[POV Ana]Habían pasado unos días desde que Miriam y yo no hablábamos, desde aquel beso.
Después siguió otro y después otro.
Básicamente esa tarde/noche la pasamos muy acarameladas entre mimos y caricias. Hasta que llegó mi padre y su mujer.Mi padre al ver a Miriam la saludó cordialmente sin ningún mal comentario fuera de lugar.
Le ofrecieron a Miriam quedarse a cenar pero ella se negó diciendo que tenía que irse, que Alfred le esperaba para cenar. La acompañe hasta el marco de la puerta de la entrada principal y nos despedimos con un pequeño beso en los labios.
¿Fue un error no haberla acompañado fuera como dijo mi padre nada más cuando Miriam se fue?
¿Y si en ese momento ella y yo hubiéramos hablado? ¿Y si hubiéramos hablado de un ella y yo? De un nosotras.
Me sentí confusa estos días, pero me dieron la libertad para leer, escribir, salir a correr. Así que me mantuve durante este tiempo ocupada. También tuve la compañía de Mimi y Agoney, los cuales llenaban de humor mis días con su duo tan dinámico.
Poco a poco sentía como que esa casa, la de mi padre, se estaba convirtiendo en mi nuevo hogar, estaba empezando a acostumbrarme a levantarme, a bajar por esas escaleras, y encontrarme a mi padre, a mi madrastra y a mi pequeño hermano desayunar. También al tener a Mimi cerca de mi ese sentimiento lo sentía muchísimo más.
Ese sentimiento de melancolía que sentía antes al recordar a mi familia se había esfumado por completo.
¿Qué estaría haciendo ahora Miriam?
Realmente la he visto algo ajetreada y viéndola como salía un poco más de casa, más de lo que hacía antes normalmente.¿Me estaré volviendo yo loca ahora?
En mi cabeza recordaba su sonrisa a cada rato, al pasar por su lado cada vez que coincidíamos por el pueblo su perfume me envolvía como si de sus fuertes brazos se tratasen.
Sus labios, son una tentación...
Sus ojos hacen que mis piernas flaqueen bajo su atenta y intensa mirada.Últimamente también pensaba en la idea de dar un paso con ella, el calor controlaba mi cuerpo cada vez que la veía salir de casa tan guapa y arreglada. Y no pude disimular bajar mi mirada alguna que otra vez a su hermoso culo, ese que tantas veces he querido tocar y tener en mis manos.
Simplemente Miriam es perfecta. Perfecta para mi.
—¿Tia? Joder tia eres una empanada. – Dijo Mimi tumbada boca arriba en mi cama. Nuestro look desaliñado acompañaba completamente al día en el que nos encontramos, domingo.
Ella con un moño mal hecho y con su sudadera gris de la universidad de Madrid (que le robó a una de sus exnovias) y yo con un jersey verde de cuello V y el pelo suelto.Estábamos mirando una serie de Sabrina en mi ordenador y comiendo comida basura, vamos, lo que se hace un domingo cualquiera.
—Perdona... Se me ha ido el santo al cielo... – Contesté avergonzada.
Mimi alzó las cejas.
—Ya, claro. Opino que esa persona en la que tanto piensas no tiene ni una milésima parte de "santa"... – Le lancé un par de patatas a la cara y ella aprovechó para comérselas gustosamente.
—¡Mimi! ¡Eres una cerda! –Sentí mis mejillas sonrojarse a la par que me venían a la mente las imágenes del culo de Miriam que pensaba antes.
—Venga ya, seguro que tu también lo pensaste al verla por primera vez. Es que tiene una mirada de intensa que...–Se mordió el labio.
—Eeeeehh.... ¿Mimi? –Me miró de nuevo.–¿Te recuerdo que estás hablando de la chica de la que estoy completamente enamorada?
—Si, si ya lo se, pero Anita, es que soy incapaz de no verla como una super hiper mega crush. –Puse los ojos en blanco.
—Y va a ser mi futura novia. –Se empezó a reír. –No te rías, hablo enserio.
—Como te picas joder. Ni que te la fuera a robar...o si... –La miré amenazante. – ¿¿Qué?? Joder, Ana que es broma. Madre mía que tensa que estás hija ...
Bufó y volvió su vista de nuevo a la pantalla.
—Lo siento Mimicona... – Me miró haciendo un puchero. – Estoy tensa por que llevo varios días sin hablar con ella y realmente no se en que punto estamos.
—Chica, pues a ver si espabiláis ya que Agoney, Raoul, Alfred y yo no podemos tirar ya del barco wariam solos. – Fruncí el ceño. –Son cosas nuestras, olvídalo.
Después de un rato de estar calladas mirando el capítulo volví a hablar sin evitarlo.
—Necesito hablar con ella, pero es como si me evitase.
Mimi paró el capítulo de nuevo, cerró la sesión y apagó el portátil mientras me contestaba sabiendo que no lo seguiríamos viendo por hoy.
—Bueno tia, tu también la evitas eh, que cada vez que os cruzais os sale la sonrisilla esa de gilipollas enamoradas y tu sigues a tu puta bola. –Se sentó en la cama en forma de indio mirándome.– Al final la leona me va a coger manía y va a pensar que hemos vuelto tu y yo a este paso...
—¿Qué hago? Mimi... Ayúdame.
—Tranquila hermana, aquí la jefa sabe manejar el cotarro. – Contestó sintiéndose como una diosa.
—¿Qué se te pasa por esa cabezita tuya? – Puso esa mirada.– Mimi.... ¿En qué estás pensando? Me das miedo...
—Deja todo en mis manos, Anita.
***
Quedan 3 capítulos y el epílogo.