~Capítulo único~

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La mayoría de los fans de Gazelle saben que la estrella de Zootopia vive en el Penthouse del Hotel Palma, el hotel más lujoso de la ciudad, pero pocos son los que alguna vez han logrado acercarse debido a que la única forma de acceder a la elegante habitación del piso 71 es por un elevador especial al que sólo Gazelle y un reducido número de empleados tiene acceso, lo cual lo hace perfecto para evitar que la cantante sea importunada en su propio hogar por sus fans, los paparazzis o algún otro animal molesto. Sin embargo, la obvia excepción a esa regla son los mamíferos que la propia gacela invita, y entre ellos estaba su novio, el tierno y gruñón de Finnick.

   La singular pareja estaba disfrutando la noche de un sábado de flojera donde prefirieron quedarse en el opulento departamento de la hembra a ver una película juntos.

   En el sillón de la sala de estar, una  bella gacela estaba sentada de piernas cruzadas usando únicamente una sudadera azul sin la capucha puesta y unas bragas negras para que su amante disfrutara de las exuberantes piernas desnudas que tanto le gustaban. Por su parte, Finnick permanecía sentado enfrente de ella, encima de un cojín verde para que la hembra no tuviera problemas en abrazar a su novio desde atrás, mientras que los pechos de ella descansaban sobre las orejas del fénec, para su deleite.

   Sin embargo, Finnick no se encontraba complacido del todo; cuando Gazelle sugirió que verían una película en su departamento, él no imaginó que en verdad verían películas en su departamento, sino que esperaba algo un poquito más... travieso, como la hembra suele ser con él en privado, así que el fénec intentó ponerse cariñoso y calentar un poco el ambiente, pero la chica sólo acariciaba sus enormes orejas, apretaba sus muslos contra su pequeño cuerpo o rascaba juguetonamente los costados de él, pero con claras intenciones de terminar de ver la película "Hembra Bonita" sin más interrupciones.

   —¿Sabes Cuernos? —interrumpió Finnick, dirigiéndose a su novia—. Cuando me dijiste que querías que pasara la noche en tu depa hoy, tenía otra cosita en mente.

   —Ay Finnick, claro que habrá mucho de eso más tarde, mucho más tarde... —comentó la cierva en un tono sugerente—... mientras no me duela la cabeza, claro...

   —Hija de... —farfulló irritado.

   —Pero primero quería pasar un ratito haciendo algo de novios ya sabes, algo un poco... romántico.

   —Oye, sabes que no soy exactamente el tipo más indicado para eso, literalmente soy justo lo opuesto.

   La hembra abrazó entonces a su amante y dirigió su hocico a una de sus sensibles orejas.

   —Claro que lo eres, bebé —le susurró en un tono seductor.

   El macho se retorció por la sensación perturbadora y al mismo tiempo placentera que la chica era capaz de provocar en él en una de sus zonas más fáciles de estimular; sin embargo se sobrepuso al registrar que, otra vez, ella lo había llamado así.

   —Ya te he dicho que dejes de decirme bebé, zopenca, —refunfuñó irritado, intentando sonar más molesto que avergonzado—, y no, no soy nada meloso ni pomposo.

   —Claro que sí, chiquito baby...

   —Grrrr... —gruñó absteniéndose de insultarla.

   —Lo eres, muy a tu manera, de eso no me queda duda, no por nada me fijé en ti.

   —Bah, entonces te vas a decepcionar, no deberías esperar mucho de mí.

   —Bueno, con tu tamaño tampoco hay mucho que... ¡ay!

   Finnick se separó abruptamente de su abrazo y saltó debajo del sillón.

   —¡Vete al cuerno, jirafona! —bramó encolerizado— ¡No soporto más que sigas fastidiándome con mi estatura, no soporto esa estúpida película, ni tu asquerosamente enorme departamento, y especialmente no te soporto a ti, maldita cabra!

No voy a besarte [Gazelle x Finnick]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora