Parte única

366 62 59
                                    

Kyungsoo suspiró por décima vez en el día y miró por la ventanilla buscando entretenerse con algo fuera del auto sin tener mucho éxito. Sonrió de lado al ver las escasas nubes blancas que adornaban el lienzo colorido de un atardecer de Noviembre y su vista se enfocó en una parvada de pájaros que viajaba en sentido contrario al auto en donde iba.

En el asiento de al lado, Chanyeol mantenía la vista pegada en la carretera, cuidando no pasarse alguna señal de tránsito. Sus manos estaban apretando firmemente el volante, pero su mente se mantenía en la conversación de la noche anterior.
Junmyeon tenía razón, ésta situación debía terminar.

Chanyeol y Kyungsoo llevaban días sin hablar. No habían discutido, pero ambos se comportaban tan distantes que a simple vista parecía que no fuesen pareja.
Junmyeon lo notó y aconsejó a su amigo de piernas largas para que resolviera la situación con su novio.

—Puedes pedirle ir a algún sitio. Un lugar tranquilo y cómodo. —Junmyeon hablaba con calma mientras acomodaba algunas cosas de la mesilla de Chanyeol—. Tienes que preguntarle el porqué.

—¿En serio? —Junmyeon asintió.

—Es él el que no pone nada de su parte, ¿no? —Chanyeol asintió—. Pregúntale el motivo. —Chanyeol frunció el ceño y los labios.

Aún no sabía cómo iniciaría todo, sólo esperaba que las cosas se resolvieran. O terminaran.

—Es aquí —dijo Chanyeol antes de estacionarse.

Kyungsoo observó la pequeña cabaña, era linda y estaba en muy buen estado. El motor del auto se apagó y el bajito decidió bajar para luego ir a la cajuela por su maleta. Chanyeol siempre había odiado esa maleta, era enorme y pesada. ¿Por qué Kyungsoo se empeñaba en traerla siempre consigo mismo?

—¿Puedes ayudarme? —La voz del azabache era ronca y cautelosa, tratando de adivinar por qué su enorme novio estaba tan callado.

Chanyeol no contestó y sólo caminó hasta la cajuela para sacar la maleta. Ambos caminaron hacia las pequeñas escaleras de la entrada sin decir ni una sola palabra. El sonido de sus pisadas en la tierra húmeda hacían que la molestia en Chanyeol aumentara.

Al llegar a la entrada, el alto abrió bruscamente y se metió a la cabaña sin cederle el paso al bajito, cosa que Kyungsoo no pasó desapercibido.

—Deja la maleta. Tenemos que hablar. —Kyungsoo volteó a verlo.

—Estamos entrando apenas. ¿Podríamos esperar unos minutos para hacerlo?

—No —contestó seco—. Necesito decirte algunas cosas.

—Bien. ¿Qué quieres decir? —Chanyeol pasó la punta de su lengua por sus muelas inferiores, sin saber bien qué decir.

—Tú comportamiento me está incomodando. —Kyungsoo se mantuvo en silencio y Chanyeol prosiguió—. Últimamente sólo estás callado y ni siquiera te afecta mi presencia.

La respiración de Chanyeol era agitada. Estaba molesto por todo y la actitud hermética de Kyungsoo no hacía que su molestia disminuyera. El bajito lo veía sin ninguna expresión en su rostro y sin mover ni un solo músculo.

—¿No piensas decir nada?

—¿Qué quieres que diga? —dijo con calma.

—¡No lo sé! ¡Di algo! ¿No tienes algo de qué quejarte?

—No, en realidad no. —Se acercó un poco a Chanyeol—. No tengo nada que decir. Dijiste que querías hablar, ¿no? Bien, si tu definición de hablar es quejarte, venga, hazlo. Yo no tengo porqué hacerlo. —Chanyeol soltó una risilla burlona.

Lo que odio de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora