Cuando abrió los ojos aquella noche no estuvo seguro de si estaba soñando o si lo que veía era real.
La ventana estaba abierta y la brisa se colaba por ella. Delante de ésta había un muchacho muy alto y delgado, esbelto. Con la piel pálida, el cabello blanco y unas facciones preciosas, con unos enormes y gruesos labios y unos ojos rojos que brillaban en la oscuridad.
Joo Heon, con la vista aún desenfocada por haber abierto los párpados después de haberlos mantenido cerrados durante tanto tiempo, le vio acercarse con lentitud hasta su posición y él respiró hondo. Algo asustado, algo aturdido. Algo curioso también.
El intruso se subió sobre la cama y le atrapó contra el colchón, dibujando una sonrisa traviesa en los labios.
Joo Heon jadeó cuando el más alto se inclinó y le besó en el cuello, dándole permiso para que el sendero de besos continuara, bajando y bajando hasta que pronto los dedos largos del intruso empezaron a desabrochar la camisa de su pijama.
Justo en ese momento estuvo enteramente convencido de que aquello era no más que un precioso sueño erótico, una hermosa fantasía. Y se sentía tan bien, se sentía tan real, que pensó que iba a derretirse.
Los dientes de ese chico delgado atraparon uno de sus pezones y él se vio obligado a arquear la espalda y gemir sutilmente.
Tironeó de la areola con los dientes, lamió con insistencia y no estuvo conforme hasta dejarla completamente endurecida y húmeda.
Siguió su recorrido atacando a el otro pezón, hasta dejarlo en el mismo estado que el que había recibido atención poco antes.
Joo Heon temblaba bajo el cuerpo del intruso debido al placer que éste le proporcionaba, y no opuso resistencia alguna cuando aquella lengua se hundió en su ombligo, mucho menos cuando sus pantalones y ropa interior fueron retirados y se encontró desnudo y expuesto de cintura para abajo.
Con la cara completamente roja como la tenía, miró al más alto con entero deleite, deseoso de que aquello continuara, que fuera a más. Abrió las piernas dejándole espacio al chico con cara de modelo y, en cuanto éste se instaló entre sus muslos y deslizó la lengua entre sus gluteos, Joo Heon gimoteó con expectación arrancándole en el acto una risita al muchacho de ojos rojos.
Levantó la cabeza y entrecerró los ojos para dejarse llevar por ese placer tan real, tan idílico. Tan intenso que se preguntaba si estaría soñando realmente y ese precioso chico entre sus piernas sería una fantasía o si sería real.
Aquella humedad entre sus piernas se dirigió hasta su entrada sin prisa y presionó con la sinhueso contra ella, penetrándole rápidamente y sin dificultad alguna, ocasionando que las uñas de Joo Heon se hundieran en las sábanas, que su espalda se levantara todavía más mientras sentía esa ávida, larga y caliente lengua inserirse en aquella obertura que ocultaba entre sus glúteos. Un movimiento insidioso y constante, casi rudo, con las manos hundidas en sus caderas para apretar el cuerpo del más bajo contra su boca tanto como era posible.
Le abría, humedecía ese hueco sin darle tregua, sin darle pausa, y pronto la habitación se llenó de jadeos. La piel de Joo Heon se perló en sudor y en su pene se acumuló gran parte de la sangre de su cuerpo, permitiéndole erguirse como si se tratara de un hermoso mástil que hizo que al intruso le brillaran los ojos, que se alejara de entre las piernas de Joo Heon sacando su lengua de su interior en el proceso y se relamiera los labios con hambre mientras observaba aquella erección.
Joo Heon se sonrojó ante la mirada hambrienta de ese extraño que estaba entre sus piernas, ese que abrió la boca para respirar hondo, permitiendo ver al más bajo un reflejo que no debía estar entre esos labios, un reflejo raro que el chico de los hoyuelos no entendió en ese momento.
El extraño se dio prisa en sujetar la base del pene de Joo Heon con sus dedos largos y se inclinó sobre su erección, causando que el más bajo alzara la cabeza y cerrara los ojos. Gruñendo y anticipando cómo se sentiría aquella boca siendo invadida por su erección.
Sorpresivamente para él, ese deleite que esperaba experimentar no llegó.
A cambio, sintió un doloroso pinchazo entre las piernas y lo que quiso escapar de sus labios no fue un gemido de placer sino un alarido de dolor; un alarido de dolor que se vio ahogado dentro de su propia garganta con la rapidez con la que el otro dobló su cuerpo para lograr taparle la boca sin separar sus labios del pene del chico.
Le había colocado su baja espalda contra su pecho para poder sostenerle bien y entonces le miraba fijamente.
Joo Heon en seguida se dio cuenta de esos ojos inquisitivos sobre los suyos, lo hizo nada más abrió los párpados para entender qué ocurría, para entender qué era lo que dolía tanto que le había hecho derramar incluso algunas lágrimas.
Se encontró con los ojos brillantes y hambrientos del intruso mirándole directamente y ese reflejo, ese algo raro que no había logrado identificar en esa boca, clavado en una de las venas de su erección.
El chico de labios gruesos tenía un par de afilados colmillos adornando la hilera superior de su dentadura y se dedicaba a succionar la sangre de Joo Heon directamente desde su pene erguido y duro.
Lloriqueó, pataleó porque dolía y el otro simplemente cerró los ojos y continuó nutriéndose sin prisas, disfrutando del sabor a hierro que invadía su boca y se introducía en su organismo. Hacía tanto que no probaba bocado que estaba sumamente hambriento.
Tragó algo menos de un litro y luego se detuvo, dejando caer el cuerpo del chico sin fuerzas sobre las sábanas.
Cuando quitó la mano de sobre los labios del humano, el otro solo siseó y gimoteó, causando ternura en el vampiro, que seguía sin entender cómo Joo Heon podía ser tan precioso.
Se inclinó de nuevo entre sus piernas y, aprovechando la facilidad que le daba que el pene del chico siguiera erecto, lamió sobre sus marcas de dientes repetidamente, una y otra vez hasta que con su saliva logró que las heridas cerraran y dejaran de sangrar, hasta que consiguió que el cuerpo de Joo Heon dejara de temblar por el dolor.
El muchacho estaba algo débil por la pérdida de sangre, respiraba muy despacio y apenas podía abrir los ojos, pero sobreviviría sin lugar a dudas. El vampiro no había querido herirle de ninguna forma.
Joo Heon era demasiado precioso.
Se volvió a subir encima de él y, con la misma parsimonia con la que le había desnudado, excitado y succionado su sangre, dejó un beso sobre sus labios y después acercó su boca al oído del más bajo.
"Volveré mañana" le murmuró "Si te portas bien y eres obediente, dejaré que te corras donde quieras y cuanto quieras" ronroneó sin prisas y con una sonrisa en los labios.
Se levantó de sobre el cuerpo del chico y, con el mismo sigilo y con la misma elegancia con la que había aparecido, desapareció sin dejar rastro.
Hyungheon | 2019.01.20
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Gloomy April » MONSTA X. Short Stories.
HorreurTodos ellos sabían que el amor brotaba como las flores en abril, con paciencia y sin prisas. Pero su amor florecía rojo en el infierno porque era falso, porque ellos no amaban a las personas a las que amaban. Amaban mancillarlas y poseerlas. Solo qu...