Mi impulso fue salir corriendo del baño como si persiguiera a dos ladrones que habían cometido un delito. Pero no llegué muy lejos, me tropecé con alguien que derramó toda su cerveza sobre mí.
—¡Gracias! Lo que me faltaba para coronar la noche —refunfuñé y le clavé mi peor mirada.
—¡Perdón, perdón, mil disculpas! —arengó verdaderamente acongojada una muchacha de ojos verdes como la clorofila haciendo malabares con las manos y el vaso.
Sacudí la cabeza y la escruté. Su rostro me pareció levemente familiar.
—Tampoco sería la mía —agregó, alzando las cejas, frunciendo los labios y sacudiendo su camisa a cuadros completamente empapada.
Un leve perfume silvestre llegó a mi nariz y me hizo evocar tardes largas de verano en el campo.
Sonreí, no era la única perdedora de la noche evidentemente.
—¿Te conozco de algún lado?—pregunté intrigada mientras mi mente buscó encajar su imagen con alguna otra ya vista. Estaba segura de que la tenía de algún lado.
Me acerqué para observarla mejor. La muchacha tenía aspecto de forastera con un look muy personal que me agradó. Estaba harta de ver siempre los mismos estilos, el de ella definitivamente no encajaba en ninguno de los del Ateneo. Debajo de la camisa llevaba una remera con las alas de Aerosmith y tenía unas zapatillas converse particularmente brillantes que había visto alguna vez.
—¡Hello, sí! —contestó payasesca señalándose con ambos índices —. Soy la "chica nueva", así me apodaron —resopló y revoleó los ojos. De repente la reconocí.
—Ah, sí ¿Azul? —la señalé moviendo la cabeza de arriba abajo. Era la chica nueva que había entrado esta semana a la división y a la que mucho no tratabamos. Había estado tan concentrada en Ambar que ni sabía lo que pasaba a mi alrededor.
Tenía un aspecto solitario y bohemio que no encajaba con ningún grupo del aula. Llevaba ahora un maquillaje muy cargado, los ojos atestados de sombra negra y los labios rojos. Me costó reconocerla detrás de él.
—¡Sip! así es. ¿Nina? —preguntó achinando un ojo. Tenía algo fresco, nuevo. Algo que realmente me agradaba.
—La misma, ya casi que había olvidado mi nombre..—contesté acostumbrada al "Franco".
Sonrió a medias. Evidentemente no sabía a que me refería. Pero no me iba a poner a explicar.
—¡Ah, ya veo quien fue la DJ de la noche!—bromeé señalando su remera.
Pude ver de refilón a Ambar charlando con Ignacio y a Lourdes en un sillón apantallada por Mara. Estaba cansada de seguir sus pasos e intentar interpretarlos. Lo único que tenía claro era que Ambar era un ser ambiguo, misterioso y cambiante. Y a esta altura de mi vida solo necesitaba certezas y verdades.
—¡Uf, perdón! Lo sé, soy demasiado pesada. —Sus manos aletearon— Es que soy muy fan de Aerosmith... ademas no sabía donde meterme, no conozco a nadie...—sentenció y me resultó tierno.
Continuó hablando sin que yo pudiera agregar algo. Tenía una forma acelerada, parecía decir mil palabras por segundo.
—¡Es que no soy muy de los superpoderes! —señaló con ironía al grupo de las superpoderosas—. Tampoco me doy por los walking deads,—sonrió moviendo un índice por lo bajo refiriéndose a los fumones que había en la casa —¡Y no me vas a ver con ningún "mickey rourke"! —Con sus ojos hizo referencia a los motoqueros.
Empecé a reír a carcajadas. Esta chica me estaba cayendo más que bien.
—Demasiado neurótica para hacer amigos ¿no? —agregó tratando de interpretar mi gesto.
—Yo diría que demasiado divertida para el aburrimiento que nos rodea —dije sonriente y explotó una risa en su rostro. Se veía tan transparente. Por primera vez en la noche empecé a sentirme bien, una sensación de relajación me recorrió.
—¡Vení con nosotras! —arengué divertida —. ¡No sé en cual de tus categorías encajamos, pero somos las mejores definitivamente, ademas somos de verdad! —exclamé depositando mi mirada en el grupo de las superpoderosas.
—¡Ok, te creo! —sonrió cómplice— ¡Gracias por tu buena onda! —soltó con ojos felices como los de una niña que acababa de recibir un dulce.
No quedaba mucho de mi grupo. Celina estaba chapando fuerte, Valeria también. Sole y Ana clara seguían firmes como estatuas al lado del barril a la espera de Ignacio que seguía charlando con Ambar. Ezequiel y Ramiro discutían en una de las esquinas ¿Sería una pelea de pareja?
Nos acercamos a ellas.
—Les presento a Azul, ¿la conocen? —la señalé y me miraron sorprendidas pero la bienrecibieron.
—¡Sí, es la chica nueva! —exclamó Soledad y Azul me sonrió con complicidad.
Ignacio se acercó al barril para buscar mas cerveza mientras Ambar nos observó intrigada.
—¡Ey, Azul es mi invitada especial! —lanzó Ignacio para dejarnos a todas con la boca abierta. Ambar frunciendo el ceño. Azul solo lo miró de reojo. Parecía avergonzada.
—¿Se conocen? —preguntó Soledad.
—Si —afirmó y sus ojos escaparon huidizos a un rincón. Tosió, parecía incómoda.
—¡Cuando quieras volver, avisame, te llevo a tu casa! —agregó Ignacio mientras terminó de cargar los vasos y le guiño el ojo para volver con Ambar.
—¡No, no, no! No es necesario —contestó tartamudeando un poco ya sin sonrisa. Parecía ser la única mujer que no sucumbía a sus encantos en esta casa.
—¡Ey, que suertuda! —exclamó soledad —¡Mataría por que me lleve a mí! —Sacudió sus manos.
Azul movió la cabeza de un lado al otro y apretó los labios en señal de aprehensión.
—Mmmm, manténganse alejadas de él. No es para nada lo mejor de la especie masculina Frunció el ceño y miró hacia el suelo.
—Parece hablar con conocimiento de causa —dijo Ana Clara esperando oir mas.
—¿De donde se conocen? —pregunté intrigada aunque no quería incomodarla mas.
—Del infierno mismo —afirmó intentando bromear, pero no lograba por mas que quisiera ocultar su estado alterado.
—Les cuento...—dijo finalmente e hizo una pausa para tomar aire—. Él es el chico con quien perdí mi virginidad —confesó sin filtro para dejar boquiabiertas a todas. No esperaban escuchar semejante intimidad.
Mis ojos se expandieron como tinta en un papel.
—Pero no de la manera soñada, como todas fantaseamos, ni romántica. Mucho menos apasionada —continuó mientras Ana Clara y Soledad se vieron apabulladas por tanta información. Su nivel de exposición era brutal —. Fue drogada y en un auto —concluyó con una sinceridad tan contundente que nos aplastó. Sentí el impulso de abrazarla y lo hice. Su transparencia ponía la piel de gallina.
—¿Y ahora ? ¿Qué haces entonces con él? —dije con un gesto como si hubiera comido un limón.
—Me lo topé de casualidad en esta fiesta con él, aquí me enteré que era el hermano de Ramiro —dijo alzando las cejas y tomándose la cabeza casi arrepentida de semejante confesión.
— ¡Pero ya está, chicas. ¡No pasa nada! Descubrí que Santa Clauss no existe, nada mas! —dijo con una sonrisa malabarista ante nuestro estupor. —¡Perdón! no puedo evitar los confesionarios cuando tomo un poco demás...—concluyó gesticulando superlativamente.
Tuve ganas de volver abrazarla en un instinto protector y sentí que acababa de conocer a alguien que había llegado a mi vida para quedarse por mucho tiempo, tal vez para toda la vida.
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Las Chicas solo quieren divertirse
Teen FictionNina ama a las estadísticas y a sus particulares amigas, tanto como odia a las "superpoderosas" del Ateneo Nacional y las injusticias de Ambar, la reina de ellas. Nina es capaz de contestar con holgura cualquier pregunta de física cuántica, aunque...