Capítulo 50

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Llegamos al Parque del Artesano y Lio estaciona la camioneta, sin embargo no baja, solo se queda sentado mirando al frente, con las manos en el volante del auto, echa la cabeza hacia atrás como si quisiera relajarse por algo que ha sucedido. Desabrocho el cinturón de seguridad y doy vuelta para mirarlo. Tomo su mano, analizo su rostro y puedo deducir que carga algo que le pesa incluso mencionarlo.

-¿Está todo bien?-lo miro con preocupación mientras paso mi mano por su cabello.

-No lo sé…-su voz suena desanimada y triste, sin embargo toma mi mano y deposita un beso en ella.

-Sabes que puedes contarme si algo está sucediendo cariño. Es… ¿por nosotros?-dudo al mencionar las últimas palabras ya que las probabilidades de que sea por nosotros, son muy elevadas.

-No, no, tranquila, no tiene nada que ver contigo.-suelto un suspiro profundo ya que eso de alguna forma me alivia.-Es… mamá.-mencionar esas palabras le causan tanto dolor ya que veo recorrer un par de lágrimas por sus mejillas.

Permanezco en silencio por un par de minutos ya que no se a lo que se refiere exactamente y preguntar creo que no es la mejor opción. Aprieto su mano para darle fuerza y de alguna forma decirle que todo estará bien. Mira hacia mí y ver sus ojos inundados en lágrimas me destroza el corazón. Lio es un chico fuerte y que se quiebre de esta manera me causa un dolor profundo, un dolor inmenso…quisiera tanto que se alejara de mi para que no sufra aún más.
Los minutos pasan y él sigue llorando, solo puedo escuchar sus sollozos en medio de este profundo silencio. Mis ganas de quitarle ese dolor son indescriptibles, no quiero que sufra, no quiero que sufra más…

-Está por cumplirse un año más desde que mamá se fue.-escucho su voz ronca a un lado mío.-Alex, la necesito, deseo volver a verla, tan solo una vez más… este peso que cargo, no puedo más… son tantas cosas que me atormentan-permanezco en silencio mientras intento comprender su dolor, lo que me es casi imposible, no imagino una vida sin mi madre.

-¿Atormentan?-pongo más atención a lo que ha dicho y pregunto un poco intrigada mientras acaricio su cabello.

-Alex, tú no me conoces… yo, no siempre he sido así, todo esto que ves, no es nada de lo que era antes.-lleva la mirada hacia arriba y aprieta los puños. Si supieras que sé perfectamente quien eres…

-Tampoco yo he sido así desde que nací, tampoco me conoces, pero eso no importa ahora.-hago una pausa para tragar saliva y tomar valor para preguntar lo siguiente.- ¿Cómo has sido en tu pasado?

El silencio se apodera de la situación por unos segundos, Lio da un suspiro profundo, intenta relajarse hasta que decide responder.

-Antes de que mamá… se fuera, las cosas con Roberto, no estaban bien, mamá lo amaba, lo amó tanto hasta el último segundo, y él lo único que supo hacer fue desperdiciar su amor.-al final de la oración vuelve a romper en llanto y azota el puño en el volante del auto, aprieta los ojos con fuerza y se tensa.-Lo siento.

-Shh, tranquilo, está bien, entiendo que te ponga mal hablar de esto, pero ya verás que después te sentirás mejor cariño.- lo miro mientras tomo su mano para depositar un beso en ella.

-Cuando yo iba en la preparatoria, las cosas entre ellos estaban bien, o al menos eso creía yo. El primer año fue muy tranquilo, decidí estar en el equipo de americano, los deportes me gustaron desde siempre, mamá apoyó la idea, Roberto, en cambio, no estaba tan convencido pero terminó aceptando. Al pasar a segundo año, las cosas cambiaron por completo, yo comencé a notar que Roberto estaba más tiempo fuera de casa, habían noches en las que no llegaba a casa a dormir, todo eso lo notaba yo, mamá nunca me dijo nada, ella no tenía ni idea, o tal vez solo no quería preocuparme, pero lo que siempre se me figuró raro, fue que ellos parecían estar bien siempre hasta ese entonces. Un día, terminando mi entrenamiento, de regreso a casa, me desvié del camino habitual, quería comprarle unas flores a… Alice, al pasar por la florería, lo vi. Vi a Roberto, en el auto, el auto donde mamá siempre iba con él, pero alguien más estaba ocupando su lugar…-los brazos de Lio, comenzaron a tensarse de nuevo, podía ver la rabia en sus ojos, la frustración, como si contarlo lo regresara al momento exacto en el que todo sucedió. Lo miro de manera tranquila, para transmitirle esa calma, a lo que él entiende, suelta una bocanada de aire y sigue.-Bajé de mi auto para cruzar la calle, él no había notado que yo estaba ahí, parecía tan cómodo besando a ese maldito… cuando se separaron, el otro tipo me miro y él ya sabía quién era yo, rápidamente se separó de Roberto y le dijo sobre mi presencia, pero ya era muy tarde para que él hubiese hecho algo. Abrí la puerta de su auto y saqué a Roberto a la fuerza, él solo gritaba y suplicaba que lo escuchara… recuerdo que lo arroje al suelo y con toda mi furia, mi rabia, mi enojo, lo golpee tantas veces, todo mientras lloraba desesperadamente, él ni siquiera se defendía, lloraba e intentaba cubrir su rostro, dolía tanto golpear al hombre que decía ser mi padre, pero no podía permitir que engañara a mamá de esa forma…-él rostro de Lio queda inerte por unos segundos, mirando hacia el frente y sollozando tranquilamente, es como si estuviera viviendo de nuevo esas sensaciones, como si una película con esa situación se proyectara en su mente. En lo que respecta a mí, me encuentro atónita por lo que acabo de escuchar, no sé qué pensar ni que decir, no podía creer que el padre de Lio fuera gay, y no porque sea algo malo, sino, porque jamás imaginé que eso fuera posible de alguna forma.

Yo soy Alex (EN CORRECCIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora