Por un momento dejo de hablarte y me quedo mirándote fijamente, justo en el momento que sentí las pocas gotas que nos anunciaban que la predicción que hicimos se iba a cumplir. Al final, preferí quedarme con la versión de que nuestra conversación termino venciendo a la naturaleza. Empiezan a explorarte mis ojos, ansiosos, buscando esos pequeños detalles de tu cara, la misma que estuve pensando las últimas noches.
¿Sabías que tu sonrisa está perfectamente alineada con el brillo de tus ojos?
Tal vez pienses que es mentira, que es estrategia barata de un hombre; Pero yo todavía creo en esas cosas, todavía creo en las cartas, todavía creo en la incansable búsqueda de esos detalles que te hacen ser única, más cuando me esfuerzo en hacerlos grandiosos, como el realismo mágico de García Márquez. Muy similar a la sonrisa que tenía la mañana del sábado después de dormir poco y despertar feliz, cualquiera que me hubiese visto de cerca, pensaría que soy un psicopata.
Sentirte tan cerca, sentir la suave piel de tu mejilla, el tacto de tus dedos inseparables al bailar, pensaba que tu sonrisa era felicidad pura, y al compás de la música te veía como si fueras un largo camino con un hermoso paisaje de esos que nos quedamos viendo por la ventana del carro.
Nuestra despedida me recordó los tiempos de la infancia, esos que siempre añoramos volver a sentir, éramos dos personas frente a frente con alma de niño que se miraban y sonreían, se abrazaban y se sentían. La verdad, No me quería separar de ti.
Quiero seguir viéndote, quiero seguir escuchando atentamente como me cuentas tu vida y en ese proceso poder descubrir lo que sea que vayas a significar para para la mía.

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El día después de conocerte
Short StoryRelato mágico de lo que sentimos al conocer a alguien