Jungkook trata de prestar la máxima atención posible al empleado al que su padre ha dejado a cargo de su formación en la introducción al que, dentro de poco, será su nuevo trabajo, pero no hay forma de que lo logre conseguir.
Suspira casi sin quererlo, denotando el aburrimiento que le supone recorrer por quintuagésima vez el hotel que perfectamente conoce, porque prácticamente se ha criado en él, pero no quiere ser descortés exponiendo el argumento de esa manera.
Cuando llega el momento en el que el muchacho se despide de él dando su labor por concluida, y puede ver a su padre acercándose a paso ligero, sabe que su martirio diario ha acabado.
—¿Qué tal se explica Doyoung? Es su primer mes aquí y aún está a prueba. —Jungkook mira al muchacho, que está observándoles semi escondido detrás de una de las plantas que adornan el pasillo del recibidor, y él se dedica a mirar a su padre acto seguido, sabe que lo que diga puede influir directamente en ese muchacho, pero no se mide en cuanto a sus palabras.
—Un coñazo, la verdad. Pensé que adjudicarías mi instrucción a alguien más... No sé, experto en el tema. —Y, sin más, camina hacia la puerta, deseando salir de allí y que a la próxima le den por fin alguna que otra tarea, para ello se ha pasado años estudiando gestión y dirección de empresas. —Iré a dar una vuelta, nos vemos en casa. —Dice finalmente, echando un último vistazo al hombre, que tras su despedida, ha ido directo hacia el chico que le ha dado las explicaciones sobre el lugar.
No cree que haya hecho algo malo, la culpa es del muchacho, que ni siquiera ha sabido encontrar la manera de no trabarse durante la instrucción. Tampoco ha sido capaz de mirarle a los ojos en todo el recorrido que le ha hecho por el hotel.
En verdad le ha hecho un favor, así a la próxima será más confiado y conseguirá desenvolverse más abiertamente.
Coge el coche que solía usar su madre antes de que él volviera a Hawaii.
Se coloca en el asiento delantero y aspira el olor que transmite su interior, que al parecer ha sido lavado recientemente.
Cuánto ama ese coche.
Sin pensarlo ni un segundo más, arranca y se dirige a su lugar favorito de todos los tiempos.
Es casi la una de la tarde, pero no le importa demasiado, por muchos turistas que pueda haber por el centro de la ciudad, la playa que él solía visitar en sus años de la infancia, no es un lugar muy transitado y en verdad, si lo fuera, tampoco le defraudaría el maravilloso escenario que se extiende ante él cada vez que la pisa.
Es grandioso cómo el oleaje puede desprenderte semejante paz.
No va a mentir, está claro que la playa no es lo único que le interesa. Hace una semana que volvió, y no puede sacar a aquel surfista de su cabeza.
No es como si le hubiera visto la cara, no se trata de algo físico. Es como si se hubiera enamorado de la manera en la que parece cabalgar las olas y abrirse paso entre el agua salina sin esfuerzo.
Aparca el coche cuando ya han pasado unos quince minutos de trayecto. Normalmente tardaría más, pero acelerar un poco la velocidad no hace daño a nadie, y le aporta esa adrenalina que tanto le gusta en su vida.
Se quita sus lujosos aunque incómodos zapatos que empleará de ahora en adelante cada vez que tenga una reunión, y los deja en el maletero, irrumpiendo después en la arena templada, que aún no ha sido lo suficientemente bañada por los rayos de sol, pues precisamente ese día las nubes decoraban el bonito cielo azul.
Camina acercándose más aún a la orilla, mirando a ambos lados, hasta divisar al muchacho que inconscientemente buscaba.
Sonríe cuando le observa remar con sus manos, mientras su cuerpo entero descansa sobre la tabla, esperando el perfecto momento para alzarse en ésta.
Después de quedarse mudo tras las nuevas maniobras que observa por su parte, nota que no está solo.
No había nadie más en la playa, tan sólo un muchacho de cabellos blancos, que estudiaba cada acción que hacía el surfista, casi con devoción.
Él al menos se coloca lejos para que éste no sea consciente de su presencia, pero el otro muchacho estaba descaradamente sentado junto a la orilla, a escasos metros del rubio que continuaba inmerso en el océano.
Reía de vez en cuando cuando éste se equivocaba, cosa que, ha de decir, le sucedía pocas veces.
Tras el tiempo transcurrido, Jungkook se da cuenta de que ha estado mirando al nuevo espectador incluso más que al otro chico por el que visitaba la playa tan a menudo.
Para su sorpresa, cuando el rubio va a salir del agua, dando por finalizada la jornada de la mañana, éste no se sorprende al notar al peliblanco observándole, es más, sonríe y va corriendo hacia él, hasta que acaban abrazados e incluso, Jeon se atrevería a decir, que más pegados de lo normal.
Hasta que, sin darle apenas tiempo para crear sus propias teorías, ve cómo ambos se funden en un tierno beso, pero eso no es lo que más le sorprende, obviamente.
Cuando el muchacho gira ligeramente la cabeza después de aquella muestra de cariño, divisa a su mejor amigo de la infancia, Taehyung.
Su boca se abre ante lo cambiado que está, aunque no lo suficiente, pues ha logrado reconocerlo.
Su piel ha adoptado un tono acanelado que le da un toque muy caribeño y combina a la perfección con, el que era, su pelo castaño. Que, supone, se ha convertido en rubio debido a la constante intromisión de los rayos del sol.
Siempre se reía de él por ser más bajo, de hecho, le saca dos años de edad. Pero ahora puede asegurar, aunque están lo suficientemente alejados, que son de la misma altura o incluso puede que Tae le saque algún que otro centímetro.
No sabe por qué, pero cuando la pareja se besa nuevamente, una ligera obstrucción se abre paso en su interior, provocándole una molestia, que no consigue que se le pase.
Deja de mirarles y camina en dirección a su coche, sin poder quitar el rostro de su anterior amigo de su cabeza, y después, yace por unos largos minutos en el lugar del conductor, recordando cada uno de los momentos que vivieron y cómo de rápido pasaron estos.
Viniéndosele a la mente acto seguido, las razones por las que tuvo que separarse de él, y haciendo para él un poco más fácil, la acción de arrancar y salir de ahí lo antes posible, reprimiendo las ganas de correr hacia él sólo para observar más de cerca en lo que se ha convertido.
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SUMMER PARADISE🏝 ••KookV••
FanfictionDicen que los polos opuestos se atraen... Y no importa cuanto hagas para evitarlo, pues no lo conseguirás.