Lo que no debió ser

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¡Un brindis! ¡Por el mal de amores!... ya me entenderán.

¡Gracias por leer!

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La mansión se mantenía impecable. La cena de bienvenida estaba lista y la servidumbre solo esperaba el arribo del señor de la casa.

Alfred escogió con cuidado el atuendo que llevaría esta tarde y ganándole al reloj, se plantó frente a las puertas principales del recibidor, esperando a que uno de los sirvientes se acercara con mesura y le anunciara que el carruaje en cual viajaban Arthur y Alice, ya estaba por entrar a los territorios de la mansión.

-Señor. Ya están próximos en llegar.

Le fue anunciado por uno de los sirvientes y basto un ademan con la mano para que la servidumbre hiciera sus tareas asignadas por el joven dragón.

<<Siempre tan puntual>> Pensó Arthur con ojos tratados con magia.

Alfred había escondido las bolsas bajo estos y la sombra que las lágrimas habían dejado. Ahora su rostro era apacible. Sereno. Y pensar que solo una noche anterior algo, que guardaba muy profundo en su ser se había desagarrado, provocando que un aparente sin fin de emociones corrieran por su cuerpo. Empapándole de duda y no solo de lágrimas.

-...

Recordarlo hizo que respirara hondo. Matthew, había ofrecido su ayuda. Le había sugerido a Alfred que podía quedarse con él y así, tal vez sería más fácil hablar con Arthur. Pero Alfred sabía que tenía que hacer esto solo.

Alfred dejó escapar un suspiro alargado.

El joven dragón se impresionó a si mismo con la rápida decisión que había tomado y el plan que había trazado en tan poco tiempo.

-Estoy listo.-Se dijo y a la par, las puertas principales se abrieron.

Alzando la mirada Alfred observó de inmediato el iris de Arthur, su rostro sonreía a pesar del largo y cansado viaje que había tenido. Perfecto como siempre. Dando los primeros pasos dentro del recibidor. Alfred se quedó en su sitio esperando a que se acercara, dejando atrás la actitud que siempre había tenido cuando esta escena se repetía en su infancia, una y otra vez.

Arthur volvía y él lo esperaba impaciente, a tal grado, que no podía esperar a que cruzara el portal. Alfred salía disparado cruzando la puerta y estiraba sus brazos para recibirlo con un cálido gesto, un abrazo de bienvenida. Esta vez, no sería así.

-Bienvenido a casa.

Dijo Alfred una vez que Arthur se acercó lo suficiente.

Y con esas palabras la relación de Arthur y Alfred, cambio.

...

La cena había resultado tan perfecta como Alfred esperaba. Había hecho preguntas meramente necesarias durante esta a Arthur y le había agradecido a Alice por su trabajo. Arthur había elogiado a Alfred por el control que había tenido en la mansión y el detalle de la orquestada cena. Eso no lo esperaba. Hubo palabras intercambiadas por los dos, efímeras si lo pensabas bien. Una charla vacía que intentaba llenar los silencios entre los tiempos de los platillos.

-Me alegra saber que todo fue bien en su viaje.

Decía Alfred esperando a que la sirvienta regresara con el ultimo plato de la noche. Un postre de dulce de leche con natilla y virutas crujientes de frutos secos.

-Fue un suerte que no tuviéramos imprevistos.-Comentaba Arthur con porte neutral.-Tuve el acierto de hacer que Alice me acompañara, su presencia en ese tipo de reuniones es tranquilizante.

Cría de DragonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora