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–¿Segura de que no lo conoces, Saiko?

–No.

Yo no conozco a Wooseok, me digo.No lo conozco para nada.Bailo con desconocidos, muevo mis caderas al ritmo de la música y finjo que un par de oscuros ojos no miden cada uno de mis movimientos desde una esquina.

Sin embargo...

Es mentira.Todo es mentira.

Mientras lleno mi boca de palabras en vano, noches de hotel caricias clandestinas llenan mi mente.

Yo no conozco a Wooseok.No conozco la cantidad de lunares en su cuerpo, ni aquella zona en su cuello que lo hace gruñir.Él no me ha dado placer en múltiples maneras antes, no solo corporalmente sino en muchos más niveles.Jamás me ha echo sentir cosas que jamás había experimentado antes en mi vida por otra persona.No, no lo hizo.

No puedo decirle a Hinata nada aún porque todo se resume a esta noche.Lo que Wooseok sea para mí después de hoy podría o no cambiar.

–Se ve como una persona muy agradable.Me maté de risa cuando me lo presentaron.–Creo oírla mascullar antes de que se gire para inspeccionarme–¿Saiko?–Hinata me dirige una mirada intrigada, sosteniendo un vaso rojo entre sus delgados dedos–¿Te pegó mal ese cigarro o qué?

Apuro el trago y el alcohol quema mi garganta, pero lo recibo con gusto.Acercándome al cenicero más cercano, me deshago de las cenizas y sacudo ligeramente mi cabeza sintiendo el ritmo de la música.Mi teléfono suena pero lo ignoro.Sé exactamente de quién se trata.

A mi alrededor las chicas sacuden sus pequeñas caderas y sus faldas.Yo, en medio del colorido tumulto, no soy más que una mancha negra.Llevo puestos un par de jeans tan sueltos que mi trasero luce inexistente, acompañados de un enorme buzo negro.Estoy cómoda.La capucha encubre mi cabello, el cual está húmedo debido al sudor y tiene prendido un fuerte olor a cigarrillo.

–¿Saiko? Me estás preocupando...

–Adoro ésta canción.–Elevo uno de los dedos de mi vaso y sacudo la cabeza nuevamente.Jamás se me ha dado el baile como se me da el escuchar rap, desgraciadamente.La pista no es mi lugar.Prefiero quedarme a un lado y beber, escuchando buena música–I call him Ricky, he say he love me like Lucy...–Rapeo, sacudiendo pobremente mis caderas y virando mis ojos fuera de mi cavidad ocular.

Cuando sacudo mi trasero de una manera grotesca Hinata no hace más que reírse.

Hemos sido amigas la mitad de nuestras vidas y adoro nuestra relación.Ella es alegre, tan brillante como la purpurina de su ropa.Yo, por otro lado, tan amarga como un limón.Somos un par muy disparejo, pero no nos reprochamos nada nunca.

Me siento culpable por haberle mentido con respecto a mi extraña relación con Wooseok, pero en su momento no hubo nada que decirle.Sabía que no aprobaría lo nuestro y tampoco lo entendería.Nada entre ambos es fijo, nada está definido, no hay nombres para lo que somos juntos.

Él puede hacerte reír, puede ser adorable, puede guardar silencio cuando es necesario y escucharte.Jodemos con las luces prendidas, somos moralmente incorrectos, no nos preocupan las repercusiones.Cuando estamos a solas ambos mandamos el mundo al demonio y no tengo que cuidarme de ser la señorita que no soy con él porque el único momento en el que me mira desde arriba es cuando está sobre mí.Cuando estamos juntos no existen rótulos.Y en parte eso fue lo que me dio el valor necesario como para comenzar a abrirme, a permitirme amarlo.

Tomo otro vaso de la pequeña mesa junto a mí y doy otro trago, sintiendo mi teléfono vibrar.Hinata debe de ver el brillo en la pantalla, porque me llama la atención.

Realest » WooseokDonde viven las historias. Descúbrelo ahora