Nos sentamos en el piso, uno al lado del otro, apoyados contra una de las paredes. James había traído unos sandwiches y un par de gaseosas, y yo creí morir de amor. No porque amara los sandwiches, sino porque verlo ruborizado, extendiéndome el almuerzo, era una de las cosas más tiernas que había visto en mucho tiempo.
-No sabía lo que podía gustarte -dijo desenvolviendo el suyo.
-Está perfecto.
-Entonces... -dijo, dando un enorme mordisco- ¿Qué ves en tu futuro?
-¿En mi futuro? -me sorprendí por la pregunta y asintió con la cabeza, con la boca llena- Bueno... uf. Eso es algo extenso.
-A grandes rasgos.
-Mmmm... bueno... Me veo pintando. Me veo pintando toda la vida, es algo que amo hacer, obviamente- señalé la enorme pared, llena de líneas y trazados que prometían una buena obra- Me veo dando clases. Eso también me gusta mucho. Me veo... viviendo en el campo, o en algún lugar así. Algo tranquilo, donde pueda.... tú sabes.
-No, no lo se. ¿Pintar?
-Sí, pintar. Pintar tranquila. Y también... bueno... me gustaría formar una familia. Algún día, no lo sé. Y estar en un lugar que sea tranquilo para eso. Pero no lo sé. No creo que eso sea para mí -mordí el sandwich y llené mi boca para evitar seguir hablando. Estaba roja de vergüenza.
-Es un buen plan -dijo sonriendo. Se quitó la gorra de la cabeza y la arrojó a un lado, revolviéndose el cabello- ¿Por qué no crees que sea para ti?
Me tomé mi tiempo antes de responder.
-Es algo que deseo, pero que no es mi prioridad. ¿Y tú?
-¿Yo? Me gustaría estar tranquilo también. No quiero vivir detrás de los negocios, no es algo que me interese.
-Bueno, no estás empezando del todo bien -le contesté- mira el tamaño de este lugar.
-Estoy armando todo con la idea de que todo esto funcione sin mi algún día.
-¿Eres ordenado, verdad? No eres lo que se ve a simple vista.
-¿Qué es lo que se ve a simple vista? -se rió y se giró hacia mí, interesado.
-Toda esta apariencia de chico malo que le gusta a las mujeres.
-No parezco un chico malo.
-Oh, por favor. Eres el arquetipo de chico malo.
-¿Por qué lo dices?
-La barba, la ropa camuflada, la música. El vaper. Las motos. El rock...
-Rap.
-Lo que sea.
-¿No te gusta?
-¿Hablas del rap? -mordí nuevamente mi sandwich, mirándolo divertida.
-Hablo del chico malo, ¿no te gusta? -dejó su sandwich al costado y bebió de su botella de agua.
-Le gusta a todas las mujeres. El chico malo es un imán.
-Bueno, el chico malo no es tan malo -se acercó lentamente y me besó debajo de la oreja.
-Lo se. Pura espuma.
Se rió en mi cuello y yo cerré los ojos disfrutando de las cosquillas de su barba y de sus labios haciendo lo que tanto me gustaba que hicieran: besarme. Lo abracé y me subí sobre sus caderas, y comenzamos a besarnos como dos adolescentes que se encuentran en el parque para besarse después de clases.
-¿Quieres cenar conmigo hoy a la noche? - me dijo, hablando con sus labios sobre los míos.
-¿Cenar como en una primer cita? - me sonreí en su boca.
-Así es. No creo que hayamos tenido una correcta primer cita.
-Es verdad. Pero debes saber que no me acuesto con los hombres en la primera cita.
James se rió y apretó la carne en mi cintura, haciéndome cosquillas.
-Tendré que ser todo un caballero entonces. Nada de chico malo -dijo mientras deslizaba sus manos por debajo de mi camiseta -Usa algo elegante, pasaré a buscarte.
-¿Algo elegante? -le pregunté divertida.
-No creerás que comeremos sándwiches en el suelo otra vez.
...
No tenía nada elegante. Nada. Los vestidos que tenía me los había regalado Jason y yo... bueno, yo también los había regalado cuando terminamos. Eran horribles. Así que me recurrí a Amy y su atestado guardarropas una vez más.
-Él ama los zapatos -me dijo mientras buscaba unas cajas en su vestidor- Es como un fetiche o algo así. Todo el tiempo mira los zapatos de las mujeres.
-Es bueno saberlo. Y es raro que lo sepas.
-Él no lo oculta. Los ama. Aquí, pruébate estos -me extendió una sandalia negra de Manolo Blahnik, y me sentí sexy de sólo mirarla. Eran apenas dos tiras de cuero, pero eran hermosas.
-Me siento desnuda de sólo mirarlas -le dije parándome para probarlas.
-Son hermosas... son tan hermosas... -suspiró y volvió a guardarlas en la caja- Cuídalas.
Asentí con la cabeza.
Esa tarde Amy me ayudó a arreglarme. Claramente entre mis prioridades nunca había estado la de aprender a maquillarme, así que me puse en sus expertas manos y, cuando estuve lista, no podía creer mi reflejo en el espejo.
-Tú deberías llamarte artista. O maga.
-Toma -me extendió unos aros y me miró a través del espejo- Eres hermosa. Por dentro y por fuera -me abrazó desde atrás mientras yo seguía sentada, y creí verla emocionarse.
-Pareces una madre preparando a su hija para el baile de graduación -le dije, divertida.
-Bueno. Es importante para mí. Eres mi mejor amiga.
-Es sólo una salida.
-Sabes que no. Lo sabes. No me vengas con esas cosas.
-Sí, lo se -dije avergonzada.
El timbre sonó y escuchamos el grito de Greg desde el living.
-¡James está aquí!
-Vamos -me dijo, con un gesto de la cabeza -¿Lo hiciste subir? -gritó Amy,saliendo por la puerta de la habitación.
-Claro... -Greg abrió la boca cuando me vio- ¡Mia! Estás hermosa.
-¿No cierto que lo está?
-Basta. Me hacen sentir una niña.
-No con ese vestido -se rió Amy, mirándome de arriba a abajo- Y no con esos zapatos.
El timbre sonó y Greg se acercó a abrir la puerta. James estaba parado, con las manos en los bolsillos de un pantalón azul. Llevaba un perfecto saco del mismo color, y por debajo un chaleco y una camisa blanca con un par de botones abiertos, que dejaban asomar sus desordenados collares. Su mirada me encontró mientras saludaba a su amigo, y su sonrisa se transformó en un gesto serio y devorador. Me miró lentamente, como queriendo retener en su memoria cada centímetro de mi cuerpo.
Saludó a Amy y caminó los pasos que nos separaban, parándose frente a mí, y me susurró al oído:
-Con ese vestido y esos zapatos, puedes ir olvidándote de mi promesa de comportarme como un caballero.
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Dos corazones en guardia
Fiksi PenggemarMia ama el arte; es pintora, tranquila y ama su independencia y su soledad. James ama las motos; es extrovertido, tosco y persuasivo. Ambos se esconden en sí mismos, pero, a pesar de sus corazas, descubrirán que tienen mucho más en común de lo que...