Capítulo 22- Un loco, un poco cuerdo

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Ahí estabamos...

A tan solo un paso de la verdad, de la cruda realidad.

Y en el fondo no quería saber nada, quería quedarme sumergida en la vil ignorancia pero había llegado hasta ese punto... Ese en el que te hundes en tus pensamientos, en las noches de silencios y en el que cada segundo de tu vida es una tortura.

No, no me iba a suicidar, por si se malentendió. Solo quería mirar su cara, saber si estaba bien y... y... Pasar la página, porque ya estaba bien de vivir el pasado, estaba cansada, fatigada, hastiada... ¡NO JODA! Ya no soportaba más esa maldita vida, no soportaba las absurdas religiones, a los padres que toman a sus niños sin una mente formada y los vuelven sus clones, a los políticos, ladrones, estafadores, a la maldita impunidad... Y la realidad es que en el mundo de mierda que vivimos no hay equidad, desde el principio de los tiempos siempre hubo una distinción social. Estaban los esclavos y los reyes, el rico y el pobre, el colonizador y el indio... Y ahora, el maldito hijo de put* que roba los impuestos del pueblo y se hace millonario mientras el país se nos cae encima a todos y del otro lado esta la persona que se mata trabajando como un burro de carga para poder darle educación a sus hijos junto a un techo, comida y las cosas básicas para vivir.

Y sí, todo lo que mencioné esta relacionado con la persona que vine a ver:

A Michael lo acusaron de desfalcar 100 MM de dólares del banco más importante de la ciudad hace unos tres años. No sé si era realidad ó una mentira... Él tenia problemas. Sufría de biporalidad y cambios de personalidad, solo llegué a conocer una de sus personalidades a parte de la verdadera, se hacia llamar Zaid... Era todo lo contrario a Michael: era explosivo, dramático y mentía en exceso, también era algo peligroso según él decía que la gente se le quedaba mirando en la calle y se burlaban de él, llegamos a encerrar a Michael en casa a causa de esto, pero cuando pasaba al otro lado (una de sus personalidades distintas) se hacia daño, teníamos que dejarlo salir o era capaz de quitarse la vida. Y algo que jamás podría olvidar era esa mirada enfermiza de Zaid. Sus ojos de alguno manera se veían extraños, más negro de lo normal... Su sonrisa era escalofriante y perturbadora, daba mucho miedo. Y justo por eso se encontraba en un Centro Médico de Atención Psiquiatra, no podía ir a la cárcel, no podía estar en la sociedad, no podía quedarse en casa, tenía que estar en un sitio frío, espantoso y raro.

Entonces, con decisión, no se que puto día del año, tampoco recuerdo bien el mes (solo recuerdo que unos días después fue la fiesta del día de brujas, impactante por cierto), mucho menos seria capaz de recordar el segundo exacto (no soy tan loca como ese man de la  The Flash). Pero suspire, controlé los nervios y giré la manija.

Un sonido llego a mis oídos.

Un sonido que me petrificó.

Un sonido que amenazaba con terminar de desmoronar el mundo que me había propuesto reconstruir.

Ese sonido fue mi nombre en la boca de aquel chico más pálido de lo normal en una esquina, justo cuando estuvimos frente de él.

—Rose.

Me llamó por mi segundo nombre, uno que tenia mucho tiempo sin escuchar.

—Tu flor favorita... —añadí, el corazón me saltó. Estaba reviviendo momentos del pasado.

—No... No... —escuché sollozos a mi lado.

Cuando Cupido Se Enamore [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora