02: Hey moon, don't you go down

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La comida pasó entre las locuras de mis amigos y las miradas raras que hacía Gerard después de mi conversación con Arvel, eran un caso perdido. Aun así, los quería demasiado y seguiría pensando que eran los mejores del mundo, se podía decir que no tenía un hermano mayor, sino como unos cinco —ignorando a Arvel— que cuidaban de Phoebe y mí.

Por alguna razón mire a mi mejor amigo, amaba los gestos que hacía cuando estaba hablando con alguien y este le contaba una anécdota interesante. Entonces, él dirigió su mirada a donde me encontraba, sentí mis mejillas arder al ser descubierta. De manera torpe trate de ver a otra parte, mejor dicho, en dirección a Benjamín.

—¿Sabes que he comenzado a desear? —me pregunta mientras bloquea su celular, algo trama, no tengo dudas.

—No, ¿qué es?

—Que una chica me mire de la misma forma en que miras a Arvel —suspiró.

—Oye yo no...

—Y —comenta Bob—, yo poder verla como él te mira.

—No puedo creerlo de ustedes dos. Bueno, de ti Bob —El mencionado se encoge de hombros.

—Los rumores son ciertos.

—Oye Flynn —susurra Gee, invadiendo el espacio personal de Bob—, ¿de qué hablaron hace rato? Arvel trae una sonrisa enorme.

Tenía unas enormes ganas de golpear el rostro de mi amigo, por su culpa Arvel seguía preocupado.

—Tú no me tienes tan contenta, así que cállate.

—Uy —rio Ben—, me pregunto que habrá hecho ahora el buen Jones.

—Tú cállate, frente de carretera —comentó Gerard, Bob y yo explotamos a carcajadas.

Hey, no es divertido, por lo menos yo no tengo nombre de caricatura infantil.

Seguimos riendo, amaba a estos chicos, tenían la habilidad de cambiar un día triste por uno muy alegre en cuestión de segundos.

—¿Qué es tan gracioso? —preguntó mi hermano.

—Ya conoces a Ben y Gerard.

Sentí la mirada de Arvel, me puso nerviosa y me vi obligada a bajar la vista. No entendía como con solo respirar ese chico cambiaba por completo mi sistema.

—Bueno, es momento de irnos a casa, no quiero que se nos haga tarde —dijo Rory.

—¿Tarde? Son vacaciones y no pasan de las siete de la tarde —comentó Jacob.

—Cálmate, O'Kelly —dijo Gee—, recuerda que está cuidando a su hermanita.

Recordé como le hacían burla por tratar de cuidarme. Si, entiendo que quisiera golpear a cualquier chico que se acercara a mí, sin embargo, existían momentos en los que exageraba un poco. A veces no sabía si era mi hermano o mi papá.

—Solo quiero lo mejor para ella.

Me entretuve jugando con la servilleta, tal niña pequeña, pensando en lo mucho que me estaba avergonzando y lo mucho que deseaba que la tierra me tragara en ese mismo instante. Por otro lado, quise pedir otra cosa, ya que mi estómago no se encontraba satisfecho del todo, pero no quería verme tan glotona.

—Rory —habló Arvel—, Candace y yo iremos a comer helado.

Los molestos sonidos no tardaron en llegar. Hasta mire como Gerard le pasaba dinero bajo la mesa a Jacob. ¿Cuántas apuestas tenían?

—¿Qué?

—Quedamos en eso hace rato, ¿verdad Candy?

Me vio esperanzado, o no sé, fue una mirada que no logré descifrar. No podía decirle que no a él.

Siempre fuiste tú ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora