Trabajo mierdero.

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-Buenos días niños-dice la profesor intentando hacerse paso entre el ruido-niños, ¡niños!-grita ella acabando con todo el alboroto-ya se están acercando las vacaciones de invierno y como la mayoría de los profesores nos irritamos en estas fechas por corregir miles de cosas, yo he decidido proponeros un trabajo, como mí materia es Hogar, cocinamos y cosas de esas, he decidido haceros padres por 21 días, es sencillo, yo os doy un huevo, vosotros lo único que deberéis hacer es cuidarlo, darle de comer, acunarle etc etc, este trabajo es en parejas, el trabajo es más sencillo aún, si sobrevive los 21 días con vosotros os pondré un aburrido 10 en las notas, pero si se parte un hermoso 0, ¿quién quiere el cero?-dice la alocada profesora-¿me falta hoy alguien?

-No-responde uno de los alumnos.

-Vaya que no, no veo el rostro angelical de aquel niño castaño de preciosos ojos azules.

El alboroto se vuelve a formar, no obstante esta vez todos se preguntan de quién habla la chiflada profesora. Una extraño grito suena fuera de la clase, de repente yo aparezco, el chico que ella había descrito da lugar y entro por la puerta.

-Hola-manifiesto con la respiración agitada.

-Este es Alec, es griego, no es nuevo ha estado en este instituto años, pero es muy listo y le han ascendido dos cursos-explica ella-es un empollón-susurra a los alumnos tapando su boca con la mano.

Yo la observo con extrañeza, hago lo mismo que la profesora y grito:

-Está loca.

-Bueno, pues Alec, como te han ascendido dos cursos tendrás...-se queda en blanco.

-Quince, tengo quince años.

-Venga pues siéntate... mira la verdad es que me da igual donde te sientes.

Me siento en una mesa alejada de todos, todo el mundo me observa, pero yo ni me inmuto, sigo jugando con mi liso cabello castaño.

-Niños dejar de mirar a Alec, que voy ha hacer las parejas...

-No-dicen los alumnos.

-Cuando seáis profesores haréis las parejas.

-¿El dicho no es "cuando seas padre comerás huevos"?-pregunta uno de ellos.

-Cuando seáis profesores haréis las parejas-le manifiesta mirándole con cara de psicópata.

-A ver, tú y tú.

Las parejas no se tardan en hacer, dejando a Caleb sin pareja al igual que a mí.

-Me apetece una pareja gay... y como vosotros sois los que faltan por emparejar os voy a unir. Alec, este es Caleb, es muy guapo, eh-le esboza una sonrisa pícara.

Miro desde su asiento a Caleb, un chico pelirrojo de pelo corto y de ojos verdes. «Bueno tampoco es tan feo» pienso.

-A ver gentucilla, sentaos con vuestras parejas.

Ninguno de los alumnos se mueve, lo que despierta la ira de la profesora.

-¡Ya!-grita ella dando un puñetazo a la mesa.

Todos los alumnos se mueven, buscando y sentándose junto con su pareja, me levanto de mi asiento, ya que mi compañero no se digna ni a mirarle, doy golpecitos a la mesa con los dedos repetidamente, poniendo de los nervio a Caleb, que ese día tiene un humor de perros.

-¡¿Quieres parar de hacer eso?!-grita él haciendo que todos le oigan.

-Menos humos Blancanieves que vas a tener que cuidar un huevo con uno de tus enanitos-reprocha la alocada profesora.

Tira su bolso a la mesa con fuerza, en un solo segundo su expresión facial cambia poniendo cara de susto, abre su gran bolso jipi y de él saca un cartón de huevos.

-A ver niños, son doce huevos, gracias a Alec somos 24 o sea que uno para cada nueva familia, ¡yo los reparto!-dice la profesora moviendo los brazos por el aire.

Reparte los huevos, dejandome a mí y a Caleb los últimos,

-Y para mi pareja gay el huevo más bonito-nos entrega un huevo azul con un bigote pintado- que bonito el final del nombre de uno es el comienzo de otro.

-Primero, lo único que vale es el suyo, mi nombre no acaba en "a" y segundo, yo no quiero nada con esto-se refiere a mí.

-Tranquilo lobo feroz, ya le contarás tus penas a caperucita-susurra la profesora calmándole.

-¡¿Quieres dejar de decir cuentos disneys o cuentos populares?! ¡¿Qué seta te has fumado hoy?!-expresa Caleb de los nervios.

QLe miro un solo segundo, veo como en lo profundo de sus ojos está sufriendo y nada le puede aliviar.

-Tranquilo-susurra ella-¿qué nombre le vais a poner?

Caleb me mira por un solo segundo pero no percibo nada de él, vuelve a mirar a la profesora y habla:

-Me da igual, que se lo ponga el enanito-aparta el huevo con dos dedos.

-¿El señor Bigotes?-le pregunto a Caleb

-Por mí vale-responde él mirando al infinito.

-Pues venga, El señor Bigotes-camina hacia su mesa sentándose sobre ella-niños, esto es lo que tenéis que hacer, coger una libreta de la mesa y escribir el diario de los 21 días, tres veces a la semana tendréis que tener una cita en pareja, sin embargo como cualquier niño pequeño no se sabe cuidar sólo, os lo tendréis que llevar, el que lo reviente tiene un cero, por mí os pondría un diez, pero la verdad es que me ha costado mucho pintar los huevos, mañana empieza el proyecto de los 21 días.

Papás por 21 díasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora