Parte 10 Irán

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 Una vez en Marruecos, Tobir y Milcoh partirían por avión hacia la India mientras la doctora y Joan harían lo propio rumbo a Omán, frente a las costas iraníes. Se despidieron unos de otros. Tobir con su semblante serio levantaba su mano junto a Milcoh.

Momentos antes, Wen le había dado las más tranquilizadoras promesas de tener cuidado y de, como no, regresar a casa lo antes posible. Se podía ver en la cara del anciano cuanto significaba para él aquella mujer, que con una sonrisa entraba seguida por Joan dentro de aquel biplano. Milcoh, más ajeno a la situación enseñaba sus blancos dientes en una siempre contagiosa alegría. Joan se volvió a saludar antes de entrar detrás de Wen.

-Estarán bien

-Sin duda, en pocas horas sale su vuelo. Antes de amanecer estarán en la India.

Hablaban por el pasillo entre los asientos viejos y deteriorados, tratando de encontrar dos contiguos desocupados. Dando con ellos Wen le cedió el paso a Joan para que se instalara por el interior y seguidamente tomó el asiento a su lado, junto al pasillo. El artefacto era realmente unos amasijos con forma, el óxido había brotado por cada junta del suelo acorazado. Este llenaba el aparato de un fuerte olor a hierro y metal casi hiriente al respirar. Joan se acomodó, y soltó su bolso a sus pies. Wen dejó el suyo en medio del corredor, mientras ojeaba alrededor, reparando en las personas que compartirían el viaje. Luego miró a Joan que miraba silenciosa por la ventanilla, notando en ella ese muy poco frecuente silencio...

-¿Asustada?

-¿Qué?, no, para nada-con una tímida sonrisa

-¿Te ocurre algo?

-No, ¿por qué lo preguntas?

-Llevas casi todo el día sin hablar desde que salimos del desierto.

-¿Qué dices?

-No sé, te noto extraña..., pero será cosa mía.

-Seguro- .Tras una pausa y cambiando de tema. -Creo que trabajaré un poco- dijo Joan sacando su portafolios.

-Créeme, te será imposible.

-¡Qué dices, he trabajado en sitios peores!

-Vale, vale, no he dicho nada -alzando sus manos

Pronto los motores rompieron en un sonido trepidante. Joan soltó sus papeles para el inminente despegue. Todos los viajeros seguían con sus charlas, incluso Wen no cambió su postura de descanso, con sus párpados cerrados y su cabeza apoyada en el asiento. Solo Joan, que miraba de un lado a otro sorprendida del tremendo zumbido de las hélices, parecía ser la única que dudara de la capacidad de volar de aquel cacharro.

-Tranquilízate -Wen habló desde su antigua postura.

-Estoy tranquila

En pocos momentos el aparato se apuraba en tomar velocidad, incrementando el sonido en cada centímetro de fuselaje, al unísono se abrían los ojos de Joan. Solo cuando dejó de notar los profundos baches en los saltos de su cuerpo y notó que cierta calma suavizaba las sacudidas del aparato, supo que habían despegado...por fin.

-Te dije que estuvieras tranquila.-Wen volvió a hablar con sus ojos aún cerrados.

-Lo estoy

-Entonces -, abrió sus ojos y clavó su mirada en su brazo más cercano a Joan, -deberías devolverme mi brazo -la miró con cierta ironía.

-¡Oh...!debió ser un acto reflejo -dijo al tiempo que lo soltaba como si le quemara.

Wen la miró con fastidio, mientras que ella, aparentando todo el coraje del mundo en su rostro, tomó de nuevo su portafolio y se escudó tras el.

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