Capítulo vigésimo cuarto

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Durante los días que vinieron, Louis vio como su peor temor se estaba haciendo realidad pues William y Harry poco a poco se volvieron inseparables de nuevo.

Aunque no eran pareja pues el ojiverde se resistía a confiarse totalmente, si que pasaban la mayor parte del tiempo libre en compañía, cosa que al ojiazul le dolía igualmente pues seguía siendo invisible ante los ojos de Harry.

Anne finalmente fue dada de alta y aunque tenía que seguir yendo al hospital para hacerse curas y revisiones, nunca lo hacía sola pues Harry y un más que atento y sospechoso William le acompañaban.

Louis sentía como si alguien hubiese lanzado un hechizo o una pócima de memoria a todo el que lo rodeaba, ya que parecían no acordarse de los tres largos años pasados, los cuales él si tenía muy presentes pues había sufrido mucho por no poder tener cerca y ni siquiera poder ver cada día, a la persona que amaba.

Era como si el mundo estuviese en su contra y cada día lo boicoteaba para poner a prueba su resistente e incondicional amor hacia un tonto ojiverde, el cual solo tenía ojos para el malvado de su hermano.

Incluso se sintió peor cuando la confidente de todos sus secretos, su hermana Lottie, se fue de casa pues unas semanas después del regreso de Anne, Gemma y ella se instalaron en un apartamento de alquiler cerca de la Universidad.

Louis se veía solo, luchando sin esperanzas contra el destino y la probabilidad de que pasase lo que pasase, el amor de su vida y su peor enemigo, sin remedio acabarían juntos de nuevo.

El tiempo lo había mejorado, ya que no era tan bajito como antaño y sus facciones eran más varoniles, incluso su voz ahora era algo más grave pero aún así, había visto que cambiase lo que cambiase, Harry nunca iba a verlo más allá del hermano pequeño de William o de su pequeño y tierno vecino.

Tras un mes viéndolos ir y venir de aquí para allá, riendo, tocándose e incluso besándose las mejillas, empezó a creer que quizás estaba equivocado y que en verdad su amor por Harry no era tal, sino que podía ser solo admiración o cariño simplemente.

Empezó a pensar que en realidad William si podría haber cambiado y que por tanto era merecedor del amor del ojiverde, así que finalmente, acabó creyendo que su hermano por increíble que le pareciese pues si podía tener un corazón latiendo en su interior con sentimientos limpios hacia Harry y que realmente, no solo lo movía el deseo sexual.

El ojiazul pensaba que quizás ya había llegado la hora de tirar la toalla, dejar de esperar por un imposible y darse por vencido, asumiendo de una vez, que tanto William como Harry, estaban destinados a estar juntos y que nada ni nadie iba a poder evitarlo.

El ojiazul pensaba que quizás ya había llegado la hora de tirar la toalla, dejar de esperar por un imposible y darse por vencido, asumiendo de una vez, que tanto William como Harry, estaban destinados a estar juntos y que nada ni nadie iba a poder...

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23. Un novio de mentira. L.S (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora