Déplier mes Ailes (Boku no Hero Academia)

Final de la velada.

La velada en la casa Baskerville transcurría con total calma lo que hacía que la peli-gris tuviera sueño, la mayor parte de la noche se lo paso hablando con los invitados tratando de no quedarse en un lugar demasiado tiempo, también tuvo que evitar a varias personas porque no soportaba las adulaciones e hipocresía, cuando llego a su límite se aparto de la multitud de forma sigilosa refugiándose en un rincón apartado.

-Desearía no haber olvidado mi celular en Japón- se lamentaba, pues en efecto por las prisas lo dejo sobre su cama.

La joven observo el lugar en busca de su madre y su abuela, a la primera la encontró charlando con un grupo de personas, que dedujo eran conocidos de ella por que hablaban animadamente, en cuanto a la segunda la vio conversando con una pareja que reconoció por sus investigaciones, eran los más cercanos a su familia materna, no poseían algún título sobresaliente pero eran bastante conocidos dentro de la aristocracia por sus numerosos negocios y contactos, entre ellos la casa Baskerville.

"La abuela nunca menciono el nombre o apellido de su candidato, pero si tuviera que apostar sería el segundo hijo de esa familia" analizaba sintiéndose observada.

Antes que pudiera localizar a su observador su abuela la llamo para que se acercara, la joven a regañadientes fue con su mejor sonrisa a posicionarse a lado de la mujer.

-Mi nieta Alizee nos deleitara con el piano- anuncio.

La peli-gris miro sorprendida a su abuela, eso no le había avisado.

"Está maldita vieja" decía en su mente "Tranquila Alizee, respira, no puedes matar a tu abuela... bueno, no frente a tantos testigos" sonrío ligeramente por una idea que se le paso por la cabeza "Bueno si quiere un espectáculo se lo voy a dar"

-Querida abuela me temo que no podre complacerte- habló con suavidad y calma conteniendo una risa al ver la cara de su abuela deformarse de la ira o vergüenza, si no fuera por los invitados se habría puesto a gritar- si me hubieras avisado un par de días antes me habría preparado, pues no he tocado el piano desde los diez años- se explico a la par que le hacía señas a uno de los empleados de la casa para que se acercara- pero si me permites puedo tocar el violín, entre todos los instrumentos es el que más me gusta.

Sin esperar la autorización de la mujer pidió al empleado que fuera a buscar el violín que estaba en el tercer piso junto a los otros instrumentos, la espera produjo una tensión entre ambas mujeres, con esa negativa mostraba sutilmente su rebeldía y su rechazo a ser manipulada por ella.

Luego de algunos minutos el empleado volvió a bajar con el instrumento en mano, el cual se la paso a la joven quien le agradeció con una sonrisa.

Ella miro a todos los presentes chocando con la mirada de su madre quien asintió con su cabeza en señal de apoyo y aprobación, después de todo ella ya conocía a su hija.

Con la aprobación de su madre comenzó a deslizar el arco por las cuerdas del violín, la melodía no se hizo esperar.

Con destreza y agilidad domino cada nota y el ambiente en el lugar, sin hacer pausa alguna toco la siguiente canción pero esta vez no era una clásica, con la mirada fija en su abuela sonrío viendo su expresión cada vez más tensa.