Hoy miré a la profesora de lengua a los ojos. No me gusta mirar a los adultos a los ojos. Ellos dicen que es una señal de respeto, y así "saben que estás prestando atención", pero para mí esa es una mentira más grande que una casa. Que te mire no significa que te escucho, mucho menos en una edad en la que mis preocupaciones no están limitadas a cosas serias, porque mi cerebro podría estar reproduciendo los recuerdos de ese jueves a la tarde en casa del vecino, procesando lo que comí ayer al mediodía o perfectamente apagado —como cualquier día de semana a primera hora de la mañana. Así que, si querés saber si te presté atención, ¡preguntamelo!
Además, yo no estaba haciendo nada fuera de lo común. No estaba durmiendo. No tenía nada abajo del banco. No estaba charlando con mis compañeros. Mis ojos estaban dando vueltitas por la pared de mensaje en mensaje; "te amo Fabi", "aguante turno mañana", "Yael el rey del curso"... frases por el estilo, que veía todos los días mientras los profes hablaban, hasta que el borrador se deslizaba por encima comiéndose las letras de tiza una a una.La profesora se paró delante mío, interrumpiendo mi monólogo mental desarrollado por la interrogante de qué tema expondría si fuera invitada a dar una TED talk. "Mirame a la cara", me dijo. Con la nariz arrugada del enojo, clavé mis ojos en los de esa cara de enclenque. Fue aberrante la imagen que tuve que contemplar. Y no, no fue sólo porque su rostro se asemejara increíblemente a La mujer que llora de Pablo Picasso, sino porque a ambos lados de su nariz aguileña tenía dos ojos el doble de grandes que un ojo humano, como bolas de disco tornasoladas que reflejaban cientos de veces mi expresión de repudio. La profesora tenía ojos de mosca.
Me incliné hacia atrás por inercia, y al abrir ella la boca lo único que llegó a mis oídos fue un irritante zumbido. Ninguno de mis compañeros pareció ser consciente de esto. Después de que la profesora se alejó de mi banco, siguió emitiendo el mismo sonido en intervalos como si de esa manera fuera a adquirir algún significado. Me giré hacia Giovanni y no me ahorré ni una palabra.—La profe tiene ojos de mosca.
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Moscas fuera del frasco
RandomImaginate que un día la profesora que más odiás... te mira distinto.