Después de meditarlo por varios segundos y de saber que sólo quedaban cinco minutos para que el efecto de la posición terminara decidió mostrarle su patronus, Draco y Ron inmediatamente comprendieron lo que sucedía al ver el rostro del chico, ambos alistaron sus varitas para un ataque sorpresa.
- ¡Expecto Patronum!.- pronunció Harry.
Por unos momentos creyeron que había fallado pues sólo apareció humo plateado de la varita sin embargo éste se fue transformando hasta que finalmente se convirtió en un ciervo de enormes astas, el rostro de Umbridge fue épico, de inmediato comprendió que no se trataba de ninguno de sus conocidos, los tres chicos comenzaron a cambiar, para éstos momentos Draco ya le había quitado la varita, la mujer estaba realmente asustada, no comprendía cómo había sido posible que éstos tres hayan atravesado la enorme seguridad que había puesto precisamente para evitar éste tipo de situaciones.
- ¡Petrificus totalus!.- murmuró Ron, una vez que la vieron caer al suelo como piedra se voltearon a ver entre los tres, en primer lugar tenían que salvar a la pobre mujer que se encontraba en la sala de juicios, sin embargo sabían que estaba sumamente cuidada y estaba desapareciendo los efectos de la posición multijugos, podían sentir como sus rostros cambiaban.
- Es hora de irnos.- advirtió Harry, los otros dos chicos asintieron y los tres se subieron nuevamente al elevador, ya habían tomado el guardapelo del cuello de la Profesora.
Cuando llegaron al atrio, no vieron a Zabini por ningún lugar, estaban seguros que también había cambiado y que su vida corría mucho peligro, pues al estar sólo no había quien le advirtiera del cambio.
- ¡Chicos!.- escucharon que les llamaban desde atrás.
- ¡Bleise!.- dijo aliviado Draco - ¿qué haces?
- Pues me estaba escondiendo en lo que llegaban.
- ¡HARRY POTTER!- escucharon que gritaban a lo lejos.
- ¡Es Harry Potter!-
Los cuatro comenzaron a correr con todas sus fuerzas tratando de llegar a las chimeneas.
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Hermione se encontraba en casa viendo su moneda, su corazón le indicaba que algo malo había ocurrido, pues sabía perfectamente cuando duraban los efectos de la posición y ya era hora de que hayan regresado, algo malo debió de haberles ocurrido o sino Draco ya le habría enviado algún mensaje, o sus amigos, alguno de ellos tenía que haber enviado alguna señal.
- ¿Qué pasa chicos? Por favor envíen alguna señal- dijo la castaña viendo su moneda.
La desesperación estaba acabando con su paciencia, se puso de pie y comenzó a pasear por toda la habitación, pasaba su vista del reloj a su mano con la que sostenía la moneda, el reloj indicaban las 2:45 pm, sólo le quedaban 15 minutos, sino tendría que huir al bosque y esconderse, lugar donde sería muy difícil dar con los chicos pues inmediatamente tendría que conjurar los hechizos desilusionadores para evitar ser encontrada por algunos carroñeros o incluso los mortifagos. Cada vez caminaba más aprisa, ya tenía todo listo, bueno ella siempre estaba lista, todo lo importante se encontraba en su bolsita, incluidos algunos alimentos no perecederos por si no podían conseguir trasladaros por magia en caso de extremo peligro, ella sabía que había lugares en los cuales utilizar la magia sería de muy alto riesgo ya que la magia siempre deja huella.
Las manecillas del reloj seguían avanzando, no había forma de que se mantuviera en la misma habitación más tiempo. Cuando la manecilla grande señalaba el número 10 el corazón de la chica comenzó a latir con tanta fuerza que se mareó, la preocupación no combinaba muy bien con el embarazo, ella sabía que debería de conservar la calma a como diera lugar sino pondría en riesgo la vida de su bebé, pero era realmente difícil sabiendo en la situación en la que se encontraban ellos.