Oh! Por cierto, lindo tinte de cabello.- Sonrió una última vez y se fue.

Había algo raro en ella, tenía una corazonada. Me incliné a acariciar a Lila.

- Tu también lo sentiste, ¿No?- Hablé en voz baja, Lila sólo inclinó la cabeza a un lado.


No sé si me estoy volviendo loca o algo por el estilo, pero a veces siento que Lila me entiende perfectamente lo que le digo.

Termine de bajar las cajas del auto, solo faltaba esperar que el camión llegará. Estaba sentada en el suelo de la sala con Lila a un lado y mi caja de libros delante de mí.

No eran libros cualquiera, eran sobre magia negra y brujería. Soy una bruja. Estos libros los había conseguido de las pertenencias de mamá, ella también era una bruja... Creo.

Necesito encontrar un conjuro para proteger la casa, porque pasaron algunos accidentes en el último lugar en el que nos quedamos y no quiero que eso se repita.

El ruido del camión me hizo guardar todo, salí a recibir las cosas y los hombres comenzaron a meter todos los muebles y pertenencias faltantes. Terminaron en 3 horas, ya todos los muebles estaban en su lugar, solo quedaba desempacar nuestra ropa y demás cosas. Les pagué y se fueron.

Ya era hora de comer y mi tía no regresaba. No sabía qué hacer, el refrigerador esta vacío y no puedo salir de la casa porque no tengo llave.

¡Ya sé!

Fui a la cocina y le puse el seguro a la puerta.


- El candado, la puerta debe cerrar. Cerradura rota, déjame entrar.- Recite un conjuro. Y la puerta del patio se abrió, ahora puedo salir de la casa, ya que a mí tía se le olvidó darme una copia de la llave.


Tomé dinero y mi celular, dejé la luz de la sala encendida y salí de casa. Caminé por dos calles acompañada de Lila hasta que encontré una tienda. Solo compre huevos, jamón, un jugo y una bolsa de croquetas. Regresamos a casa y repetí el conjuro de hace rato para poder entrar.

Mi tía no llego hasta la noche, no cenamos juntas porque ella se había ido a comer con su amigo. Dejé su desayuno preparado y me fui a mi habitación.

Seguí buscando en los libros algún ritual de protección que pudiera hacer mañana mientras mi tía está fuera.

Espero que las cosas sean diferentes en este lugar, no quiero problemas.








El Diablo En Mi •Michael Langdon X (Tn)•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora