Capítulo Único

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Como todas las mañanas de clases, cuando fue a buscar a Midorima con el rickshaw, éste estaba parado frente a su casa esperándolo. Al instante, llamó su atención el ver como, además del típico objeto random del día impuesto por Oha-asa (hoy se trataba de un manga), Shin-chan tenía una pequeña cajita decorada que hizo que se emocionará de tan solo verlo.

—¡Buenos días, Shin-chan! —saludó más animado de lo usual. Había despertado con buen pie.

—Buen día —su voz tan seria como siempre. Shintarō se acercó a él y le extendió el regalo sin mostrar ninguna expresión —Feliz cumpleaños —sonrió alegre por el gesto.

—Ow, muchas gracias, Shin-chan —tomó la caja con cuidado. En serio estaba emocionado, no es como si fuese la primera vez que Midorima le regalaba algo, más si algo que no estuviese relacionado con el horóscopo, o al menos eso esperaba. De cualquier forma, le alegraba que se hubiese recordado, aunque viniendo de alguien como Shin-chan era de esperarse.

Sin poder aguantar la curiosidad, desató el regalo. No fue una sorpresa ver una cinta adhesiva, había escuchado las predicciones de Oha-asa y sabía que era el objeto de la suerte de los Escorpio, como era de esperarse de Shintarō; más su atención se fijo en algo más pequeño que se encontraba en la cajita. Era un zarcillo de argolla. Y no, no un par de zarcillos, uno solo.

No pudo omitir su expresión perpleja. Tomó el arete en su mano y conteniendo una risa miró a Shin-chan esperando una explicación, que no llegó.

—¿Qué es esto, Shin-chan?

—Un zarcillo —De acuerdo, pregunta equivocada.

—Puedo verlo, pero ¿qué se supone que haga con él? —Midorima empezó a reconsiderar su elección de regalo.

—Esa es tu decisión.

—¿Por qué sólo uno?

—Es un juego —Takao sólo lo miró con una expresión de "aún no lo pilló". Suspiró. Una parte de él, realmente esperaba que Kazunari entendiera el mensaje a la primera y tener que ahorrarse la explicación.

Registró en su bolso, sacó su llavero y se lo enseñó. Junto con el cuarteto de llaves se podía ver otro arete similar al que Takao tenía.

—Este es mío. Tiene el kanji de la verdad —Takao reparó por primera vez en el grabado, y notó que el suyo también tenía uno —Ese es el de la fe. Son un diseño que mi abuelo hizo para mi abuela. Si unes los kanjis formas la palabra "lealtad". Ambas piezas se complementan. Creí que sería adecuado. —a pesar de la firmeza de su palabras, conforme hablaba Midorima se sentía más ridículo, en especial al ver la cara atónita del menor.

Takao intentaba ignorar la presión que estaba surgiendo en su pecho. Porque no, no había forma de lo que pensaba que esto significaba fuera posible. Porque Midorima no lo veía de esa forma... ¿O quizás sí?... No, de ninguna manera. Lo más probable es que estuviese malinterpretando todo, si, su mente estaba jugándole malas pasadas; y aunque el regalo de Shin-chan había sido algo sentimental, tenía que recordar que él era bastante inexperto en cuanto el tema social. Además de que era su único amigo, lo más seguro era que cuando decía "complementar" sólo era como compañeros de equipo y amigos. Sí, eso debía ser. Nada más.

Midorima internamente comenzaba a cuestionarse si hubiese sido mejor sólo regalarle un disco cualquiera de alguna banda que le gustase y ahorrarse toda esta bochornosa escena. Pero realmente quería darle algo especial que plasmará lo que Kazunari representaba para él, algo con lo que pudiese darle a entender indirectamente sus sentimientos, y apenas recordó aquellos zarcillos que su abuela le había heredado, le parecieron perfectos, más ya no estaba tan seguro.

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