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  —Jimin ¿hoy a que hora sales?— .Dijo su madre mientras cortaba la pechuga de pollo.

  —Mama ya te eh dicho que solo los viernes salgo a las 6, los demás días salgo a las 8.

Su madre asintió. Coloco los pedazos de pollo en la sarten, el aceite boto. Como siempre Jimin  se fue, odiaba cocinar.

Jimin tenia 17 años, a solo 1 mes de cumplir los 18. Pero no sabia cocinar, le daba miedo el fuego.

Con paso rápido subió las escaleras blancas hacia su habitación. Entre las escaleras, habían juguetes de su perro, un pug llamado Mang. No era una sorpresa encontrar tu ropa interior en el piso. Mang jugaba con todo.

Brincando los juguetes llego a la puerta café de su habitación. Esta tenia un letrero colgando que decia "toca la puerta". Esto debido a que su madre repentinamente abría la puerta, encontrándolo cambiandose. Una vez cuando recién descubrió que era la masturbación, su madre abrió la puerta, afortunadamente Jimin estaba parado dandole la espalda a la puerta y con los pantalones abajo, así que su madre había pensado que se estaba cambiando y la cerro.

Aun así poco después se entendio que Jimin ya no era un niño, y necesitaba su propio espacio personal.

Cerro la puerta, se dirigio a su ventana. Era un dia nublado, pero no frio. Su ventana solo daba vista a las casas de enfrente y la calle. Como cada mañana, vio a Jungkook caminar con su mochila y su uniforme. Su amor platónico, tenia la misma edad que el, a pesar de ser vecinos, no le hablaba, solo se limitaba a verlo por su ventana  a las 9 am. Su típico estilo de pelo de hongo hacia suspirar con ternura a Jimin.

Lo siguio con la mirada hasta que desapareció de el area que abarcaba su ventana. Chanyeol junto con su esposo aparecieron caminando con un perro, sintió mucha ternura de ver a la tierna pareja.

El pensamiento fue borrado por uno indiferente al ver al señor Min. Como tal no era viejo, pero tenia un aura pesada que te hacia llamarlo forzosamente con respeto. Igual a la misma hora salia de su casa y regaba su pasto para después subirse a su carro e irse.

No sabia a que se dedicaba, realmente nunca se le había acercado, su madre le hablaba de el. Al estudiar en el turno de la tarde, todo su día se perdía, así que su madre era la unica que hablaba con el. Nunca lo había visto a la cara, realmente el señor Min solo tenia 1 mes de haber llegado a vivir ahí.

  — ¡Jimin!

Bajo rapido las escaleras. Camino al umbral de la cocina.

  — ¿Que sucede? 

Su madre saco una bolsa plástica de color azul, y metió ahí tres recipientes. Después agrego  una servilleta. Hizo un nudo en la bolsa y se giro hacia el.

  — Llévale esto al señor Min.

Asintió y se acerco para tomar la bolsa, no sabia la razón por la cual su madre le había preparado eso. De cualquier manera su padre estaba de viaje.

  — Voy a bañarme, quizá cuando regreses este dormida.-Dijo su madre.

A paso lento fue a la entrada y abrió la puerta. Mang corrió afuera. El señor Min aun regaba su pasto, decidido camino para cruzar la calle.

A media calle lo vio mas de cerca, era un hombre alto y pálido, tenia puesto un pantalón de pijama y una playera negra, que contrastaba genial con sus blancos brazos. Era un aspecto que Jimin envidio un poco. 

Llego a la banqueta de la casa del señor Min, Jimin también con su pijama y el pelo despeinado se sonrojo recordando que no se cambio.

El hombre de pelo negro regaba su pasto ignorando su presencia, se vio en la necesidad de carraspear para llamar su atención.

Al instante levanto al mirada hacia el. Vio el rostro serio del señor Min por primera vez. Sin duda era singular, tenia características que no había visto en nadie. Estaba el hecho de ser tan blanco como la nieve, sus ojos eran oscuros y atractivos, pero era incapaz de sostenerle la mirada. Nervioso miro hacia abajo, a la altura del pecho de Min.

 —Buenos días 

  — ¿Que necesitas?.- Contesto secamente el señor Min. Su voz era un poco ronca y gruesa, no se escuchaba muy dispuesto a hablar con el.

Jimin se sonrojo al sentir el poderoso tono con el que le hablo. Apretó la bolsa entre sus manos.

  — Mi mamá me mando que le tra-trajera esto- Se avergonzó al darse cuenta que tartamudeo, pero no podía no sentirse pequeño.

 Min lo miro por unos segundos, con su pulgar señalo la puerta de su casa. El rubio chico miro dudoso la puerta.

 — Deja la comida en mi comedor por favor, solo cerrare la manguera y te pagare.

Jimin asintió y fue hacia la puerta, la abrió con sumo cuidado. Su mandíbula casi cae al piso al ver su casa. El olor a madera y los caros muebles, lo impresionaron, vio el comedor, también se veía caro. No sabia que hacia el señor Min ahí.

Y no era por menospreciar el lugar donde vivía, pero consideraba la zona de una economía media. Pero esta casa tenia la calidad de una alta.

La sala tenia una pantalla plana muy grande y esos sillones esquineros que solo veías en las oficinas. Las paredes eran de color beige, de ellas colgaban muchos cuadros. Dejo la bolsa en el comedor, curioso toco los sillones, eran tremendamente suaves. Las escaleras, tenían el mismo diseño que su casa, pero tenían una alfombra café y mas cuadros en la pared.

Se asusto cuando el Señor Min abrió la puerta, una vez dentro cerro la puerta y se quito los zapatos, los dejo en un mueble muy bonito. Rojo de la vergüenza Jimin apretó los dedos de sus pies.

El tenia puestas sus pantunflas, no se las había quitado.

 Se acerco ya descalzo, y le extendió un billete. Un intenso olor a colonia de hombre retorció sus sentidos. No iba a mentir, era atractivo el señor Min, pero tenia una presencia muy pesada que lo hacia sentir muy incomodo.

Se inclino agradeciendo y  a paso lento fue a la puerta.

Volteo y el señor Min ya lo veía. Con la misma mirada seria desde que había llegado.  

  — Tu perro saco una de mis plantas, regresala a su sitio.

Hizo un gesto de frustración, ya no quería estar mas en la casa del señor Min. De mala gana abrió la puerta, vio a Mang recostado en el pasto y una planta de flores amarillas regada en el pasto.

Era la primera vez que Mang hacia algo así, regaño al pug.

—¡Vete a casa y deja de causarme problemas! 

El perro se asusto por el tono de voz que utilizo su dueño y corrió a su casa. Jimin se agacho y empezó a recoger los pedazos de planta que habían quedado. Gateo hacia donde vio un montón de tierra esparcida, con sus manos junto tierra y la coloco alrededor de la planta.

Dentro de la casa, el señor Min miraba divertido la escena, con un cigarro en la boca y el humo alrededor de el. El pobre de Mang no había destrozado ninguna planta.


"La señora Park cometio un error al mostrar a su pequeño"  "El destino casualmente los unira"

Buenas noches.  (YOONMIN)Where stories live. Discover now