Jinx parte 3

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Suponía un reto que no podía ser ignorado, pues sabía qué botones apretar para hacer daño: amenazaba el dinero de Piltover. Mancilló las paredes de las Criptas Eclípticas, uno de los bancos más seguros de Piltover, con una caricatura de la agente Vi, junto a la información detallada del momento en que pensaba atracarla.

Una tensa espera se instaló en Piltover y Zaun en las semanas previas a la fecha indicada para el golpe de Jinx. Muchos dudaban que tuviera el coraje de aparecer y se arriesgase a una captura casi cierta. Cuando llegó el día señalado, Vi, Caitlyn y los guardianes extremaron las precauciones y dispusieron una trampa para Jinx en los alrededores del banco. Las campanas de la torre del reloj marcaron la hora, pero no ocurrió nada. Pareciera que Jinx se había acobardado, pero estaba un paso por delante de sus supuestos captores.

A pesar de lo impulsivo en apariencia de sus actos, tenía un plan que llevaba días en marcha. Se había escondido en un arcón de monedas en las torres de la aduana de las Puertas del Sol, y lo había enviado a las criptas dos días antes. Así, ya estaba dentro del lugar, por lo que podía sembrar el caos, dejando sus firmas rosas en las paredes doradas, columpiándose de las lámparas de araña y dejando sorpresas explosivas en todos los depósitos.

Al oír el estruendo, Vi se percató de lo que estaba ocurriendo y entró corriendo al edificio, ignorando la orden de Caitlyn de actuar en equipo. La batalla que libraron, en un tira y afloja de explosiones, hizo pedazos las criptas. Y al fin, Jinx y Vi se enfrentaron en la cámara más segura, en el corazón del banco. Nadie sabe qué ocurrió entre ellas, ya que Vi se había adelantado mucho al resto en su persecución. Con las dos atrapadas juntas bajo tierra, Jinx disparó sus cohetes al techo de la cripta y la estructura entera se vino abajo. Los guardianes de la parte más alta de la cripta consiguieron huir antes de que el edificio sucumbiera, pero Vi quedó atrapada dentro. Solo logró esquivar la muerte ocultándose en el mismo arcón que había empleado Jinx para entrar. Después, se abrió paso entre las ruinas a puñetazos, preguntándose por un momento si Jinx estaría muerta en algún lugar de las ruinas, pero solo alcanzó a ver una última firma sobre los escombros: una provocación final que retaba a Vi a atraparla. No se encontró ni rastro del torbellino peliazul, y, para ahondar en la herida, no faltaba ni una sola moneda de las criptas.

Hoy Jinx sigue todavía libre, y es un constante dolor de muelas para Piltover. Sus actos han creado escuela entre las bandas de quimiopunks de Zaun y han inspirado numerosas obras satíricas, refranes y chascarrillos en ambas ciudades. Su intención final (o el origen de su obsesión aparente con Vi) sigue siendo un misterio, pero hay una cosa clara: sus delitos, lejos de cesar, no dejan de crecer en osadía.

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