Capitulo 4 Hierba Verde

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"Es como una avalancha
Siento que me hundo
Porque el peso de esto es como manos alrededor de mi cuello
Nunca soporté una oportunidad
Mi corazón está congelado
Y siento como que estoy pisando en escaso hielo"

Bring Me The Horizon- Avalanche

Nos vamos a volver locos, en verdad estoy haciendo todo lo posible por no ir a ese estúpido paseo organizado por mi hermana y Skylar. Además tenía que preguntarle más acerca del embarazo de mi hermana y ya que Skylar estaba muy ocupada haciendo mis deberes junto con mi hermana, como pretexto me ofrecí a acompañar al mago en una de sus clases. Él lo agradecía, alguien tenía que estar a su lado para que no le diera un ataque de pánico escénico en plena clase. Es el pretexto perfecto y en dado caso le pediré a mi amigo mago que me desaparezca en el acto. Mi hermana se dará cuenta de inmediato y estará buscándome para esa tonta cita, que es lo que parece.

Hoy Iceluz como parte de un proyecto, los niños tanto chicos y algunos grandes tenían cada uno una pequeña maseta con semillas de fruta, cebollas y frijoles que ya con anterioridad les había pedido el maestro. Su única tarea consistía en darle mantenimiento, regar y cuidar la planta hasta llegada este día para que todos los niños hicieran un pequeño huerto.

Todos se encontraban muy entusiasmados con la idea y encontraba cierta paz en ver la cara de alegría de los niños. Este tipo de tareas es la que motiva a los chicos a acercarse a la naturaleza.

Me encontraba tan distraída con aquella tranquilidad hasta que me percate que alguien se quedaba hasta atrás de la comitiva. Un pequeño de 10 años llamado Alberto que ocultaba su rostro tras una gorra y ocultando su maseta con sus brazos. No tarde en acercarme a ver qué le ocurría.

-Hola, Betito. ¿Estás bien?

-Hola Maestra...digo Eunice- apenas me dijo en voz baja sin mirarme siquiera.- si estoy bien, creo

-Dime Eunice, ya habíamos acordado. Y puedes contarme lo que sea, ¿De acuerdo? ¿Qué pasa?

El niño esbozo una sonrisa apenas y dejo a la vista su maseta, una hierba toda marchita y de un color opaco. Fue muy triste.

-Oh, Betito. Tú planta.

-¡Ya se!- Betito ya estaba a punto de llorar- pero no sé qué hice mal. Le puse agua e insecticida.

-¿Insecticida?

-Sí, había muchos mosquitos no pensaba que le haría esto a mi planta y ahora Iceluz me castigara por no cumplir la tarea y los demás se burlaran de mí.

-Tranquilo, el entenderá- una idea se me cruzo por la mente- a menos que... dame tu planta. En un segundo, lo arreglare.

El niño se quedó pasmado y no supo que hacer, solo mecánicamente extendió los brazos para darme su planta.

-Pero, esta marchita...

-Tranquilo -e le guiñe el ojo, ya sabía exactamente que hacer- te enseñare un tuquito pero promete que no le dirás nada a nadie - el niño asintió secándose las lágrimas- ahora lo que quiero que hagas es imaginar tu planta, verde y hermosa, cierra los ojos, no debes ver.

Estaba lo suficientemente lejos del grupo pero atenta a no perderlos de vista, solo hice un movimiento rápido con mis manos para que la plantita se irguiera y del verde opaco que tenia se volvió un poco más brillante. Y una pequeña frutita se asomaba entre el nuevo verde. Sonreí orgullosa.

-Listo, Betito... ahora puedes abrir los ojos.

El niño al levantar los parpados, no lo podía ni creer

Cenizas de un conjuro ( La Era de la magia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora