Amor...LOCO amor

Capítulo 26

Capítulo 26

—¿No te parece que estás exagerando?—preguntó Fugaku

—¿A qué te refieres?

—Estás trabajando demasiado es decir, no es que me importe puedes hacer lo que quieras con tu vida pero me preocupa que eso le afecte al niño—farfulló Fugaku para aclarar las cosas, no quería que pensara que él pensaba en ella o algo.

—No te preocupes, estaré bien—espetó Rinko con desdén, estaba harta de los desplantes de su novio, si es que se le podía llamar de esa forma, últimamente él se había convertido en un completo extraño.

—Mmm...sí, nos vemos luego y recuerda que mamá quiere que vayas a cenar a casa ésta noche.

—Ahí estaré—respondió Rinko con frialdad.

Fugaku dio media vuelta y caminó de regreso a la estación de policía, en el trayecto pasó por la escuela primaria y recordó los días en que se apoyaba en el poste de luz para esperar a Mikoto...el corazón se le transformó en un nudo.

—En dónde estarás mi amor...—pensó con tristeza.

—Oye ¿ya te enteraste?

—¿De qué?

—Parece que la maestra Senju está en la ciudad.

Dos madres hablan entre ellas mientras esperaban a que los niños salieran de clases, Fugaku sintió una descarga eléctrica recorrer todo su cuerpo, estaban hablando de Mikoto así que se detuvo en seco y esperó por más detalles.

—¿Te refieres a la maestra que nuestros hijos tuvieron al inicio del curso escolar?

—La misma pero me enteré de algo bastante peculiar, creo que se debe haber casado.

Fugaku sintió que el suelo se desvanecía bajo sus pies ¿Mikoto casada? No podía ser verdad, en el fondo aunque fuera imposible siempre había albergado la esperanza de recuperarla algún día pero ésta información cambiaba las cosas.

—¿Por qué lo dices?—Preguntó una de las madres.

—No puedo asegurarlo al cien por ciento pero debe ser verdad porque mi prima que vive a pocas casas de los Senju la vio cuando baja de un automóvil con un joven que seguro era su esposo y a juzgar por su aspecto la maestra está...

Fugaku no pudo escuchar la última palabra, demonios debía ser algo importante o muy turbio para que esas dos mujeres decidieran decirlo en voz baja, tenía que saber qué era.

—¿Qué acabas de decir?—exclamó la otra madre mientras sujetaba con fuerza el bebé que llevaba en brazos para que no se le cayera por la sorpresa— Pero si ella está...entonces cuando todo sucedió ella estaba soltera y ....

—Shhh no lo digas en voz alta, mira ya están saliendo los niños.

Ambas madres dejaron el tema para acercarse a la puerta de la escuela junto con los demás padres.

¿Qué demonios había sido todo eso? ¿Qué le estaba sucediendo a Mikoto? ¿Acaso estaba enferma?, si fuera eso lo habría sabido de algún modo, su madre siempre decía que las noticias malas viajan más rápido así que tenía que ser otra cosa. Reemprendió su camino a la estación con la mente hirviendo de pensamientos y dudas, Mikoto estaba de nuevo en la ciudad, necesitaba verla y saber que se encontraba bien, esa conversación lo dejó confundido.

Las horas por fin pasaron y Fugaku caminó las pocas calles que lo separaban de su casa, Naori lo esperaba con el optimismo de siempre.