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Las dos jóvenes mujeres se alistaron temprano en la mañana. Harmony tocó a la puerta de Babel poco después de que estuvo lista para partir. Había informado a la condesa que saldría ese día con Babel a una tarde de chicas, ya que sus obligaciones las habían distanciado considerablemente.
Babel abrió su puerta y apesar de que la condesa ya se encontraba sobre avisó bajaron a untadillas de forma clandestina.Se desplazaron atraves del prado, con el viento frenético sobre ellas golpeándo en sus cuerpos.
Harmony viro hacia Babel quién caminaba con calma cruzando sus brazos sobre su pecho en un intento de amortiguar el frío.Para Harmony le resultaba emocionante escaparse para entrar en una propiedad ajena. Había escuchado la historia de Babel sobre cómo extravío el libro, que a su parecer no le era de lo más facinante antes escuchado. Solo era un libro, con página como cualquier otro, una portada de acabado duro o blando, un lomo cocido y letras escritas en el. Un simple y sencillo libró, pensó.
Sin embargo para Babel era importante, y solo se limitarian a ir al árbol, recoger el libro e irse del lugar, no más que eso. Sonaba más emocionante de lo que en realidad era. Pero entré sus aficiones cotidianas no se hallaban entrar de manera ilícita a ninguna parte.
Babel aceleró el pasó, adelantándose al menos un metro.— Babel espera, vas muy deprisa.
— Ya casi hemos llegado. — Dijo apuntando a los troncos plantados en el suelo en línea recta. — Es un poco más adelante.— Pero no moderó su velocidad, en cambio la aumento un palmo dejando aun más atrás a Harmony.
— Babel... espera — Emitió con apenas un decibel de su voz. No poseía ninguna condición admirable, no le gustaban los deportes o las caminatas largas en las praderas, se inclinaba más por la equitación, un deporte en el que su madre no ponía reparo. Desde su posición, observó como se detenía en un árbol frondoso, de hojas que se volvían morenas y tupido verdoso. La vió agarrarse la cabeza y mirar en todas direcciones, confundida y con tinte de desconcierto.
Una vez que la alcanzó en el sitio se tomó su tiempo para recuperar el aliento.
— ¿Que pasa...por...por q...que ...— Aguardó un poco más . Exhaló profundo y reinició sus palabras — Por que te has detenido?
— Es aquí — Formuló apuntando exactamente un punto rocoso donde sobresalían las raíces del árbol como grandes y gruesos troncos — Dejé aquí mi libró y ya no está.
— Es probable que...
— Quizás Emily lo encontró — Interrumpió llevándose una mano a la barbilla. — Si, eso debe ser.
— ¿Y si es el duque es quien se lo ha llevado?
— ¿Con que objetivo?
— No lo sé, Babel, no tiene que haber un objetivo, solo un motivó. Quizás solo lo vió en el suelo y lo recogió.
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En la edad del tiempo ©
RomantikBabel Esparza es una joven curiosa e impetuosa chica de 19 años que cursa apenas su primer año de nivel superior, vive en Inglaterra con su hermana mayor Hasta que un día le ocurre lo más inesperado, que la obliga a correr a un refugio el cual enc...