Capitulo 9

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Trate de evitar  a Dustin a toda costa después de eso pero claro me iba a ser imposible si seguíamos fingiendo ser novios. Creo que ambos nos estábamos evitando o no sé pero por nuestra propia voluntad no nos juntábamos, si no era por Micah que nos encontrábamos juntos era por Azura que le encantaba pasar su tiempo con los de quinto y aparte ya había hecho amigos con los de quinto. 

Se puede decir que no soy de esas chicas rebeldes que faltan a clases pero ir a su clase, la clase de Dustin, no me apetecía por lo que no fui. Al parecer a Dustin no le preocupo mucho porque me dejo faltar… al menos así fue por tres días. Hasta que lo encontré parado en mi puerta de mi cuarto a la hora de su clase esperando entrar a mí cuarto.

 Le dije que me sentía mal pero aún así él insistió en pasar y sin más, quede encerrada en mi cuarto con él gracias a que quien sabe porque la chapa de mi cuarto se atoro.

-No pensaba que eso pasará, los profesores deberían estar… preocupados- me dijo en un intento para tranquilizarme.

Él  estaba sentado en mi cama y yo junto a mi gran oso. No quería estar cerca de él… bueno si quería pero no quería terminar besándolo como la otra vez. La ventana de mi cuarto tenía barrotes, así que por ahí no podíamos escapar. Por ningún lado. Solo había que esperar hasta que alguien notara nuestra ausencia y comenzara a buscarnos… al menos eso espero porque tengo hambre y si paso otras tres horas encerrada aquí me voy a volver loca.

-Si claro, se nota que lo están.

-Mmm…  ¿quieres hab-?

-¿Comida?- me pare antes de que dijera algo y fui por las únicas papas que tenía encima de mi microondas.

Esa era quinta vez que evitaba el tema, no sé cómo le hacía para sacar otro tema pero lo lograba y agradezco eso, solo que me estoy quedando sin ideas. Cogí la bolsa de papas y la abrí, me metí una a la boca y después voltee ofreciéndole la bolsa a Dustin.

-¿Quieres?- dije acercándome a él.

-No, gracias… Aria ¿Será que podamos hablar?

-Estamos hablando ¿no?- me fui a sentar de nuevo con mi oso y seguí comiendo –Oye ¿Por qué te hiciste novio de Arethusa?- Dios que voy a hacer cuando se me acabe los temas de que hablar.

-Porque en su momento me llego a gustar, era linda y bueno… no era como es ahorita- tan si quiera no le molesta que no lo deje hablar de lo que quiere, supongo que si le molesta pero lo bueno es que me contesta lo que le pregunto –Aparte antes ella… era… ¿Cómo decirlo? No era tan popular como ahorita, ella nunca hablaba con nadie y bueno era una persona muy sincera y sencilla.

-Ya… no me la imagino

-Aria…

-¿Por qué cambio?- dije antes de que empezara.

-Por mí, por quien se empezó a juntar cuando nos hicimos  novios y por conveniencia.

-¿Por eso ya no te gusta?

-Mmm… ella sigue siendo la misma persona que conocí pero digamos que no concordamos mucho y últimamente espera que reaccione igual que todos los demás. Siguiéndola como perrito faldero- me reí –Hablando de eso, tú amigo Edwin ¿con quién se lleva?

-¿Por?

-Curiosidad

-Mmm… pues no sé mucho pero creo que con las amigas de Azura y ya- se me quedo viendo por un rato sin decirme nada lo cual hiso que me pusiera rojita así que baje la mirada a la bolsa de papas y no me atreví a alzar la mirada.

-Sé que no quieres hablar de esto pero debemos hacerlo- dijo un rato después.

-¿Hablar de qué?- me pare como si nada y deje la bolsa de papas encima del microondas y me dedique a ver mi ropa en un intento de distraerme.

-De nosotros.

-No hay un “nosotros”, al menos no en verdad. ¿Has visto com-?-me corto

-El beso, es de lo que tenemos que hablar. Y agradecería que voltearas a verme- no lo hice, mi pulso ya estaba loco y supongo que tenia rojas hasta las orejas –Vamos Aria, ambos sabemos que no podemos dejarlo así, al menos que me hayas dado la impresión equivocada tú no eres así. No eres esa persona que deja las cosas por miedo y eres la persona a la que no le importa meterse en problemas con tal de que no la usen o digan otras cosas sobre ti.

-Dustin quiero salir de aquí, no quiero hablar sobre algo como esto cuando ni si quiera vamos a salir de aquí- dije y después lo confronte volteándome. Para mi gran sorpresa ya lo tenía enfrente de mí a menos de un centímetro de mis labios. Me odie a mi misma por pensar en cómo se sentía besar esos labios rojos y grandes que tenía prácticamente a mi disposición.

-Por favor, me está torturando. Supongo que tú tampoco estas tranquila si te has dedicado en esquivarme y arriesgándote en reprobar una materia

-¿Qué quieres Dustin? Que no haya ido a tus clases no significa que te este evitando

-¿En serio? ¿Entonces porque te molesta tanto estar encerrada aquí conmigo?

-No es eso lo que me molesta, me molesta que nadie se pregunte donde estamos

-¿Te lo digo? Todos piensan que somos novios por lo que un escape de la escuela no es algo por lo que se vayan a preocupar, al menos no hasta mañana

-¿Qué? ¿Pues que piensan que estamos haciendo? Y toda la noche

-Por Dios Aria, una niña más un niño, solos nos da igual a…- no quería saber que era exactamente lo que pensaban que estábamos haciendo pero no fue buena idea preguntarlo más por su respuesta –Como sea, debemos hablar ¿Por qué me evitas si no te importo el beso?

-No te evito, simplemente tengo cosas que hacer.- me vio como si no fuera obvio que él también –Dios Justin, supéralo. Solamente fue un beso y ya. Olvídalo- me hice para atrás para poner distancia entre nosotros

-No te creo- se me acerco.

Demonios así pronto lo voy a arreglar. Lo que tenia atrás de mi era pared y él se dio cuenta por lo que me encerró en la esquina sin permitirme salir. Tenia de dos: decirle que me importo o tratar de empujarlo para que me dejara en paz, de las cuales ninguna hice. Cruce los brazos en mi pecho, tan si quiera quedaría un poco de espacio entre nosotros.

-No me interesa si me crees o no. Estas invadiendo mi espacio personal, arrímate- él no se movió, de hecho no hiso nada más que  verme a los ojos –Vale ya Dustin me estas sacando de quicio, muévete- lo empuje con una de mis manos pero mucho antes de que llegara a mi objetivo la agarro en el aire.

Me quede helada, no podía moverme. Él tampoco lo hizo, y mientras nos mirábamos uno al otro, repentinamente sentí como un sonrojo, como si tuviera nervios por algo y supe que algo iba a pasar.

Y luego lo hizo, de nuevo, me besó.

Lo peor. Seguí besándolo.

DESPERTAR   El principio (En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora