Prehistoria 4

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Las semanas avanzan rápidamente, y no puedo evitar la sensación de que el tiempo escapa entre mis manos.

Paso cada minuto de cada día intentando alejarme de Josh para que el dolor no sea tan grande cuando se vaya, pero siempre acabo pasando los días a su lado.

Todavía no le he dicho todo lo que quería decirle ni he hecho todo lo que me habría gustado hacer cuando llega el último día.

Que haces cuando te quedan 24 horas con una persona, una persona de la que estas completamente enamorada, una persona que en 24 horas va a irse y ya nada será como antes.

Llevo semanas haciéndome esa pregunta a mi misma.

Ha llegado el momento y todavía no he encontrado la respuesta.

-Ey, estás bien?- me susurra Josh

Estamos tumbados en su cama, ambos desnudos, de espaldas al reloj, de esa forma me da la sensación que el tiempo no avanza.

-No sé que decir- le susurro de vuelta

Él pega su pecho aun más a mi espalda y me abraza firmemente

-No hace falta que digas nada

Asiento con mi cabeza y me acurruco contra él, después beso su antebrazo y apoyo mi cabeza contra este

-Sabes que puedo comprar un billete de avión ahora mismo no? Puedes venir conmigo y vivir juntos, quizás puedes encontrar un trabajo allí que te guste y...- Inmediatamente yo lo corto

-Ya lo hemos hablado, no puedo. Toda mi vida esta aquí, mi familia, mis estudios, mis amigos... Todo

-Pero yo no voy a estar aquí- me susurra

-Lo sé, pero no puedo irme a otro continente sin tener nada allí

-Me tienes a mi

-Yo nunca te pediría que te quedaras, no me lo hagas a mi

Él suspira -Tienes razón

Me giro para poder mirarle a los ojos y acaricio su barbilla, en la cual dejo un suave beso. Josh permanece con los ojos cerrados, mientas acaricia mi espalda.

-Hoy es nuestro último día

-Lo dices como si me fuera a la guerra

Le sonrío y él abre los ojos para mirarme

-Últimamente no sonríes mucho- me dice

-Tú tampoco

-Tenemos que solucionarlo entonces- se levanta y se coloca encima de mi

Se queda quieto unos segundos mirándome y yo le devuelvo la mirada expectante.

-Cosquillas!- exclama de repente y cae sobre mi haciéndome cosquillas

Es inevitable que no empiece a reír e intente esquivar sus manos, le suplico que deje de hacerlo pero no hay manera. Después de unos minutos las cosquillas empiezan a convertirse en caricias y siento como algo empieza a rozar mi muslo.

-No sé si es muy buena idea que me hagas cosquillas estando desnudos- le digo mientras él se dedica a acariciar mis costillas y besar mi cuello

-A mi me parece muy buena idea- me responde ahora acariciando mis tetas

Un gemido escapa de mi y él toma la iniciativa introduciendose en mi mientras ambos nos besamos profundamente.

Lo que empieza como sexo relajado y lento, pasa a convertirse en rápido y desenfrenado, que nos tiene gimiendo y jadeando.

SerendipiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora