El Hilo Rojo que nos Unió[Mikellino]

«¡No te tengo miedo!»

Pov. Mike:

La noche ya se hizo presente al igual que la luna y su incandescente brillo caía justo por las casas de mis amigos y la de Trollino. Yo, en una habitación de más, viendo los monstruos salir y caminar por las calles o aceras de la ciudad desde la ventana colocada en el segundo piso de la casa de mi amigo.

Todavía seguía con la misma vestimenta, tenía decidido no cambiarme, por lo menos por esta noche pero aun así decidí atender mis necesidades de una buena ducha e ir al baño. Bajé al primer piso encontrándome con Trollino trabajando en algo con su computadora portátil y una taza a su costado, de café o de té no estaba seguro de eso.

Mike: Hola, Trolli, ¿me puedes decir donde esta el baño? (pregunté mientras la curiosidad de saber que hacia me corrompía la mente pero preferí no preguntar. Esperé a que Trollino dejará de dirigir su vista a su portátil y que me viera para decirme el lugar al cual quería llegar, lo hizo y me dijo a donde ir, antes de irme le sonreí y agradecí para alejarme de él).

Una vez dentro, no decidí darle importancia a mi alrededor. Mientras me quitaba lo que es mi buzo de perro, mi vista se poso en el espejo que me reflejaba pero sentí que algo estaba mal, algo en mi reflejo estaba mal. Acerqué mi mano al espejo, el frío de este hizo que mi piel se erizara y solo notaba como mi reflejo me imitaba. Era normal que tu reflejo haga lo mismo por algo es un espejo pero... ¿qué pasa si el fondo, que debería ser igual que tú alrededor, no lo es? Mi mente daba vueltas, ¡el fondo de el cuarto no era el mismo en el reflejo! Había cosas que no estaban, esparcidas por el suelo pero lo que más me asusto fue ver una horca que se veía apenas por la altura de esta. Sin dudarlo alejé mi mano del espejo y retrocedí chocando contra la pared.

Mike: Algo malo esta pasando... No, no es real ¡eso que vi no es real! (cerré los ojos con fuerza y me tome la cabeza. Eso no era real y si lo era, tenía miedo).

— No tengas miedo... Yo lo único que quiero es que seas feliz, Mike.

Mike: ¿¡Qué demo-...?! ¿Quién... dijo eso? (el silencio retomó lugar, mi vista hacía el espejo y de repente no había nada, ¡mi reflejo no estaba! El miedo se apoderó de mí cuerpo).

— No tengas miedo... El miedo vendrá después, Mike.

Otra vez esa voz, otra vez me asusta y me altera. Ya estaba mirando el espejo tratando de entender esto que sucedía y ahí paso, apareció mi versión .exe frente a mi pero dentro del espejo. Me quede estático al verlo allí, sonriendo con sus dientes en forma de piraña, sus ojos color rojo atormentandome y sus garras que sabría que deseaban destruirme.

Mike: ¡Trollino! ¡Trollino por favor ven! (rápidamente me levanté y me dirigí a la puerta para tratar de abrirla pero esta no abría y mis intentos por querer salir aumentaban al igual que mi miedo).

— No creo que te escuche, Mike... ¿Por qué el miedo? Acaso, ¿acaso te doy miedo, Mike?

Mike: ¡Deja de hablarme, tú no existes! ¡No existes, no eres real y no tengo porque tenerte miedo! (era evidente que si le tenía miedo pero no lo iba a admitir, no hoy, no ahora... Prefiero quedar valiente ante tal ente que me quiere destruir a quedar como una gallina).

— Mike, yo se que me tienes miedo, se que temes que te quite a los que amas... Tienes miedo de que te quite a Trollino. Pero verás que cuando lo destruya, estarás más feliz y vas a sonreír más, mucho más...

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