JOAN
El coche iba despacio, sorteando los baches en un intento de ganar tiempo y pensar sobre lo ocurrido. Sería posible que Wen pudiera haber pensado otra cosa de la sucedida allí aquella noche. Sin embargo aunque así fuese y le hubiera cogido por sorpresa la presencia de Richard, no encontraba respuesta a aquella mirada y mucho menos a su actitud, aunque quería encontrarla. Iba luchando en medio de un lado de ella que le daba plena razón a su pensamiento de no encontrar justificación alguna, y por otro lado, algo la empujaba a desear contarle todo y recalcar el momento de decir que no había sucedido nada allí.
Esto último era, de alguna forma, hacia donde más giraba la balanza, pero al fin y al cabo también Amur la había besado en aquel desierto, también supuso una sorpresa para mí y nunca hizo comentario alguno sobre ello.
Me costó reconocerlo pero había sentido algo extraño en ese momento incapaz de describir... Los labios de aquel hombre acercándose a los suyos.
En realidad no sé de qué me preocupo. La conozco bastante bien a lo largo de estos años.
"Seguro que la encontraré como si nada, eludiendo incluso a si misma su propia actitud".
-Cabezota y terca - se sonrió a esa parte de su amiga que la hacía ser como era, decidida, impetuosa, y llena de seguridad. Más de uno de los que había salvado en su vida había idolatrado esa cualidad en ella, porque a pesar de todo eran parte de los atributos que la hacían ser... ella.
Llegaba ya a la cima de la colina y retornando al camino principal, cuando a cierta distancia divisó que a lo lejos un vehículo venía muy deprisa hacia ella, A razón de la estela que dejaba tras de sí, apenas parecía tocar el suelo. Joan siguió su conducción como hasta ahora y esperaba el momento que pasara de largo. Solo cuando faltaban unos metros para que pasara por su lado, pudo darse cuenta de que quien lo conducía era Arial, el joven amigo de Alan. Su cara mostró instantáneamente preocupación. La velocidad a la que venía no hacía presagiar una mera visita de cortesía.
El hombre tocaba el claxon de forma intermitente a la mujer para que parase, desde unos metros antes de rebasarla. Al llegar a su lado Joan frenó viendo como toda su cara y las ropas, que el hueco de la ventanilla dejaba ver, estaban mojadas y llenas de barro, como el jeep que conducía.
-Joan, necesitamos ayuda -dijo alterado
-Qué, ¿qué ha pasado?- con cara de extrema preocupación.
-Una avalancha ha producido una inundación en una aldea del valle.
Joan miró al volante intentando aceptar la noticia del hombre y de lo grave que era la situación a través de la desesperación en sus ojos.
-¿Dónde exactamente?- reaccionó.
-A pocos kilómetros del albergue. En la parte alta del valle. Ya Alan está allí.
-Sigue hasta la aldea y cuéntale a Tobir. Yo ya voy de camino- replicó apurada.
El joven aceleró el vehículo levantando el polvo bajo sus ruedas mientras el de Joan respondió de igual forma a su pie firmemente a fondo en el acelerador y en dirección opuesta.
En la aldea Tobir recibía la noticia e instintivamente, como otras tantas veces ante situaciones de esta urgencia, introdujo todo el material de Wen en el coche del muchacho. La única forma de comunicarse con ella era llegar hasta allí
"Al menos Joan llegará antes"- pensó. "Sus conocimientos son ya suficientes como para hacerse cargo en nuestra tardanza".
JOAN
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Destino
RomanceNO ES DE MI AUTORIA Hace muchos años llego esta historia a mis manos, no tiene el nombre de la autora, pero considero que es una historia digna de compartir. Tiene un relato intimo y lento de las historias viejas Una periodista de Filadelfia (Joan...