¿Podemos repetirlo?

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Can POV

Llegó el sábado. Tin me pasó a buscar y me llevó a su casa.

Al llegar no podía creerlo ¡SU CASA ES ENORME!

- ¡Wow! Tu casa es gigante -Dije.
- ¿Vienes a ver mi casa o una película?

Entramos. De inmediato su sobrino corrió y abrazó a Tin.

- Ah, te conozco, eres el hijo de ese sujeto.
- ¡No le digas "ese sujeto" a mi padre! -Protestó.
- ¿También eres malvado como él?
- ¡Mi padre no es malvado! Es el mejor papá del mundo.
- Tu padre es lo peor de lo peor. -Le discutí.
- ¡No digas eso! Mi padre es bueno. -Se puso a llorar.
- Y ahora lloras como un bebé.

Tin puso una expresión de que estaba harto de la situación y me silencié. No le gustó pero es que...

- Su padre te hace daño, te hace sufrir y no me dejas enfrentarlo... aunque sea déjame desquitarme con su hijo. -Me excusé.
- Phu Pha es un buen niño, él no me hizo nada malo. -Me explicó-. Jamás me desquitaría con él o con mi cuñada, de hecho, ellos dos son más familia que el resto de las personas que viven en esta casa.
Resoplé rendido.

- Perdón, lo siento -Dije y miré al pequeño-. Entonces no eres un mal niño. -Expresé-. Eso significa que me perdonarás -sonreí y le mostré mi meñique para hacer una tregua de paz.

El niño miró a Tin y él le confirmó que era "seguro" hacer la promesa y la hizo. Luego, Tin me despeinó cariñosamente.
- En estos momentos no sé quién es el niño.
- ¿Qué quiere decir con eso? -Le pregunté.
- Estás aquí para ver una película ¿cierto?
- Sí.
- Entonces vamos. -Me apremió para que lo siguiera.
- ¿Puedo ir? -Era Nong Phu.
- Lo siento, es una película para grandes. -Le explicó Tin y despeinó su cabello.

Tin POV

Conseguí que mi sobrino se quedara con una de las empleadas en la sala de cine privada. Can y yo miraríamos la película en mi cuarto... obviamente. Subí los famosos bocadillos y los apoyé en la mesa. Él y yo estábamos en el sillón.
- ¡Se ve rico! ¿Puedo comer?
- Adelante.

Can no lo dudó ni por un segundo y fue a comer algo. Logré interceptar su mano antes, lo agarré de la muñeca.

- Pero dijiste... -Lo miré a los ojos.
- Primero hay que pagar.
- ¿A qué te refieres?

Continué observándolo y toqué sus labios con mi dedo. Hoy sentí que se erizaba bajo mi tacto, hoy nada iba ser sutil...

- ¿Otro beso? -Preguntó Cantaloupe, pero no fue una queja.

Él lo meditó unos segundos. Hasta que puso su típica pose de beso de niño de 5 años.

- Abre la boca, Can.

Él movía en forma negativa y frenética su cabeza. Me acomodé para quedar en una buena posición. Hoy iba a ser mi día, Tin se iba a salir con la suya...
- No.
- Can, ábrela.
- No, mantendré mis labios... -

Aproveché que estaba hablando para tomar su cuello y besarlo. Hice bien porque funcionó. Me di cuenta de inmediato que esta vez sí le estaba gustando el beso. Paré y él no dijo nada ni me empujó. Así que volví a besarlo, pero esta vez me dispuse a que fuera algo más profundo. Lamí sus labios y me dejó entrar. Lo sentí estremecerse. Tanto así, que sentí su temblorosa mano afirmarse poco a poco en mi hombro: Lo había conseguido. Me separé.

- ¿Cómo estuvo? -Pregunté preocupado y ansioso.
Quedamos unos segundos observándonos. Hasta que finalmente Can habló:
- ¿Podemos repetirlo?

Cantaloupe sonrió. Con la sonrisa más hermosa que vi en mi vida y supe que la querría ver por siempre. Acaricié su rostro con delicadeza, él hizo lo mismo con el mio y se me acercó unos milímetros. Yo volví para devorarlo. Comencé lento y sutil para no asustarlo, pero después ya se iba descontrolando todo. El beso era profundo pero desalineado, él no sabía cómo hacerlo y yo que luchaba contra mis ganas... Cantaloupe me tomó del cabello y sentí que el fuego se iba encendiendo en mi, Intensifiqué el beso. Me acerqué más a él, mientras seguía sosteniendo su cuello con una de mis manos y con la otra tomé su hombro con fuerza. Can perdió el equilibrio y terminó acostado en mi sofá. Me detuve. Su rostro se veía muy sonrojado y claramente tenía vergüenza; estaba tomando bocanadas de aire y no dejaba de mirarme intensamente. Yo estaba encima suyo. Apoyé mi mano en el posabrazos. Él estaba recuperando su aliento. Con fuerza sobrehumana, me alejé: necesitábamos detenernos o de otro modo no podría controlarme... Escuchamos pasos y me senté erguido de inmediato.

Adorablemente Estúpido [ Terminado]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora