Todo el mundo se quedó callado analizado la profecía, se podía notar la tensión en la sala, nadie hablaba, nadie se movía, parecía como si no supieran ni respirar, en mi caso mi mente hiba a mil, la profecía podría tener muchos significados, me imaginaba todos las opciones, las buenas eran demasiado fáciles, como que un guerrero que nadie sepa que existe se llame Paz y venga a matar al malo y lo maten pero como es inmortal revisca al cabo de tiempo, que un cangrejo ginate venga y mate a todo el mundo pero una piedra, que se llame paz y no tenga suspiro lo haga tropezar y se mate, en cambio las malas... Bueno dijamos de que no son buenas y a todas estoy relacionado.
-Que significa eso?- grito alguien del público, en ese mismo instante todo el mundo empezó a gritar, unos solo pedían paz, otros compartían lo que ellos creían que significa la profecía, otros decían cosas sin sentido como armas de combate o platos de comida, otros aún estaban en silencio, pensando, y otros seguían en shock.
-Silencio!!- el grito de Zeus logro que todo el mundo se volviera a callar, desde mi escondite pude ver como todos se giraban para mirarle aterrados- Bien, ahora, Atenea dinos que piensas de la profecía.
Todos los ojos se giraron hacía ella, Atenea se quedó en silencio unos segundos antes de buscar a todos lados con una mirada molesta.
-Donde está el traidor de Perseo?-dijo a Apolo.
Ya decía yo que mi buena suerte estaba durando mucho.
-¡¿No ha venido?!- dijo sorprendido y con un poco de molestia Apolo- pero si le dejé bien claro que o venía o sufriría.
-Ja!- se oyó la burla de Afrodita- después de todo por lo que a pasado, te crees que tú le das miedo?
-Perseo, debe temer al Olimpo, somos dioses!- dijo una escandalizada Hera
-Claro! Perseo hos debe temer porque sois grandioso!- dijo Afrodita con evidente sarcasmo pero al parecer Hera no lo pillo porque una sonrisa de satisfacción se asomó a su cara- Quita esa sonrisa Hera, si mal no recuerdo Perceo venció a Ares quando aún tenía 12 años y a Hades, uno de los tres grandes, a los 16, imagínate ahora que tiene 20 y que hos odia a todos.
-¡Como te atreves!- dijo Poseidón- mi hijo fue un traidor que merece estar en la prisión pero que por un acto de cobardía consiguió escapar y tú lo defiendes!
Oí los gritos de la multitud apoyando a mi padre, esas palabras se me calaron en el corazón, no es fácil oír a tu padre, la persona en la que más confiabas después de tu madre y tu exnovia, como eres un traidor. Tenía ganas de llorar, me sentí como una puta mierda, como sin mi existencia en este mundo todo hubiera sido mejor, como a nadie le importaba.
-No- dijo una voz en mi oído- no es verdad, a mí me importas.
No sabía de donde venía esa voz y me estaba asustando.
-¿Que mierda?- me dije para mí mismo.
-Soy yo, Hestia- en ese momento me gira para mirarla, estaba en un trono que parecía de juguete junto a Diosino y me miraba fijamente con una sonrisa en los labios.
En ese momento comprendí que Hestia me estaba hablando telepáticamente.
-Gracias- pensé, ella asintió con la cabeza y quito su vista de mi para ver a Hades que estaba apunto de hablar.
-Afrodita-dijo con el ceño fruncido- sabemos que sabes dónde está Perseo, dínoslo!
-Que no sé dónde esta- dijo Afrodita, la conocía suficiente para saber qué se estaba controlando para no salir y darle un puñetazo en su divina cara- por culpa vuestra y de vuestro interrogatorio no me ha vuelto a hablar.
-¿Quieres repetir el interrogatorio cariño?- dijo Ares con voz maliciosa.
Vi como Afrodita se estremecía de arriba a abajo, mi furia empezó a subir, como esos malditos le vuelvan a tocar un pelo no respondo! Quienes se creen!? Todos ellos se merecen una buena patada en el culo, excepto Hestia y Afrodita, quería salir y patear unos cuantos culos divinos pero sabía que si salía Afrodita lo pagaría al marcharme. Cuenta hasta cien, me dije a mi mismo, Uno... Dos... Tres...Noventa y nueve... Cien...
La ira no había disminuido casi nada pero ahora no quería ir y torturarlos hasta la muerte, ahora solo quería romperles la cabeza de un movimiento.
En el tiempo que estuve pensando Hefesto había encadenado a Afrodita en su trono y Hermes, Démeter y Ares se estaban apropando a ella lentamente.
No podía creer lo que veía, los dioses pensaban torturarla, a su hermana o tia o lo que sea, delante de todos los seres mitológicos que había y ninguno decía ni hacía nada para que pararan, algunas de las semidosas hijas de Afrodita y algún semidós que lleve al campamento se movían incómodos queriendo decir algo pero al final soltaban un suspiro y miraban a los tres dioses ir hacia Afrodita.
-Parad!- una muchacha que estaba entre la multitud grito, debía tener unos catorce años, era castaña claro, sus ojos eran de un color miel muy bonito y tenía el pelo liso y le llegaba unos veinte centímetros debajo del hombro, tenía una cabeza un poco cuadrada y unos labios finos y rosados, sin duda era guapa- ¿Que hacéis?
La chica parecía asustada y indignada por lo que hiba a pasar. No sé porqué pero la chica me parecía familiar, como si la hubiera visto antes.
-Madre- dijo la chica dirigiéndose a Démeter- No hagáis esto, está mal! Afrodita es nuestra familia!
Démeter la miró un momento, durante un segundo la tristeza paso por sus ojos pero rápidamente volvió a la indiferencia.
-Cállate niña, tu no sabes nada- dijo con una voz fría.
-Pero...- la chica parecía dolida de lo que le a dicho su madre- no es justo.
-Cállate niña insolente- dijo Zeus, incluso si estuvieras a veinte quilómetros lejos podrías decir que estaba enfadado- Como te atreves a desafiarnos!
-Afrodita no ha echo nada malo!- dijo la chica otra vez, al parecer era testaruda.
Vi como Zeus apretaba su mano al rayo maestro y supe lo que quería hacer, también supe que lo que haría sería la tontería más grande de este mundo pero no hiba a permitir que Zeus le lanzara un rayo a la una semidiosa que ha defendido a Afrodita.
-Cálmate Zeus- dije saliendo de mi escondite, se oyeron muchos suspiros en toda la sala, todos los dioses me miraban sorprendidos, como preguntándose desde quando llevaba ahí sin que ellos lo notarán, caminé con una expresión fría y distante hasta en centro de la sala, intenté no pensar en las caras de sorpresa, irá y miedo que había en casi todos los semidióses y me concentre en la pequeña sonrisa que tenían Afrodita y Hestia - No queremos que empiece a llover.
-Tu...- dijo Hermes con una voz llena de ira y dolor hacía mi persona- sucio traidor, como osas venir aquí después de lo que hiciste, te mereces en Tártaro por matar a mi hijo!
Que aún me creieran el culpable no me sorprendía, la verdad, después de irme del campamento intenté buscar al posible culpable pero con la poca información que tenía no podía hacer nada.
-Yo también me alegro de verte- dije con una sonrisa triste.
De un momento a otro note unas cadenas en mis manos, eso ya me lo esperaba, y también me esperaba que todos me empezarán a gritar, lo que no me esperaba fue lo que dijo Atenea.
-Basta!- grito y todo el mundo callo- Es bueno que Perseo este aquí.
-Pero Hermana!- dijo Hefesto.
-No!- dijo Atenea cada vez más enfadada- quitadle las esposas.
Vi como todos querían quejarse, ni yo me creía que Atenea pidiera mi libertad!
-Ella tiene razón- dijo Apolo- creo que comprendo porque lo hace.
-Esa no es razón para soltarlo!- chillo Artemisa- merece que lo castre!
Yo miraba de un dios a otro como si fuera un partido de tenis, estaba preparado para hacer un viaje de vapor para escapar, si lo hacía me podría quitar las esposas fácilmente pero no quería hacerlo, no quería que ellos supieran que tengo ese poder.
-Es por la profecía- dijo una sería Atenea.
Todos los ojos fueron a ella como pidiendo una explicación.
-Creo que él tiene que ver con la profecía, y si no me equivoco, no queremos que nos odie.
-Indignante!- dijo Dionisio- el debería suplicar nuestro perdón después de lo que hizo, no al revés!
-Ares- dijo Zeus- suéltalo.
-Pero padre!- protesto.
-Que lo sueltes!- repito Zeus un poco más enfadado por ser cuestionado.
-Como se te ocurra volver a traicionarnos - dijo quitándome las cadenas- morirás.
Me quedé callado, analizando la situación, estaba delante de todos los dioses, los cuales me odian y todos juntos me pueden matar, lo que tampoco sería tan malo, y al parecer estaba en una profecía, mi vida era una mierda.
-...seo?- oí la voz de Atenea hablando me giré para encontrarme todas las miradas en mi.
-¿Que?- sabía que estaba tentando a la suerte, pero no había oído nada.
-No nos escuchabas!- chillo Hera.
-Pues no, estaba en mi mundo- dije tranquilo, si quisieran que les pida perdón pueden esperar sentados.
-Te pregunté, ¿ Has oído la profecía Perseo?
-Si.
-Bien, ahora Atenea- dijo Zeus- dinos cuál es tu opinión.
-El guerrero solitario - recitó Atenea- ha de ser alguien que luche por sus ideales pero que lo haga solo, quizás es alguien que no le guste la compañía o alguien que no le quede compañía.
-No hay nadie hací!- protesto Hefesto.
-Si, si que hay- dijo Apolo- pero el rencor no te lo deja ver.
Inmediatamente todos los ojos me miraron, en ese momento quería irme, irme lejos, a Canadá talvez, vivir una vida sin dioses y sin las maltitas profecías, las destinos me tienen que tener manía.
-Pero el se lo merece!- dijo Artemisa- no puede ser el de la profecía.
-Piensa hermana- dijo Atenea- el es el único sin ninguna compañía, se lo merece, si, pero la profecía no dijo que el guerrero fuera una buena persona.
-Igualmente- dijo Hestia- puede que Percy no sea el guerrero, incluso puede que la profecía no pase hasta eones!
-Si claro- dije- con mi suerte está profecía será como la de los siete.
-Nadie te quería en esa profecía!- dijo Pipes- si otro semidós hubiera venido con nosotros, se pudieran haber evitado muchas muertes.
Estaba acostumbrado a esos comentarios, después de dos años todo el mundo se acostumbra pero eso no quiere decir que sea menos doloroso.
-Nos estamos alegando del tema- dijo Atenea- A de ser olvidado, esta parte no la comprendo muy bien, pero creo que se refiere que el guerrero tiene que desaparecer.
-¿Que quieres decir?- pregunté, si yo era el guerrero quería saber lo que me passaría.
-Ese guerrero tiene que estar en las mentes de todos, en forma de ira, rencor, miedo, amor, amista o como este, eso tiene que desaparecer, quando vean al guerrero lo tienen que ver cómo a un completo desconocido, sin rencor ni ninguna emoción.
-¿Y como piensas hacer eso?- pregunto Annabeth.
-No lo se- dijo Atenea- pero quizás ya esté echo, quizás haya otro semidós que supo que era el guerrero y de una forma a conseguido ser olvidado.
Dudaba mucho que eso fuera verdad pero si lo era no me quejaría.
-Las mentiras ganarán
Y las traiciones continuaran- volvió a hablar Atenea luego de unos segundos de silencio- bueno, creo que eso es obvio, la primera traicion fue la de Perseo y también sus mentidas, esta parte nos avisa de que no confiemos en el.
-Las traiciones y mentidas fueron las mías depende de donde las veas, para mí, vosotros me traicionasteis- dije cabreado, puede doler como mil demonios que te traicionen y te echen la culpa, pero también toca los cojones.
-¿Y por donde lo debemos mirar?- pregunto Leo- desde el punto de vista de en cabron que lo hizo por diversión o desde el punto de vista de los niños que mataste.
Yo solamente me concentre en mirarlo figammente, no quería empezar una disputa ahora, solo quería irme de aqui.
-Atenea- la llame- continua.
-Cuando la paz sea encontrada
Todo empezará,- esta parte debe ser por Irene, diosa menor de la paz, desde la segunda guerra mundial esta desaparecida, supongo que tenemos que encontrarla y, quando lo hagamos la guerra empezara.
-Pero eso suena muy ilógico- dijo Hazel y por mucho que la odie, estoy de acuerdo con ella- encontrar la paz para empezar la guerra.
-tienes razón semidiosa- dijo Hestia- pero para eso necesitamos la paz, para finalizar la guerra.
-Y en un último suspiro
El guerrero lo entenderá- acabo Atenea con una sonrisa- creo que esa parte está muy clara, la profecía no ha dicho héroe, ha dicho guerrero, alguien que lucha y no es bueno o es controlado, y bueno...-El Punk morirá!- grito Ares.
Oí un montón de gritos de felicidad en toda la sala, les alegraba mi maldita muerte, intenté no hacer caso pero cada grito era como una lanza en mi corazón, y esas no se quitan fácilmente.
-Silencio!- grito Afrodita, desde lejos podía ver lo enfadada que estaba, me daba incluso miedo.- Vosotros no merecéis nada, ratas de cloaca! Percy Jackson hos ha salvado de más de una guerra, sin el la mitad de los que estáis aquí estarías muertos, el no fue quién mató a esos chicos y incluso sabiendo eso a soportado todas vuestras burlas, vuestro menosprecio y ni una sola vez ha intentado vengarse y ahora hos alegrais por su supuesta muerte! Me gustaría ver qué hacéis en la guerra sin el, ni siquiera sabéis quien nos atacará! Merecéis el tártaro!!
Todos habían retrocedido un paso, incluso yo quería salir corriendo de aquí.
-Ahora- dijo mirando a los dioses, no sé cómo lo supe pero en ese momento lo supe, supe que estaba utilizando el embrujahabla - Largo!
Todo el mundo se fue en menos de dos segundos pero por alguna razón yo no sentí esa necesidad.
Al quedar la sala vacía Afrodita se volvió a sentar en su trono.
-Mhhh...- no sabía que decir.
Afrodita se giró y se sorprendió al notar que no me había movido ni un pelo. Al darse cuenta que la miraba cambio su cara a una de alegría.
-Percy- dijo y corrió a abrazarme.
Sentí sus brazos sobre los míos y al cabo de unos segundos sentí dos más.
Me moví para ver la tercera persona y sonreí al ver a Hestia.
-Porque no nos dejaste verte?!- reclamo Hestia.
-Lo siento, no quería que hos dañaran- dije con una sonrisa- ¿Apolo te cuido?
- Si!- dijo ella- llegó a ser lo más pesado del mundo, primero pensé que me espiaba pero luego me lo explicó todo.
Reí por lo bajo, me alegro tanto de volver a verlas.
Estuvimos hablando durante horas hasta que decidí que era hora de volver.
-Ahora nos dejaras verte verdad?- pidió Hestia.
-Claro, después del discurso de Afrodita...- dije con voz burlona.
-Oh cállate- me dijo Afrodita- cuídate.
-Lo mismo digo- les di un beso a cada una y me fui hacía el ascensor.
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Venganza *Percy Jackson*
FanfictionLa traicion no es un echo, no, claro que no, la traicion empieza por un gran dolor, poco a poco mayor, la traicion empieza cuando tus amigos te empiezan a mirar diferente, quando tu confías en ellos pero ellos no en ti, la traicion no se acaba cuand...