—Ya lo he hecho
—¿Te has asegurado de cortarle la cabeza?
—Por dios, ¡claro que sí! Tenía una cara espantosa justo antes de morir, parecía saber lo
que le iba a hacer de antemano.
—Ya te avisé de que este trabajo no sería tan fácil como los otros, no sólo porque el
objetivo era un hombre lobo más salvaje del que acostumbramos. A todo esto, ¿qué has
descubierto de su manada?
—Parece ser que son una tribu de licántropos sevillanos que están migrando a Madrid.
La razón parece ser un ángel que los está cazando. También me han contado que ese
ángel no es como los otros, ya que no obedece a Mikael pero no es un ángel caído.
—...
—No tenemos antecedentes de esto, según lo que he sacado del animal es que el ángel
no actúa solo. Puede ser un peligro para el negocio, jefe.
—Entiendo, tráeme “eso” y descubre el paradero de esos malditos lobos que están
entrando en nuestro territorio. Saben muy bien que Madrid es territorio de vampiros.
*****
—Jefe, ya he descubierto dónde se esconden. Hay unos cuantos lobos que están en
constante moviendo, pero la mayoría están en Casa de Campo.
—No saben lo que les espera.
*****
—Todo está preparado para atacar Casa de Campo esta noche.
—Bien, llama a mi hijo.
*****
—¿Qué pasa padre?
—Me iré a una batalla contra los hombres lobos, así que en mi ausencia tendrás que
cuidar de madre. Asegúrate de alimentarla cada noche. Será una batalla corta pero
intensa.
—Tú asegúrate de volver vivo.
—Anda, ve a alimentarle.
*****
—Los vampiros han descubierto nuestro paradero y se están acercando. ¿Qué hacemos
chamán?
—Mmmm... Está difícil. No podemos volver por el ángel maligno ese. No podemos
quedarnos aquí. Tampoco podemos migrar a otro sitio por los secuaces del ángel... Sólo
podemos atacar a las bestias de Madrid o llegar a un acuerdo. Yo prefiero decir no al
derramamiento de sangre entre bestias.
—Pero todo el mundo sabe que los vampiros no negocian sino entre sus propio clanes.
Sólo nos queda luchar.
—¡Prepararos para transformaros! ¡Aprovechemos la luna llena de hoy para acabar con
los vampiros!
*****
—¿Cómo van los preparativos para acabar con los lobos?
—En media hora podemos llegar a Casa de Campo y cogeremos a los licántropos por
sorpresa.
—¿Este coche no puede ir más rápido? Me quiero adelantar para ver cómo están
organizados los lobos.
—Puede ir más rápido, pero no es seguro. Hoy hay luna llena.
—No importa, me arriesgaré.
*****
—El punto débil del jefe de los murciélagos madrileños es su mujer. Está en un estado
bastante penoso. Si conseguimos capturarla, podremos llegar a un acuerdo con los
vampiros.
—¿Cómo sabe eso?
—Le compré un hechizo para estas ocasiones a un hechicero.
—¿Es de fiar?
—Me fío tanto como que el oro que le he dado es real.
*****
—¡Jefe! Me acaban de informar que su mujer y su hijo han desaparecido.
—¿CÓMO?
—Había huellas de lobo en la habitación. Todo apunta a que han sido los licántropos.
—¡DA LA ORDEN DE ATACAR AHORAAAAA!
—Pero jefe, aún no sabemos como nos enfrentarán los licántropos.
—¡No me importa! ¡Matar a todas esas alimañas!
*****
—¡No hagáis daño a mi madre! Por favor, os lo suplico. Haré lo que sea, pero dejar a mi
madre.
—Eso depende de la decisión de tu padre.
*****
—Tú ganas lobo, os cedo a vosotros Casa de Campo, pero devuélveme a mi mujer y a
mi hijo.
—Trato hecho, sabía que los vampiros erais criaturas inteligentes.
—Si, si, pero recuerda que si algún vampiro pilla a un lobo fuera de Casa de Campo,
sufrirá, y no poco.
—No saldremos de aquí siempre y cuando el ángel ese no venga aquí.
—Me pica la curiosidad, ¿cómo se llama ese ángel?
—Se hace llamar ...
*****
—¿Quién eres tú y cómo te has colado en mi habitación?
—Soy ese supuesto ángel que persigue a los licántropos, hermano.
—Drácula...
