Al final del día, Margot se va con Tessa a comer a su casa y Wesley me espera en su coche.
—¿Y Margot?
—Se ha ido a comer con su amiga.
Pasamos por delante del coche de Noah y nos da una rápida mirada. No paro de pensar en qué hubiera sido si hubiera leído la nota. ¡Me cambiaría de instituto! ¡Qué vergüenza!
—¿A dónde quieres ir?
Me encojo de hombros. A un lugar remoto de dónde vuelva a salir para verle la cara a nadie durante un tiempo.
—Dónde quieras está bien. Pero nada extravagante.
Wes me lanza una mirada acompañada de una sonrisa y gira en una rotonda para volver en dirección contraria.
—Hay un sitio de hamburguesas y pizzas que se come genial. Me paso allí el día con mis amigos y encima es muy acogedor —Wes siempre habla así, como si todo fuese genial, y aunque no lo sea, si te lo dice Wes, te lo va a parecer.
Rápidamente, se me contagian sus ganas de llenar y probar una de esas delicias de las que me habla, aunque la idea de imaginarme a Noah leyendo mi carta sigue rondando mi cabeza.
—¿Te sigue doliendo la mano?
—Me molesta un poco, pero ahora sin los puntos ni la venda puedo coger el tenedor sin problema.
Wesley se ríe.
—Sería muy raro si me dijeras que tengo que darte de comer porque no puedes.
—Porque nunca lo haría. ¿Qué tal está tu madre?
—Genial, se ha ido con papá a comer por ahí y están planeando algo para irnos a New Jersey a ver a la abuela en Navidad.
—Eso está bien.
¿Papá se habrá pensado ya lo de irnos a Australia?
—Sí. ¿Vosotros que vais a hacer estas fiestas? —me pregunta.
Pues buena pregunta.
—Pues Margot se va con Chase a Kansas City a ver a su abuela y supongo que papá y yo nos pasaremos las fiestas engordando en casa. Y con Taylor.
—Sí, eso me ha parecido raro.
Wesley pasa por delante de nuestras casas hasta salir de la residencia.
—¿El qué?
—Que no estuvieras con ella. Os pasáis el día juntas.
Suelto un suspiro lo suficientemente algo como para que me escuche.
—Ha cogido la gripe.
Wesley sube la calefacción del coche y me mira.
—¿Está bien así?
Margot hubiera caído enamorada por segunda vez con esto. Yo, no lo sé.
—Sí, no te preocupes. Yo tengo las defensas más fuertes que Taylor.
Los dos nos reímos.
Wes aparca delante del magnífico sitio que dice. Es como un bar pequeñito con luces rojas y amarillas y una gran pizza de neón encima del tejado. Wes y yo esquivamos a un par de personas y nos sentamos en una de las mesas pegadas al ventanal. Una chica con el delantal del local y una chapa con su nombre: Wendy; nos toma la nota de dos pizzas: una pequeña para mí y una mediana para Wesley.
—¿Qué tal habéis estado estos días? Tu padre le contó al mío en una de esas charlas de taller que preguntaste por tu madre... —aunque Wes intente dejarlo al aire, para mí es como si una aspiradora se tragara mi pecho para intentar llevarse mi corazón.

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El rincón de Millard
Novela JuvenilSierra Bomer ha abierto un blog. "El rincón de Millard". Un blog anónimo y sin censura. Critica a sus compañeros, da su opinión de los rumores, y desenmascara secretos para hacer justicia. Pero... ¿y si su anonimato deja de existir para el capitán...