Quedamos un sábado, todo el grupo al completo. Era algo raro, no solíamos estar todos disponibles a la vez pero por un milagro lo conseguimos. Y cuando digo todos, es todos, los dieciséis al completo. Realmente, analizándonos, eramos un grupo extraños con gente de toda España, incluso alguien de Venezuela.
Pues decidimos quedar todos para salir esa noche de fiesta, a arrasar por las calles de Madrid y a reírnos del primero que se durmiese antes de las seis de la mañana.
Pero como no antes de salir hay que cenar y dado que era una ocasión especial quedamos todas las chicas. Vinieron incluso Noelia y Sabela, que vivían en sus respectivas tierras pero volaron hacia la capital.
Habíamos quedado en casa de María a las nueve, así que yo empecé a prepararme a las siete, para ir tranquila. Pero no fue posible porque a las ocho apareció Marilia por mi habitación, diciendo que se había echado una siesta de tres horas, empezó a rebuscar en mi armario para que le dejase algo y acabamos peleándonos con las almohadas.
Llegamos quince minutos tarde pero muy guapas. Marilia iba con un vestido negro corto pero de manga larga con unos tacones negros y se alisó el pelo; yo llevaba un top negro corto, unos pitillos negros (insistencia de Maria de unos días atrás) con unos tacones rojos y ligeras ondas en el pelo.
Nos abrió África, que hizo como que se desmayaba al vernos. Después de saludarla pasamos a dentro. Todas vivíamos en Madrid, menos la gallega y Noelia ,y como a las demás ya las había visto alguna vez en el último mes fui a por las otras.
A la primera que vi fue a Noelia a la cual me abalance para abrazarla muy fuerte, hacia tres meses que no nos veíamos en persona. Nos dijimos todo lo que nos habíamos echado de menos y que guapas estábamos.
La siguiente fue Julia, que estaba al lado, que me picó llamándome pesada ya que nos habíamos visto la semana pasada y habíamos comido juntas.
Después me fundí en un abrazo con Sabela, que era a la que más tiempo llevaba sin ver. Me contó que tal en su tierra,me enseñó fotos de Lolo, que según ella había cambiado. Yo le hablé de mi vida en Madrid y algún cambio que no sabia.
De camino a la cocina me encontré con Alba que se me lanzó y la tuve que coger al aire, se engancho como un koala y me recordó que tenía una sudadera en su casa que me la dejé la última vez que estuve allí.
Y en la cocina estaban dos de mis pilares en la vida. Maria me abrazó al grito de "que zorra" mientras me tocaba el culo asegurándome que me quedaba "de puta madre" el look que llevaba, y que ya sabia donde estaba todo que se iba a sentar que estaba cansada de trabajar en su propia casa. Me reí mientras la miraba salir de la cocina.
Y a la última que abracé fue a ella, la protagonista de mi noche, a Natalia. Me levantó un poco del suelo mientras me daba un beso en la mejilla y me abrazaba haciéndome girar levemente. Me aseguró que el lunes se iba a presentar si o si en casa de Marilia y mía, que nos echaba de menos y necesitaba opinión con un par de canciones, yo le dije que la puerta estaba abierta las veinticuatro horas.
Después de coger una cerveza salimos al salón con las demás, que estaban en el sofá. Estuvimos todas juntas hablando hasta que llamaron a la puerta y Maria volvió con cajas de pizza. Nos sentamos en su mesa, un poco apretadas ya que eramos nueve personas. Me puse entre Noelia y Maria pero hablamos entre todas.
-Quiero proponer un brindis- Dijo Maria, sentada en la punta, levantándose con su cerveza en la mano- Por nosotras y por la música. Y por estar cenando unas pizzas con cervecitas, mi sueño.
Chocamos nuestras bebidas entre todas, acompañadas de los típicos "Quien no apoya no folla" ,"El que no recorre no se corre" o "Por la virgen de la Guadalupe, si no follo, que me la chupen". Todas lo hicimos, yo también, realmente sin intención ya que era una noche con amigos, quien me iba a decir que se cumplirían las tres cosas.