Stress

1

Yoongi

El ordenador volvió a trabarse.

-¡NOOOO MI TRABAJO!

Tiré de mi pelo, hundiéndome en frustración. Hacía ya un rato que el internet funcionaba mal en la compañía y yo iba a matar a alguien.

¿Por qué tenía que pasar esto cuando tenía montón de trabajo?

Las lágrimas se me acumulaban de la desesperación y solo quería cavar un hoyo y morirme en él. Para colmo eran las cuatro de la mañana y no había dormido en todo el día, mezclando el café con bebidas energéticas.

El ordenador volvió a funcionar mientras yo repasaba las letras de nuestra próxima canción. Esto de ser un idol famoso estaba bastante bien, pero tenía sus defectos.

Trabajaba muchas horas al día, saltándome comidas y horas de sueño. Recibes tanto el apoyo como el desprecio de muchos por algo que has luchado a lo largo de tu existencia.

Muchas veces el esfuerzo se ve recompensado por nuestros queridos fans. Aunque también se me acelera la respiración y me enfado cuando las cosas no salen como yo planeo.

Mis músculos dolían después de tantas horas de entrenar, son incontables las veces que me he quedado dormido en el salón de prácticas, del puro agotamiento.

Pero todo eso también merecía la pena. Por ver su sonrisa.

Él siempre me apoya, me trae el café, me sonríe aunque yo no le devuelva la sonrisa.

Estaba apoyando mis mejillas en las palmas de mi mano, mirando a la pantalla, que mostraba la mitad de una canción. Mi cerebro se había quedado completamente en blanco, no podía más. Cada cosa que repasaba de la letra o el ritmo de la melodía me parecía una completa mierda. Todo lo era.

Estaba a punto de caer en la pura depresión, me iba a dar un maldito ataque de pánico.

Necesitaba respirar.

Respirar.

Respirar.

El sonido que hacía mi puerta al desbloquear la clave sonó en medio de mis gemidos y agonía. No me hizo falta darme la vuelta, ya que el olor de su perfume invadió el estudio.

-¿Yoongi hyung está bien?

Su dulce voz llegó a mis oídos y mi cuerpo reaccionó por si solo, relajándome al instante.

Me di la vuelta y puse mis ojos en él. Éramos más o menos de la misma altura, aunque a mi me gustaba decir que yo era más alto. Vestía con unos vaqueros negros y una camiseta ancha del mismo color. Su pelo estaba de un color gris azulado, brillante y tan suave que no puedes resistir las ganas de pasar tus dedos por él. Sus pequeños y brillantes ojos estaban medio cerrados, producto de su gran sonrisa. En sus lindas manos llenas de anillos traía una taza de café.

-No tenías por qué, Jimin, ¿sabes la hora que es?

Jimin asintió.

-Pero Jiminie pensaba que a lo mejor Yoonie se sentía solo...

Ay. Mi. Madre. En el grupo a veces teníamos la broma de que Jimin hablaba de si mismo en tercera persona cuando quería parecer adorable, aunque no hacía falta con esas mejillas sonrosadas y su cara en general.

Pero no pensaba que usaría esa voz con el tono con el que dijo aquella frase.

-B-Bueno algo solo sí me siento pero... sabes que necesito estar así para concentrarme.

Jimin volvió a asentir, sin quitar su sonrisa de la cara dejó la taza en mi mesa y se inclinó para ver mejor la melodía de la canción que tanto quería borrar.