Capítulo 18

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-ZAC!!!-. Grité lo más fuerte que pude.

-Zac está contigo cariño?-. Dice mi madre.

-Así es-.

-Saludalo de mi parte-.

-Bien, tengo que colgar mamá y gracias por llamar-. Le digo limpiando las lágrimas que caen por mi mejilla.

-Te quiero-.

-También te quiero-. Digo para luego cortar la llamada.

Fin de la llamada

Veo como Zac se acerca tímidamente hasta donde yo me encuentro, se queda mirándome por unos segundos, unos segundos en los que ninguno de los dos se atreve a hablar, él por miedo a que me enoje y yo para no enojarme.

-Eve yo...-. Dice rascándose la nuca.

-Porque?-. Lo interrumpo mirándolo directamente a sus ojos.

-Perdóname, no quería que te sientas peor-. Fue su excusa.

-Esa es una maldita excusa barata-.

- No es asi-. Me dice dando una paso hacia mi dirección.

-Como Fue?-. Pregunté casi de inmediato, dando un paso atrás.

-Estaba en una plaza, sobre unas vías, vino un tren y él no se movió, según un testigo que observó lo ocurrido. Esas fueron exactamente las palabras de su papa-. Me respondió.

-No puede ser-. Digo llevandomis manos a mi boca.

-Fue lo que su papá me Dijo-. Soltó encogiendose de hombros.

-Te dijo algo mas?-.

-Solo preguntó por ti y quiso saber si yo era  James, ya sabes lo demás-. Me contestó.

-Vete-. Digo en un tono suave pero serio a la vez.

-Que?-.

-Que te vayas de mi casa-. Digo ahora gritando lo más fuerte que puedo y señalando la puerta.

El se quedó mirándome por unos segundos que parecieron horas y luego sin decir nada salió por la entrada principal, seguí sus pasos y cerré la puerta de un portazo, me puse de espaldas a ésta y me deje caer hasta llegar al suelo, llore y llore sobre mis piernas y abrazando mis rodillas. En ese momento miles de recuerdos bonitos con él cruzaron por mi cabeza, él, yo y su hermosa sonrisa, esa preciosa y encantadora sonrisa que me enamoro desde el primer momento en que lo vi en la entrada de mi casa. Él, su elegancia y su gran figura, todo de él era simplemente perfecto para mi.

Me enamoré de cada virtud y de cada defecto suyo, de su ignorancia y de su inteligencia, de su amabilidad y de su arrogancia, de sus chistes malos y de los buenos, de su forma de ser y de su físico, pero sobre todo, me enamoré de él y de eso nadie me rescata, estoy atada por siempre y para siempre a él, mi gran amor.

Después de unos minutos me levanté, abrí la puerta y me dirigí a la antigua casa de Cameron, más específicamente a su habitación. La casa estaba cerrada, así que caminé hasta la puerta de atrás revisé bajo el tapete y allí estaba la llave. Entré, me dirigí a su cuarto, cerré la puerta detras mío y miré a mi alrededor, el aroma a él inundaba la pieza, podría quedarme aquí para siempre y ahogarme con el olor de su fragancia. Algunas de sus pertenencias todavía se encontraban allí, sobre una cómoda había algunos recuadros, libros y algunos utensilios de uso personal. Seguí recorriendo su habitación con la vista hasta que me encontré con su cama, caminé y me senté sobre ésta.

Sonreí al recordar que seguía tan cómoda como la última vez que estuve allí, esa vez donde él me había hecho suya, el mismo día en que acepté ser su novia. Su novia...maldita sea, el se fue, me mintió, pensé con rabia. Me levanté de la cama de la misma forma y caminé hasta el mueble, comencé a echar y romper todo lo que había en el.

-Con que éste es tu "Hasta luego", con que a esto te referías con tu "lo llevaré hasta la tumba" y maldita sea, con que este es tu "amor que no se borrara ni en un millón de años"-. Grité al tiempo que caía de rodillas sobre el piso para desahogarme y si se preguntan ¿a quien le grité? Pues a nadie, parezco una loca y me encuentro sola, o eso era lo que yo pensaba hasta que sentí unos brazos que me agarraban por atrás.

-Eso es, llora, grita y haz berrinches, te harán sentir mejor-.

-Que haces aquí?-. Digo reconociendo su voz.

-No puedo dejarte-.

-No necesito que estés aquí-. Y en realidad si lo necesito pero terca se nace.

-Necesitas ayuda, tienes que desahogarte-.

-El me dijo que su amor por mi no se borraria ni en un millón de años, pero no estuvo ni cerca-.

-Las personas dicen muchas cosas ¿sabes? Pero no siempre es la verdad, tal vez te amaba demasiado como para verte sufrir, asi que prefirió sufrir él solo-.

-Entonces fue muy egoísta consigo mismo...de todas formas no cumplió lo prometido-. Le respondo girandome para quedar frente suyo.

-Nunca has escuchado que nada dura para siempre? El hielo se derrite, El sol se esconde, Las cenizas se las lleva el viento y los amores se acaban-. Dijo con sequedad mirando a la nada.

-Y que es lo que voy a hacer ahora sin él a mi lado, Zac?-. Dije agachando la mirada.

-Continuar, seguir adelante, dar otra oportunidad al amor-. Me respondió volviendo su vista hacia mi.

-No es tan fácil-. Digo cuando una lágrima se escapa.

-Sabes que es lo difícil? Estar locamente enamorado de una persona y que esa persona no se de cuenta, o peor, que no quiera darse cuenta-.

-A ti te pasa eso?-. Le pregunto curiosa y el asiente con la cabeza.

-Pero no vamos a hablar sobre mi, volviendo al tema, será fácil con el tiempo-.

-No lo es, no lo será-.

-Lo sera-. Me dice levantando mi mentón con sus manos para que lo mirara- Lo prometo-.

-Pero no se si pueda hacerlo...-.

-Claro que puedes-. Me respondió con una sonrisa victoriosa.

-Como puedes estar tan seguro?-. Inquiero sorprendida. Ay no, esa sonrisa ya la conozco...

-Porque todavía me quieres...

La Nueva Y El MujeriegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora