Y pasó el tiempo, como quien cuenta las estrellas una noche de invierno.
Y ambos miraron al cielo, concentrados en no parecer muy imbéciles al hacerlo.
Vieron a su amor y a su amada.
Con ojos tristes y cansados, de la rutina de querer y ser querido.
Y desearon poder algún día devolver la mirada, a un joven moreno de ojos azules y una muchacha de dulce sonrisa y gran alma.