𝐒𝐔𝐑𝐕𝐈𝐕𝐄
❝ has saltado a defenderme
sin siquiera pensarlo ❞
❝siempre lo haré
no te sorprendas ❞
Halley estaba feliz, lo estaba de verdad.
Su padre y su hermano estaban bien. Todos sus amigos lo estaban. Y su relación con Isaac no podía ir a m...
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Habían estado intentando hacer reaccionar a Isaac durante cinco minutos sin obtener ningún resultado y la desesperación era palpable en ambas chicas. Chris en cambio, con la mente fría y con la apariencia de tenerlo todo bajo control, se agachó junto a Isaac y le dio una bofetada.
—¡Transfórmate!—le ordenó el cazador mientras seguía propinándole más y más puñetazos.
Fue en el número cuatro en el que Isaac tornó sus ojos dorados y los empujó a todos lejos para conseguir espacio y volver a la normalidad.
Isaac estaba llorando.
—¿Los habéis visto?—murmuró, aún conmocionado por lo que acababa de pasar. Al ver que ni Allison ni Chris entendían de que hablaba, se volvió hacia Halley—. Los has visto, son reales. Estaban aquí.
—¿Quiénes?—Allison preguntó desorientada en dirección a la chica, que parecía menos afectada que el hombre lobo.
—Eran cinco—murmuró Isaac.
—Iban vestidos de negro, sus ojos brillaban—explicó Halley—. Salieron de la nada y sus ojos brillaban.
—Como luciérnagas—continuó Isaac perdido en la nada.
A Halley se le rompió el corazón al verlo así. Pocas veces había visto a Isaac llorar, solo lo hacía en la intimidad y, esta vez, parecía aterrorizado cuando siempre se mostraba valiente y seguro de si mismo.
Por eso, la chica se acercó más a él y colocó una de sus manos en la mejilla del chico, logrando por fin captar su atención y que les dirigiera la vista. El rubio rápidamente llevó su mano encima de la de la chica, que continuaba en su mejilla para sentir la calidez en sus frías manos. Aún temblaba de frío.
—El sistema de seguridad no ha saltado—aseguró Chris, comprobándolo.
—¿Cómo han entrado?—inquirió la chica Argent.
—Te lo he dicho—Halley habló, desviando la mirada de Isaac—. Aparecieron de la nada.
—De las sombras—concretó Isaac.
Fue eso lo que pareció activar algo en Argent pues, un destello de reconocimiento brilló en su rostro.
—¿Sabes lo que significa?—su hija se dirigió a él—. ¿Papá?
—No estoy seguro—se hizo el desentendido, a pesar de que todos allí sabían que era mentira—. Escuchad, necesito que mantengáis esto en secreto por unas horas.
