Ella.

Él día en que la conocí.

Un día de verano la conocí, lo recuerdo muy bien.
Sentada en una esquina del patio del colegio con una falda hasta un poco más arriba de las rodillas, una cola despeinada, con una polera azul oscuro.
Ella era de tez pálida, una combinación de colores en su cabello desde negro hasta castaño, unos ojos grandes y profundos de un color marrón claro, tenía unos 3 aretes en cada oreja y un piercing Smiley en la boca que solo se podía ver cuándo sonreía, tenía un cuerpo hermoso a mi parecer.
Me acuerdo que tenía un libro del escritor Edgar Allan Poe en la mano, lo leía tranquila moviendo su boca mientras se guiaba con sus manos.
La mira y quedé embobado, era tan hermosa.
Ella se dió cuenta que la miraba y levantó su vista hasta chocar con la mía, lo cual provocó que yo bajé la mirada algo avergonzado, ella al verme solo volvió a bajar su mirada para seguir con su lectura.
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Ese mismo día cuando entré a clase mis compañeros me contaron que era nueva había sido trasladada de una escuela lejos de aquí y que no era muy sociable.
Estaba en año menor que yo, en el salón de mi hermana.
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Luego de terminar el segundo bloque teníamos otro receso así que baje como siempre, pero esta vez estaba decidido en hablarle.
Me acerqué a ella, la cual estaba con sus audífonos puestos mientras leía. Me senté a su lado, al darse cuenta ella me miro y se sacó los audífonos.
— Hola, bienvenida Mi nombre es Tyler.
Le dije y la mire con una gran sonrisa.
— H-hola Tyler –dijo algo timida para luego bajo el libro y lo puso en sus piernas.– Gracias, mi nombre es Alexis. –Sonrío levemente y pude ver su piercing—
— Un gusto Alexis, ¿Qué tal hasta ahora tu primer día de clases aquí?
–Se mordió levemente el labio y me respondió.– Todo bien hasta ahora.
– ¿Qué leías antes de que llegué?
–Miro su libro y me lo mostró .— Es “El corazón delator” de Edgar Allan Poe.
–Mire su libro.- Ah sí, ya lo he leído.
Sonríe levemente y ella me devolvió la sonrisa. Me quedé mirándola un pequeño rato y justo toca la campana para entrar a nuestras aulas. La mira y me despedí le dije que fue un gusto y que me gustaría hablar más con ella, solo asintió y se despidió para desaparecer al subir las escaleras.
Nunca olvidaré ese día.