Superhero [Izuocha]

Superhero [One short]

Uraraka le sonreía todos los días, se reía de sus chistes y lo animaba constantemente.

Él se había vuelto un gran súper héroe porque ella que combatía a su lado, incansablemente, contra cualquier villano.

Ella se había alegrado cuando, al terminar sus tres años en U.A, el peliverde le confesó sus sentimientos. Lloraba de la felicidad y Deku no podía estar más feliz que en ese momento.

Se sintió flotar al juntar sus labios con su amante del mochi. Su efímera felicidad no podía ser más perfecta.

Uraraka lo ayudó a levantarse cuando apareció uno de los villanos más terribles en la historia de los súper héroes. Le dijo que no se rindiera, que se levantara y peleara a su lado.

Cuando le presentó a su novia a sus padres, su madre, sonreía de oreja a oreja.

—Es tan tierna, Izuku—Se secaba las lágrimas —. Bienvenida a la familia, Uraraka-san.

—Puede decirme Ochaco, señora Midoriya—Se rascó la cabeza la castaña.

Deku veía lo sonrojada que estaba y tomó su mano. Sus ojos castaños y verdes se fundieron por un instante.

El padre del muchacho sonreía. No podía estar más orgulloso de su hijo. Abrazó a su esposa y ambos le sonrieron a la pareja.

Uraraka había dicho que sí cuando le propuso matrimonio varios años más tarde.

Lucía radiante en su hermoso vestido de novia y él sonreía como idiota viendo cómo ella se acercaba al altar. Estaban a punto de unir sus vidas para siempre.

La acompañó en todos sus meses de embarazo. Velando por ella y su futura hija. Siempre complaciéndola y ayudándola cuando lo necesitaba porque ella lo era todo para él.

Uraraka estaba decaída en el hospital, débil, luego de haber dado a luz a su bebé.

—Izuku—Lo llamó.

Él se desperezó en la silla en la que dormía. Se despertó de inmediato al escuchar a su esposa decir su nombre.

—Estoy muy mal, Izuku—Le reveló.

—Ochaco-chan, no te vayas. Tú eres mi superheroína. Si no fuera por ti, yo no sería nada. Tú me levantaste cada vez que caía. Tú me amas a pesar de todos mis defectos. Te amo, Ochaco-chan—Depositó un beso en su frente.

—Izuku-chan—Le sonrió —. Te amo. Cuida a nuestra hija por mí.

Le sonrió a pesar de estar rota. Lo hizo a pesar de estarse muriendo en esa habitación de hospital.

—Descansa, Ochaco-chan—La besó en los labios.

Cuando se separó, ella ya no se movía. Le cerró los ojos y acarició su cabello.

Varios días después enterraron a Ochaco Uraraka. Sus amigos lloraban a mares por la gran pérdida pero el que estaba más devastado era Izuku.

—¿Cómo era mamá?—Preguntó su pequeña hija de cinco años.

La pequeña tenía el cabello castaño de su madre y los ojos verdes de su padre Izuku.

—Ella fue mi superheroína —Alzó a su pequeña —. Era la persona más fuerte que he conocido en la vida, mi niña.

—¿La amaste, papá?

—Mucho—Sonrió al recordar a Uraraka.

—Papá—Comenzó a llorar su pequeña niña.

—Tranquila, querida, ella está y siempre lo estará con nosotros—La alejó de sus miedos Izuku.

Tiempo después, la pequeña castaña, dejó flores en la tumba de su madre.

—A mamá le gustaban los crisantemos naranjas y amarillos ¿verdad, papá?

El peliverde asintió.

—Mamá es mi superheroína y tú, papá, eres mi súper héroe.

Izuku le sonrió a su pequeña. Ese hermoso ángel era el fruto del gran amor que había tenido con su difunta esposa.

—Mamá nos está mirando desde algún lugar, querida—Le ofreció su mano.

—Ya lo creo, papá —Le sonrió.

Para el amor de mi vida:

Fuiste y siempre serás mi superheroína. Puedes descansar en paz. No dudes en que cuidaré a nuestro pequeño tesoro.
Te amo y siempre lo haré, Ochaco Uraraka.

—Y ese fue el sueño que tuve, pequeña—Dijo Izuku con los ojos cristalizados.

Su hija se quedó muda. Lágrimas brotaron de sus ojos verdes y comenzó a sollozar.

—¿Izuku, qué le ha ocurrido ahora a nuestra niña?—Preguntó su esposa que acababa de regresar de comprar de la tienda.

—Aún puedo oír su voz—El joven héroe abrazó a su pequeña hija.

—Que no estoy muerta,idiota—Estalló una enojada Ochaco, quitándole a la pequeña de los brazos y negando con la cabeza—. Hola. ¿Se encuentra Iida-kun?—Habló por teléfono—. Izuku-chan y yo nos tomaremos un descanso. El trabajo ya le está afectando un poco.