Capítulo 04

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Pasaron cinco días y por fin llegó el mes de Agosto. Katheryn y Thorsten seguían disfrutando de Hawái.

Después de haber nadado hasta quedar como pasas, decidieron repetirlo los siguientes días.

Ninguno de los dos quería irse y decidieron quedarse tres días más.

Thorsten sonreía a cada segundo y Katheryn perdía el aliento al verlo. Era como si él se hubiese transformado.

Un día antes de partir, ambos estaban sentados a la orilla del mar observando a las personas nadar y comían mariscos deliciosos.

-¿Por qué los mejores días suelen pasar rápido?—Katheryn extendió sus brazos y crujieron sus articulaciones.

-De seguro es porque se disfrutan mucho cuando estás con las personas adecuadas—respondió él con los ojos fijos en su té helado.

Los dos tenían el bañador puesto y parecían ser modelos listos para posar a una revista llena de glamur.

Incluso una mujer muy guapa con una cámara profesional colgando de su cuello se acercó a ellos preguntándoles si podía sacarles una foto. Katheryn vio a Thorsten asentir con una sonrisa y posaron para la foto, que seguramente la mujer recortaría para quedarse solo con él.

-Es para un collage que tengo en mi estudio—dijo la mujer al irse—deberían pensar en el modelaje, mis niños.

Comiéndose el último camarón, Thorsten miró a Katheryn con ternura.

-Pensándolo bien, creo que le tomaré la palabra a esa mujer—dijo.

-¿Piensas meterte a modelar?—se sorprendió.

-No, tontuela—aclaró—voy a comprarme una cámara como la que tenía y te voy a sacar miles de fotografías.

-Ni se te ocurra—lo amenazó con un tenedor.

-No sabrás en qué momento te sacaré una foto—se burló.

-Vaya. Serás oficialmente un acosador—rodó los ojos con diversión—entonces conseguiré dinero para comprarme una también y te sacaré fotos incluso cuando estés en el baño haciendo tus necesidades.

-¿Incluso duchándome?—elevó una ceja con picardía.

-Incluso duchándote—sentenció sonrojada.

-Entonces también te sacaré fotos duchándote.

-¡No!

-Estaremos a mano.

Se ruborizó el doble cuando él fingió tener una cámara en las manos e hizo el sonido del “clic”

-Podría vender a un buen precio una foto tuya en paños menores—bromeó.

-A mi me darían un millón de dólares con una sola foto de tu trasero—se partió de la risa y él se unió segundos después.

Regresaron al hotel para darse una ducha y ver un rato la televisión. Por muy absurda que le pareciera la idea, Katheryn estuvo muy alerta cuando se duchó. Sabía que Thorsten no tenía una cámara a la mano pero podría conseguirla. Así que cuando salió del baño, lo echó enseguida para vestirse.

-Me daré una ducha—le avisó él—y suelo hacerlo rápido. Así que no tardes en vestirte o no querrás que te mire.

-Fuera.

Cuando lo vio desaparecer por la puerta del baño, se apresuró a ponerse su ropa interior, luego unos pans suaves y cómodos y una blusa de tirantes muy fresca.

Raíces.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora