Epílogo.

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..3 años después...

Miriam volvía a casa tras haber tenido un día algo duro en el trabajo, llevar una discográfica a veces se le quedaba grande por que le quitaba muchísimo tiempo y mucho más siendo tan perfeccionista como lo era ella con todo.

En su coche retumbaba Johnny Be Goode de Chuck Berry. Un clásico.

La música se vio interrumpida por una llamada.

— Hola cariño. –Oyó la dulce voz de su esposa a través de los altavoces del coche. Miriam sonrió.

— Hola cielo. Ya estoy de camino a casa, no tardaré en llegar. –Oyó su risa. – ¿Qué hay para cenar?

— Pues empecé a hacer unos filetes de pollo pero...

—Se te han quemado. –Terminó por decir Miriam.

—Si. – Corroboró la otra voz. Aunque a pesar de sonar mucho más madura por el paso de los años a Miriam le seguía encantando ese pequeño acento tan marcado que tenía.

—¿Entonces pedimos una pizza? – Preguntó todavía con la sonrisa en la cara.

—Ya la he pedido.

—Adoro que seas una mujer tan lista. Siempre estás puesta en todo. – La otra voz empezó a reír. –Bueno, ya estoy llegando, ahora nos vemos cielo, te quiero.

— Te quiero. – Contestó la voz tras un suspiro.

Cinco minutos después Miriam llegó a su destino, aparcó el coche en el garaje de su casa y entró en la vivienda.

Miriam arrugó la nariz, notó el olor a quemado hasta en la entrada de su casa.

Pasó por el gran salón y por el comedor hasta llegar a la cocina donde se encontró con su mujer.

Tenía una coleta alta y ropa informal, ese día no había ido al trabajo y Miriam lo había notado.
Se acercó a ella por la espalda y le abrazó dejando también un sonoro beso en su mejilla.

Su esposa rió.
Por el rabillo del ojo vio la sartén en la pila de la cocina. Miriam prefirió ignorarlo.

—Que ganas tenía ya de estar contigo... –Dijo Miriam. –Te eché mucho de menos hoy.

—Yo también cariño. –Contestó la morena. Después de estar un rato más abrazada Ana se giró y habló. – He ido a la pastelería. – Miriam alzó las cejas.– Tenemos que celebrar tu cumpleaños, ¿No?. Aunque no te guste.

—Bueno, si solo lo celebro contigo me vale... –Ana sonrió. La pizza llegó y estuvieron cenando tranquilamente en el salón haciendo un poco el bobo y hablando un poco.

Conversaron de como le iba a sus seres queridos. Conversaron acerca de Mimi por Madrid tras haberse mudado con su nueva novia con la que había sentado un poco la cabeza. Había abierto varios locales y le iba bastante bien. Por otro lado Alfred decidió irse a la otra capital, Barcelona, y ahí abrió varias tiendas de instrumentos, música, electrónica y libros, vamos, lo que era su verdadera pasión.

Agoney al cumplir los dieciocho junto a Raoul se fueron de viaje para celebrar su mayoría de edad y al volver, volvieron mucho más unidos que nunca, ya eran oficialmente una pareja formal. Lo cual alegró a los padres de Ana y Agoney, los cuales esperaban con ansias ese momento.

—Bueno, es hora de sacar la tarta.. – Dijo en voz baja Ana. Miriam hizo el amago de levantarse pero su mujer prefirió pararla.– Ya voy yo. – Se adentró de nuevo en la cocina. – Cierra los ojos que voy.

Miriam sin rechistar le obedeció y escucho varios pasos a su alrededor.

"Abrelos" susurró Ana. Volvió a obedecerle.

No solo vio un hermoso pastel delante de ella, había un bonito sobre rosa.

—Ana...¿Qué es esto? – Preguntó la rubia. La morena se encogió de hombros, nerviosa.

—Es tu regalo... –Miriam frunció el ceño y cogió el sobre. Ana la miraba. Lo abrió lentamente y sacó la hoja de su interior. – No se si recuerdas que... Hace dos meses tu y yo fuimos a la clínica...–Miriam miró aquellos ojos color chocolate, sus manos empezaron a temblar. Empezó a leer. – Miriam...– No pudo contener sus lágrimas.

Se acercó a Ana.

— ¿Te han dicho algo más? ¿Seguro que estás...?

—¿Embarazada? Si, Miriam si. – Miriam le abrazó con fuerzas. – Cariño, agárrate que vienen curvas. – Se miraron. – Vamos a ser mamás.

— Te quiero...–Miró y acarició el estómago de Ana. – A ti también, te quiero con toda mi vida.

— Mejor habla en plural. – Miriam abrió mucho los ojos. – Por partida doble cariño. Vienen dos.

Miriam volvió su mirada al estómago de Ana. Sonrió.

—Vamos a ser una familia. – Miró de nuevo a su esposa. – Me has hecho la mujer más feliz del mundo.

Se acercó a ella y no pudo resistirse a besarla.

* * * *

Se vienen cosas muy chulas, estad atentxs a mis publicaciones, seguirá habiendo mucho más wariam.

Espero que hayáis disfrutado al igual que yo. Nos leemos. 💜

the reason [wariam]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora