Capítulo 17

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Nos sentamos en el piso, uno al lado del otro, apoyados contra una de las paredes. James había traído unos sandwiches y un par de gaseosas, y yo creí morir de amor. No porque amara los sandwiches, sino porque verlo ruborizado, extendiéndome el almuerzo, era una de las cosas más tiernas que había visto en mucho tiempo.

-No sabía lo que podía gustarte -dijo desenvolviendo el suyo.

-Está perfecto.

-Entonces... -dijo, dando un enorme mordisco- ¿Qué ves en tu futuro?

-¿En mi futuro? -me sorprendí por la pregunta y asintió con la cabeza, con la boca llena- Bueno... uf. Eso es algo extenso.

-A grandes rasgos.

-Mmmm... bueno... Me veo pintando. Me veo pintando toda la vida, es algo que amo hacer, obviamente- señalé la enorme pared, llena de líneas y trazados que prometían una buena obra- Me veo dando clases. Eso también me gusta mucho. Me veo... viviendo en el campo, o en algún lugar así. Algo tranquilo, donde pueda.... tú sabes.

-No, no lo se. ¿Pintar?

-Sí, pintar. Pintar tranquila. Y también... bueno... me gustaría formar una familia. Algún día, no lo sé. Y estar en un lugar que sea tranquilo para eso. Pero no lo sé. No creo que eso sea para mí -mordí el sandwich y llené mi boca para evitar seguir hablando. Estaba roja de vergüenza.

-Es un buen plan -dijo sonriendo. Se quitó la gorra de la cabeza y la arrojó a un lado, revolviéndose el cabello- ¿Por qué no crees que sea para ti?

Me tomé mi tiempo antes de responder.

-Es algo que deseo, pero que no es mi prioridad. ¿Y tú?

-¿Yo? Me gustaría estar tranquilo también. No quiero vivir detrás de los negocios, no es algo que me interese.

-Bueno, no estás empezando del todo bien -le contesté- mira el tamaño de este lugar.

-Estoy armando todo con la idea de que todo esto funcione sin mi algún día.

-¿Eres ordenado, verdad? No eres lo que se ve a simple vista.

-¿Qué es lo que se ve a simple vista? -se rió y se giró hacia mí, interesado.

-Toda esta apariencia de chico malo que le gusta a las mujeres.

-No parezco un chico malo.

-Oh, por favor. Eres el arquetipo de chico malo.

-¿Por qué lo dices?

-La barba, la ropa camuflada, la música. El vaper. Las motos. El rock...

-Rap.

-Lo que sea.

-¿No te gusta?

-¿Hablas del rap? -mordí nuevamente mi sandwich, mirándolo divertida.

-Hablo del chico malo, ¿no te gusta? -dejó su sandwich al costado y bebió de su botella de agua.

-Le gusta a todas las mujeres. El chico malo es un imán.

-Bueno, el chico malo no es tan malo  -se acercó lentamente y me besó debajo de la oreja.

-Lo se. Pura espuma.

Se rió en mi cuello y yo cerré los ojos disfrutando de las cosquillas de su barba y de sus labios haciendo lo que tanto me gustaba que hicieran: besarme. Lo abracé y me subí sobre sus caderas, y comenzamos a besarnos como dos adolescentes que se encuentran en el parque para besarse después de clases.

-¿Quieres cenar conmigo hoy a la noche? - me dijo, hablando con sus labios sobre los míos.

-¿Cenar como en una primer cita? - me sonreí en su boca.

-Así es. No creo que hayamos tenido una correcta primer cita.

-Es verdad. Pero debes saber que no me acuesto con los hombres en la primera cita.

James se rió y apretó la carne en mi cintura, haciéndome cosquillas.

-Tendré que ser todo un caballero entonces. Nada de chico malo -dijo mientras deslizaba sus manos por debajo de mi camiseta -Usa algo elegante, pasaré a buscarte.

-¿Algo elegante? -le pregunté divertida.

-No creerás que comeremos sándwiches en el suelo otra vez.

...

No tenía nada elegante. Nada. Los vestidos que tenía me los había regalado Jason y yo... bueno, yo también los había regalado cuando terminamos. Eran horribles. Así que me recurrí a Amy y su atestado guardarropas una vez más.

-Él ama los zapatos -me dijo mientras buscaba unas cajas en su vestidor- Es como un fetiche o algo así. Todo el tiempo mira los zapatos de las mujeres.

-Es bueno saberlo. Y es raro que lo sepas.

-Él no lo oculta. Los ama. Aquí, pruébate estos -me extendió una sandalia negra de Manolo Blahnik, y me sentí sexy de sólo mirarla. Eran apenas dos tiras de cuero, pero eran hermosas.

-Me siento desnuda de sólo mirarlas -le dije parándome para probarlas.

-Son hermosas... son tan hermosas... -suspiró y volvió a guardarlas en la caja- Cuídalas.

Asentí con la cabeza.

Esa tarde Amy me ayudó a arreglarme. Claramente entre mis prioridades nunca había estado la de aprender a maquillarme, así que me puse en sus expertas manos y, cuando estuve lista, no podía creer mi reflejo en el espejo. 

-Tú deberías llamarte artista. O maga.

-Toma -me extendió unos aros y me miró a través del espejo- Eres hermosa. Por dentro y por fuera -me abrazó desde atrás mientras yo seguía sentada, y creí verla emocionarse.

-Pareces una madre preparando a su hija para el baile de graduación -le dije, divertida.

-Bueno. Es importante para mí. Eres mi mejor amiga.

-Es sólo una salida.

-Sabes que no. Lo sabes. No me vengas con esas cosas.

-Sí, lo se -dije avergonzada.

El timbre sonó y escuchamos el grito de Greg desde el living.

-¡James está aquí!

-Vamos -me dijo, con un gesto de la cabeza -¿Lo hiciste subir? -gritó Amy,saliendo por la puerta de la habitación.

-Claro... -Greg abrió la boca cuando me vio- ¡Mia! Estás hermosa.

-¿No cierto que lo está?

-Basta. Me hacen sentir una niña.

-No con ese vestido -se rió Amy, mirándome de arriba a abajo- Y no con esos zapatos.

El timbre sonó y Greg se acercó a abrir la puerta. James estaba parado, con las manos en los bolsillos de un pantalón azul. Llevaba un perfecto saco del mismo color, y por debajo un chaleco y una camisa blanca con un par de botones abiertos, que dejaban asomar sus desordenados collares. Su mirada me encontró mientras saludaba a su amigo, y su sonrisa se transformó en un gesto serio y devorador. Me miró lentamente, como queriendo retener en su memoria cada centímetro de mi cuerpo.

Saludó a Amy y caminó los pasos que nos separaban, parándose frente a mí, y me susurró al oído:

-Con ese vestido y esos zapatos, puedes ir olvidándote de mi promesa de comportarme como un caballero.

Dos corazones en guardiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora