Naruto Otsutsuki

Capítulo 9: Guerra y destrucción

La semana de espera ya había pasado. A lo lejos, se escuchaban las pisadas de 10000 shinobis, de todas las aldeas.
Minato decidió realizar su movimiento, y movió a sus tropas hacia la frontera, para que Konoha no sea destruida, y luego se teletransportó frente al Raikage.

-Minato Namikaze, la Gran Alianza le declara la guerra a Konoha.- dijo Ay con una sonrisa.

-No te vayas a arrepentir...- le advirtió el Yondaime Hokage con una sonrisa, para luego desaparecer.

Y la guerra comenzó. Eran 10000 shinobis que no fueron muy bien entrenados, contra 5000 que tenían mejor nivel.
Naruto estaba viendo la guerra desde las alturas, estaba montando un dragón. Todavía recordaba cómo los había conocido.

FLASHBACK

Naruto estaba entrenando en Uzu junto con Izanagi. Este le había comentado de la existencia de seres cuyo poder era asombroso, y con los cuales se podían hacer ataques combinados. El rubio se decidió por buscar en la aldea. Todo eran ruinas, no había nada, hasta que notó un edificio bastante alto si se lo comparaba con los demás.
Naruto pensó que era la Torre del Uzukage, por lo que se dirigió hacia allí.
Encontró muy pocas cosas, pero al fijarse bien en una pared con su Sharingan, vio un sello. Al colocar su sangre y chakra, una puerta se marcó en la pared. La abrió y bajó las escaleras. Al terminar su recorrido, vio una sala vacía, pero que en el centro tenía un pilar de piedra con diseño de dragones, y encima había un pergamino enorme. Al abrirlo, él desapareció en una nube de humo, y volvió a aparecer en una montaña gigante, justo en la entrada a una enorme cueva. Sin miedo entró en ella, pero se encontró con unos seres que creía que eran mitológicos: Dragones. Siguió su camino hasta toparse con una sala. Uno de los dragones se le acercó y le dijo que entrara. Al hacerlo, vio a un Dragón dorado, mucho más grande que los de la entrada, con ojos rojos.

-Hola humano, mi nombre es Zarama, líder del clan de Dragones. ¿Qué haces aquí?- preguntó en tono imponente el ser.

-Hola, señor Zarama, mi nombre es Naruto Otsutsuki, y vine aquí porque abrí el pergamino de invocación que encontré en las ruinas de mi aldea, Uzu.- dijo el rubio, un poco intimidado por el Dragón.

Los ojos de Zarama brillaron en un rojo intenso mientras miraba al rubio.

-Naruto Otsutsuki, eres digno de poseer nuestro contrato, aunque te preguntaré, ¿Para qué crees que servimos las invocaciones?- preguntó el Dragón.

-Los considero amigos, que me pueden ayudar a mí y que yo los puedo ayudar a ellos.- dijo determinado el rubio.

Zarama asintió con una sonrisa, y luego de que firme el contrato, lo envió de nuevo a su mundo.

FIN DEL FLASHBACK

-¿Crees que pueden ganar?- preguntó el Dragón al rubio.

-Por supuesto, Hitomi. Si no estuviese seguro, habría aniquilado a las aldeas durante la noche.- afirmó el rubio, pensando en las formas de destruir las aldeas.

A Naruto se le ocurrió una idea, teletransportandose con Minato.

-Minato, ¿Qué te parece si destruyo las aldeas?- preguntó el rubio menor.

-De hecho, es una buena idea. Ve y llévala a cabo. Aprenderán a no meterse con Konoha por las malas.- dijo Minato con cara sádica.

Sin más que decir, Naruto se teletransportó con su invocación.

-Vayamos a Tsunagakure.- dijo el rubio, que se fue volando con el Dragón a una gran velocidad.

Ya en Tsuna, el pensó en una idea. Se bajó de Hitomi y rodeó la aldea con Kunais del Hiraishin. Así, podría teletransportarse a cualquier lugar de la aldea. Le dijo a su dragón que se fuera volando, y que él se teletransportaría hacia ella cuando haya terminado.
Ya con el animal alado lejos, comenzó a aparecer en las casas, colocando sellos explosivos avanzados en ellas. Cuando terminó, todos los edificios tenían sellos explosivos. Luego evacuó a todas las personas a su dimensión de bolsillo otorgada por el Kamui. Ya sin nadie en Tsuna, el rubio detonó los explosivos. Lo que era una aldea próspera, pasó a ser cenizas. Había logrado ir con Hitomi, y luego de 10 minutos, volvió a las ruinas de Tsuna y dejó a sus habitantes allí.

-Ahora, a Kiri.- dijo el rubio.

Ya en Kiri, decidió repetir el mismo proceso que con Tsuna.

-Le toca a Kumo.- dijo Naruto, para irse volando con Hitomi al país de la Tierra.

Allí, hizo lo mismo que con Tsuna y Kiri, pero no salvó a los habitantes.
El rubio vio la explosión a lo lejos, por lo que pidió perdón a los Dioses.

Pero a Iwa le tocó un destino peor. El rubio activó su M.S.E, masacrando a todos los aldeanos. Cuando terminó de desquitarse, hizo que Iwa se volviera polvo y cenizas.

Regresó con su padre, y le dio su informe.

-Es hora de ir a combatir Akatsuki.- le dijo Minato a Naruto.

Luego de recibir un asentimiento por parte de su hijo, el Yondaime y su escuadrón se teletransportaron hacia Amegakure.

En el campo de guerra, toda la alianza a excepción de los Kages estaban muertos o gravemente heridos, mientras que de Konoha quedaban 2500 shinobis.

Pero lo que nadie esperaba, era que Kabuto reviviera a los shinobis más poderosos de la historia.

Poco a poco, los resucitados iban cayendo, hasta que no quedara ninguno. Posterior a eso, Tobirama asesinó a Kabuto, arruinando los planes de la Gran Alianza.

-Veo que están acabados.- dijo Tobirama serio.
-Shinobis de Konoha, vuelvan a la aldea.- ordenó el Senju.

-¡Te destrozaremos a golpes, maldito!- dijo Oonoki, preparándose para la lucha.

-Yo me encargaré de Oonoki. Tsunade, tu vas contra Mei Terumi. Kakashi, encárcate de Ay. Hiruzen, te dejo a Gaara.- dijo el Nidaime Hokage, y comenzó una lucha épica.

Se podía ver como Hiruzen trapeaba el piso con Gaara, que no se esperaba que el viejo mono fuese tan fuerte.
Ay no podía encestarle ningún golpe a Kakashi debido a que tenía el Mangekyou Sharingan muy entrenado, y casi no le consumía chakra. Tsunade dejó incrustada a la Mizukage en una piedra, debido a que la golpeó con toda su fuerza. Por el lado de Tobirama, este había encerrado al Tsuchikage en una cúpula de agua llena de sellos explosivos, que detonó.
Luego de unos 10 minutos, los 4 Kages estaban inconscientes, y el Nidaime los selló en un pergamino.