Verano.
El despetador sonó a las diez en vez de a las seis y media como un día normal, hoy se acababa el curso y teníamos que ir a por las notas.
Este año no ha sido tan duro como los anteriores, pues había gente muy simpática, aparentemente, ya que no he entablado conversación apenas con ellos. Esa es otra faceta de mí, soy muy introvertida y me cuesta mucho relacionarme con las personas.
Me levanté, fui a ducharme y estuve dentro como media hora, salí, me puse mis shorts preferidos, una camiseta de tirantes blanca con un dibujo de una rosa y mis vans. Me recogí mi rubia melena en una coleta, ya que hacía mucho calor, cogí mi rimel y cepillé mis pestñas, nunca exageradas ya que no me gustaba echarme muchas cosas y bajé a desayunar o como yo lo llamo "picar algo". Como cada día a esas horas mis padres no estaban en casa, trabajan en la ciudad y salían muy pronto para evitar atascos. Cuando terminé el zumo de naranja, cogí móvil, dinero y llaves y me dispuse a salir de casa.. Llamé a Laia para irnos juntas:
-Lai, te espero donde siempre en diez minutos, no tardes.
-No me esperes, adelántate tú, me he dormido y estoy sin duchar. Dile a la señorita Williams que te de mis notas y luego te llamo.
-Está bien. -Colgué.
Laia siempre estaba en ese plan, siempre llegaba tarde a los sitios y al final acaba yéndome sola a todas partes. Pero en fin, era mi mejor amiga.
Caminé por la calle en dirección al instituto con el móvil en la mano, como siempre, cuando me choqué con alguien. En un par de segundos vi mi móvil y unos papeles en el suelo. Alcé la cabeza y vi a un chico de un metro ochenta, castaño y de ojos verdes, estaba asustado y nervioso pues me recogió el móvil y se disculpó unas cien veces.
-Lo siento, ha sido culpa mía, yo lo recojo, no te preocupes. -Dijo tímido.
-Déjame que te ayudame, ha sido culpa mía, no iba mirando. -Le ayudé.
-Gracias. -Y cuando recogimos se fue con paso firme y algo rápido. LLegaría tarde a algún sitio, supuse.
Retomé el camino con el móvil ya guardado en el bolsillo. Cuando llegué había mucha gente fuera, no habían abrierto todavía. Hacía mucho calor y no se veía nada así que saqué mis gafas de sol.
Una vez dentro enfilé hacia mi clase y me senté en mi sitio, siempre atrás, al lado de Laia, yo por introvertida, ella para sacar el móvil. La señorita Williams entró y pasó lista.
-Laia Smith. -Y alzó la vista hacia la mesa de que estaba junto a mí.
-Señorita, a Laia le ha surgido un asun... -Alguien me cortó.
-Disculpe señorita Williams, tuve que recoger unas cosas y se me fue el tiempo. Lo siento. -Dijo con media sonrisa.
-Siéntese Smith y a ver si para el año que viene controla usted su tiempo. -Regateó.
Terminó de pasar lista y nos dio nuestras correspondientes notas. Como de costumbre, había aprobado todo por lo que no pude evitar abrazar a Laia.
-Todo, ¿no? -Dijo.
-Sí, ¿tú que tal?
-Bueno, sabes que matemáticas no es mi punto fuerte, con un buen profe de mates, aprobadas en septiembre seguro. -Me guiño el ojo.
Salimos y ella se despidió de todo el mundo, como siempre.
-Apagada, pasa buen verano. -Dijo Sergio guiñándome el ojo. Hice como si no hubiera oído nada y miré a otro lado. No me gusta nada que me guiñen el ojo y menos él.
Sergio era mi ex, el único que he tenido, le odio a muerte por irse con Clara, la portular y estúpida de mi clase.
Cuando Laia terminó se vino hacia mí y empezamos a andar.
-Me ha pasado una cosa muy rara viniendo hacia aquí.
-¿Qué ha pasado? -Dijo sorprendida.
-Me he chocado con un chico y se le han caído los papeles y a mí el móvil.
¿Y qué? ¿No le has ayudado a recoger?
-Sí, claro que lo he hecho, pero... No sé, era guapo.
-Uy uy uy, a ver descríbemele. -Los ojos se le hicieron chiribitas.
-Era moreno con los ojos verdes y parecía estar en buena forma física. Se fue muy rápido y no me dio tiempo a presentarme.
-Tampoco lo hubieras hecho con lo vergonzosa que eres.
-Qué desconfiada eres. -Y las dos nos echamos a reír.
Íbamos a mi casa ya que le tenía que dar unas cosas a Laia.
Cuando llegamos me sorprendió ver a alguien en la puerta, alguien familiar.